Los jóvenes preguntan...
¿Arruinará mi vida el ser un hijastro?
ALGUNOS expertos dicen que, de cada seis hijos de menos de 18 años de edad en los Estados Unidos, uno es un hijastro o hijastra. De continuar el ritmo actual de divorcios y nuevos casamientos, no menos de la mitad de los hijos hoy día pudieran pertenecer en algún período de su vida a una familia en que hay hijastros. Así que es muy probable que tú, o uno de tus amigos, forme parte de una familia en que hay hijastros. De ser así, entonces sabes que las presiones del proceso de adaptación pueden ser fuertes.
No obstante, Abraham Lincoln, quien fue presidente de los Estados Unidos, dijo con relación a su madrastra: “Todo lo que soy, todo lo que espero ser, se lo debo a mi angelical madre”. De modo que a algunos hijastros sí les ha ido bien en ese tipo de familia. El poder enfrentarse con éxito a las presiones especiales que son características de la familia en que hay hijastros depende mucho de que se tenga la actitud correcta.
El valor de la actitud correcta
A menudo lo que determina si te sentirás desdichado o te sentirás contento es cómo veas la situación. “Todos los días del afligido son malos; pero el que está bueno en el corazón tiene un banquete constantemente”, declara Proverbios 15:15. En otras palabras, una persona a quien las circunstancias desagradables hacen sentir “afligida” considera que cada día es un día malo, debido a su actitud. Sin embargo, ¡en las mismas circunstancias, alguien con una disposición alegre puede ver cada día como un banquete!
“De joven —escribió la autora Elizabeth Einstein en su libro The Stepfamily—, lo que me causó problemas no fue el hecho de ser hijastra; fue la manera como veía mi condición, la manera como me sentía por ser hijastra y lo que creía que otras personas opinaban de mí. —Ella sigue diciendo:— Mientras alimentaba la cólera que me producía el tener que crecer en lo que veía como una familia de segunda categoría, no podía apreciar la dicha de haber llegado a tener un padrastro que nos proveía una vida de familia estable.” De acuerdo, es más fácil decir que hay que desarrollar la actitud correcta que hacerlo. Pero ¿es la familia con hijastros necesariamente una familia de “segunda categoría”? Considera la información del recuadro de la página 19.
De modo que el vivir en una familia en que hay hijastros no produce automáticamente infelicidad. Las probabilidades de que te vaya bien en una familia con hijastros que sea estable son bastante buenas. Sin embargo, puesto que 44 por 100 de estas familias fracasan durante los primeros cinco años, ¿qué puedes hacer tú para contribuir a que la tuya tenga éxito?
Aprende a ceder
Cuando Jamie, de 15 años de edad, vivía sola con su madre, tenía su propia habitación y vestía ropa cara. Cuando su madre volvió a casarse y Jamie vino a formar parte de una familia de cuatro hijos, las cosas cambiaron. Tanto el espacio de que disponían en el hogar como los recursos económicos eran bastante limitados. “Ya ni siquiera tengo mi propia habitación —dijo ella en tono de lamento—. Tengo que compartirlo todo.” Pero pudiera ser que no fuera tan solo tu habitación a lo que tuvieras que renunciar. Tal vez cambie tu posición como el hijo único o el mayor. Quizás un “nuevo hombre” asuma ahora las responsabilidades que tenías en la casa. O pudiera haber sido que tú y tu mamá hayan sido como hermanas y hasta hayan dormido en la misma habitación, pero ahora tu padrastro te desplaza.
La cualidad cristiana de ser razonable es la clave. “Llegue a ser conocido de todos los hombres lo razonables que son ustedes”, recomienda la Biblia (Filipenses 4:5). La palabra original que se usó significaba “ceder” y transmitía el espíritu de alguien que no insistía en todos sus derechos legítimos. Así que trata de ser condescendiente. Si tienes que compartir tu habitación con un hermanastro, o hermanastra, date cuenta de que cada uno de ustedes tiene que ser considerado con la otra persona y con las posesiones de esa persona (Mateo 7:12). Alégrate de que ahora haya otro adulto capacitado que ayude a llevar la carga de las responsabilidades domésticas.
Cómo encararse al trato desigual
Después de admitir que su padrastro le mostraba amor, una joven añadió: “Pero hay una diferencia. En nuestro caso, él espera más, nos disciplina más, es menos comprensivo [...] que en el caso de sus propios hijos de la misma edad. Esto es algo que nos duele”. Muchos hijastros —y en algunas ocasiones, hijos biológicos— se quejan del trato desigual. No obstante, la Biblia recomienda: “No te des prisa en tu espíritu a sentirte ofendido, porque el ofenderse es lo que descansa en el seno de los estúpidos” (Eclesiastés 7:9). Para que no llegues a abrigar resentimiento, necesitas perspicacia para considerar los porqués. (Proverbios 19:11.)
