La amenaza de incendio... angustia de Nigeria
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Nigeria
NADIE sabe exactamente cómo sucedió. Un joven llamado Sunday y sus dos amigos dormían a menudo en la pequeña farmacia donde trabajaban. No obstante, cerca de la medianoche todavía estaban despiertos. Quizás estaban leyendo o simplemente hablando cuando la habitación en la que se hallaban se sumió repentinamente en oscuridad. Sin embargo, los residentes de Lagos, Nigeria, están acostumbrados a los frecuentes cortes de la corriente eléctrica. Por eso es probable que Sunday fuera a tientas hasta el lugar donde se guardaban los fósforos y las velas y encendiera una vela. Sin duda, el calor de la noche adormeció a Sunday y a sus amigos. Mientras dormían, la vela se iba consumiendo...
Uno tan solo puede imaginarse el terror que tienen que haber sentido cuando el calor y el humo de un voraz incendio los despertó bruscamente. Los jóvenes gritaron pidiendo ayuda y trataron frenéticamente de abrir la puerta... pero era demasiado tarde. Perecieron víctimas de las llamas y de las emanaciones que emitieron las sustancias químicas que explotaron.
ESTE tipo de tragedia ocurre con mucha frecuencia en Nigeria. Un niño que juega con fósforos, un hombre que se queda dormido con un cigarrillo en la mano, alguien que deja un paño cerca de las llamas de una cocina... y repentinamente el amistoso fuego se ha convertido en asesino. De hecho, últimamente ha habido un sinnúmero de incendios que han destruido grandes mercados en muchas partes del país. Ha habido grandes edificios de oficinas que se han quemado completamente, hogares que han ardido en llamas y personas que han muerto víctimas de las llamas.
La nación se sobrecogió de angustia el lunes 24 de enero de 1983, cuando la Casa de NECOM (siglas en inglés para Comunicaciones Externas de Nigeria) llegó a estar rodeada de llamas. En este edificio de 37 pisos había equipo electrónico sumamente automatizado y costoso... el centro del sistema de telecomunicaciones de Nigeria. Este edificio de diseño atractivo, el más alto del África occidental, y conocido como el orgullo de Nigeria, ardió y quedó envuelto entonces entre el humo y la neblina del harmatána.
Joe trabajaba en este edificio y recuerda: “Poco después que estallara el incendio, aproximadamente a las 9.30 de la mañana, los trabajadores, presos del pánico, saltaban desde el quinto piso a la carretera, donde quedaban tendidos víctimas de fracturas. Uno de ellos murió. Otros trabajadores quedaron atrapados en la azotea a medida que las llamas envolvían un piso tras otro. Miles de observadores incapaces de ayudar lloraban y gritaban. Muchos oraban en voz alta, se arrodillaban y elevaban las manos sobre la cabeza en señal de aflicción. Los bomberos, cuyo equipo era inadecuado para un edificio tan alto, no pudieron hacer nada. Los trabajadores atrapados pedían ayuda desesperadamente hasta que cuatro helicópteros de las fuerzas aéreas de Nigeria los llevaron a un lugar donde estuvieron fuera de peligro”.
“Ya basta”, dijeron los nigerianos. Comenzaron a exigir que se tomaran medidas para prevenir los incendios en edificios públicos y pidieron mejor equipo para combatir los incendios. Aunque esto ciertamente sería de ayuda, difícilmente eliminaría algunas de las razones básicas del problema.
Tras la amenaza de fuego
¿Por qué, pues, ocurren tantos incendios en este país? En primer lugar, hay peligrosas condiciones de vida. La mayor parte de las familias en las ciudades de Nigeria viven aglomeradas en edificios de apartamentos. Preparan la comida en cocinas de aceite que están colocadas en corredores llenos de materiales combustibles. Los frecuentes cortes de corriente eléctrica las obligan a usar velas y lámparas cuyas llamas están sin protección. A menudo los ocupantes de una habitación conectan demasiados aparatos electrodomésticos a muy pocos enchufes eléctricos. Esta sobrecarga puede hacer que los cordones eléctricos se calienten demasiado y provoquen un incendio.
Los mercados nigerianos son también posibles candidatos para que ocurra un incendio. Estos complejos de cobertizos y tiendas de madera, atestados de gente y esparcidos desordenadamente, están llenos de materiales que arden fácilmente. De igual manera, las oficinas públicas no solo están llenas de personas y de materiales combustibles, sino que también carecen del equipo adecuado para combatir incendios. Estas condiciones pueden provocar un incendio. Pero hay otro posible elemento: ¡el incendio premeditado!
En algunas de las oficinas públicas que se han quemado se guardaba información relativa a ciertas investigaciones de fraude que se estaban llevando a cabo. Por lo tanto, hay quienes afirman que estos incendios los iniciaron personas que querían destruir pruebas que las perjudicaban. La inmensa cantidad de incendios ocurridos en los mercados, los cuales dieron a algunos la oportunidad de entregarse al saqueo en gran escala, también ha dado lugar a la sospecha de que se trate de incendios premeditados. Un editorial que se publicó en el periódico New Nigerian habló del “extraordinario patrón de incendios, saqueo y la acción de turbas” durante los incendios en los mercados, y dijo: “Todas las indicaciones señalan al hecho de que estos incendios en los mercados los provocaron pandillas de delincuentes que están bien organizadas”.
Por lo tanto, la amenaza de incendio es muy real. Pero ¿hay algo que puedan hacer los nigerianos para disminuir la amenaza? Sí, y algunas de las sugerencias del recuadro (página 16) pudieran resultar prácticas también en la parte del mundo donde usted vive.
En el número del 8 de junio de 1981 de ¡Despertad! puede hallar sugerencias útiles para hacer frente a un incendio. Dos trabajadores de la Casa de NECOM, Joe y Bose, pusieron en práctica los consejos que se dieron en esa revista. Joe, que trabajaba en el noveno piso, recuerda: “Cuando un funcionario subalterno me informó que el edificio estaba ardiendo, abrí la puerta y vi a la gente bajando las escaleras precipitadamente en confusión. Entonces, al pensar en cómo escapar, me vino a la mente lo que había leído en ¡Despertad! Recordé que debía tratar de permanecer calmado y no llenarme de pánico, que no debía usar ascensores, sino que debía usar más bien las escaleras de escape, porque los ascensores pueden convertirse fácilmente en trampas de las cuales no se puede escapar en caso de incendio. Además, ya me había familiarizado con la disposición de las escaleras y las salidas. Empecé a bajar por las escaleras de escape, pero cuando llegué al sexto piso, el humo me impidió seguir bajando. Al recordar que en la parte de atrás del edificio había una rampa para vehículos de motor, tomé aquella ruta y escapé”.
Bose tuvo una experiencia similar: “Cuando descubrí que el humo empezaba a subir por las escaleras hasta el piso 14, donde estaba ubicada mi oficina, puse sobre aviso a mis compañeros de trabajo y, dejando atrás nuestras posesiones, empezamos a buscar cómo salir del edificio. Las personas bajaban las escaleras precipitadamente y se apiñaban en un estado de pánico. Puesto que ya yo conocía la disposición de las salidas, grité a los demás: ‘¡Sigamos por aquí!’. Por lo tanto, muchos de nosotros pudimos llegar hasta el primer piso”.
Afortunadamente, sólo dos personas murieron en el incendio, principalmente porque el edificio tenía muchas salidas y el incendio estuvo restringido, al principio, a solo un ala de éste. No obstante, las víctimas del incendio murieron porque no sabían cómo obrar en caso de incendio.
No cometa usted el mismo error. No hay duda de que los incendios seguirán causando angustia en Nigeria, como la causan en muchas partes del mundo. Pero la amenaza de incendio se puede reducir grandemente si usted toma medidas razonables para protegerse a sí mismo y proteger a su familia.
[Nota a pie de página]
a El “harmatán” es un viento invernal seco que sopla desde el desierto del Sáhara hacia la costa occidental de África.
[Recuadro/Ilustraciones en la página 16]
Medidas para prevenir incendios y hacerles frente
Las habitaciones y los corredores llenos de objetos son lugares propicios para que estalle un incendio. Guarde ordenadamente en su sitio los periódicos, los libros y la ropa. Deshágase de los muebles que no necesite. Use con cuidado los equipos eléctricos y no sobrecargue las tomas de corriente. Si se usa una plancha, vea que se coloque en una base de acero y esté desenchufada cuando no se esté usando. Por naturaleza, las velas son peligrosas, pero si tiene que usarlas, asegúrese de ponerlas en una base a prueba de fuego, lejos de las cortinas y otros objetos que se puedan quemar. Asegúrese, también, de apagarlas antes de irse a dormir.
El fumar no solo es una fuente de peligro para la salud, sino una de las principales fuentes de incendios. Por lo tanto, ¡NO FUME! “Basta una chispa —dice la Biblia—, para hacer arder un inmenso bosque” (Santiago 3:5, La Biblia al Día). Además, mantenga fuera del alcance de los niños los fósforos, la gasolina y otros materiales inflamables. Explíqueles lo peligroso que un incendio puede ser.
Si estalla un incendio a pesar de todas estas precauciones, el prepararse de antemano pudiera salvarle la vida. Sería práctico que la familia participara en simulacros de incendio. Planee rutas de escape (y rutas alternativas) de cada habitación de la casa. Además, grabe en la mente de los miembros de su familia el hecho de que si estalla un incendio, deben salir del edificio en llamas inmediatamente. El tratar de salvar algunas posesiones materiales puede ser mortal. Permanezca en calma y concéntrese en hallar una salida. Una vez que esté fuera, puede pedir ayuda.