Un padrastro (o madrastra) simplemente no va a sentir lo mismo para con su hijastro (o hijastra) que lo que siente para con su hijo (o hija), no tanto debido al vínculo sanguíneo con su hijo propio, sino debido a la experiencia compartida en la vida. Incluso en una familia biológica, uno de los padres pudiera amar a un hijo más que a otro (Génesis 37:3). No obstante, hay una distinción importante entre el ser equitativo y el ser justo. Cada persona tiene su propia personalidad y necesidades diferentes. Así que, en vez de preocuparte demasiado en cuanto a si se te trata equitativamente, trata de ver si tu padrastro (o madrastra) se esfuerza por satisfacer tus necesidades. Si crees que éstas no están siendo satisfechas, entonces considera calmadamente el asunto con tu padrastro (o madrastra).
Puede que a veces tengas una “causa de queja” que sea válida, pero ¿puedes pasarla por alto en amor cristiano? (Colosenses 3:13.) De vez en cuando, tus hermanastros o hermanastras pueden ser una fuente de controversia. La Biblia dice que los medio hermanos de Jefté lo trataron injustamente. Hasta lo obligaron a irse de la casa. Sin embargo, ni siquiera el trato injusto de que fue objeto arruinó su vida. Llegó a ser un hombre de cualidades excelentes, ¡y más tarde sus medio hermanos tuvieron que humillarse y suplicarle que los ayudara! Jefté era demasiado justo para guardar rencor; antes bien, verdaderamente ‘venció el mal con el bien’. Tú puedes hacer lo mismo. Nunca olvides que todos los hijos en tu nueva familia, no solamente tú, pudieran estar luchando con algún asunto de índole emocional, y esto tiene que resolverse antes que la nueva situación sea aceptable. (Romanos 12:21; Jueces 11:1-9.)
¡La paciencia da resultados!
“Mejor es el fin de un asunto posteriormente que su principio. Mejor es el que es paciente que el que es altivo de espíritu” (Eclesiastés 7:8). ¡Esto es especialmente cierto en el caso de una familia en que hay hijastros! Normalmente se necesitan varios años para que entre los miembros de la familia se desarrolle un grado de confianza que les permita sentirse a gusto unos con otros y para que diversos hábitos y valores se combinen en una rutina viable. ¡Sé paciente! No esperes experimentar ‘amor instantáneo’ o que el resultado sea una ‘familia instantánea’.
Cuando la madre de Thomas volvió a casarse, él se sentía incómodo, para no decir otra cosa peor. Su madre tenía cuatro hijos, tres de ellos eran adolescentes, y el señor con quien ella se casó tenía tres hijas... dos de las cuales eran adolescentes. “Teníamos peleas, discusiones, perturbaciones, tensiones emocionales terribles”, escribió Thomas. ¿A qué se debió que con el tiempo tuvieran éxito? “Al aplicar los principios bíblicos, los asuntos se resolvieron; no siempre al instante, pero, con el tiempo y la aplicación de los frutos del espíritu de Dios, se allanaron finalmente las asperezas” (Gálatas 5:22, 23). Sí, muchas familias con hijastros han hallado que el comprometerse personalmente a poner en práctica los principios bíblicos es lo que permite que con el tiempo tengan éxitoa.
Muchos son los beneficios que se derivan de una familia con hijastros que ha sido edificada con éxito. La combinación de diferentes estilos de vida enriquece y profundiza tu campo de experiencia. Si te enfrentas honradamente con los desafíos del proceso de adaptación y tratas de resolverlos, desarrollarás habilidades que son de valor incalculable en el exigente mundo de hoy. Aprendes a aceptar que algunas cosas no van a ser como quieres que sean. “Sé que puedo ajustarme a un millón más de situaciones debido a las cosas a las que me he visto sometida —dice Mandy, adolescente que pertenece a una familia en que hay hijastros—. Soy más flexible de lo que solía ser. Ahora comprendo mejor los problemas de otras personas y creo que soy una mejor amiga.” El vivir en una familia en que hay hijastros ciertamente no arruinó la vida de ella... ¡y tampoco tiene que arruinar la tuya!
[Nota a pie de página]
a Véase el artículo “Cómo edificar con éxito una familia en que hay hijastros” en el número del 15 de octubre de 1984 de la revista La Atalaya.
[Recuadro en la página 19]
¿Es inferior, o superior, una familia en que hay hijastros?
“En lo que toca a todas las diversas características de conducta que se estudiaron, los hijos que viven con padrastros desempeñan un papel igual de satisfactorio, o un papel igual de pobre, que los hijos que viven con sus padres naturales.” Ésta es la conclusión a que llegaron los investigadores Paul Bohannan y Rosemary Erickson en un estudio que abarcó 190 familias, de las cuales 106 tenían padrastros. Hallaron que ninguna de las presiones que se asocian con una familia en que hay hijastros “parece afectar la salud mental de los hijos ni sus posibilidades de lograr un ajuste social que sea satisfactorio”.
Un estudio que se llevó a cabo para determinar cuánta tensión sentían los adolescentes en una familia en que hay hijastros reveló “que, en nueve de las once categorías que describían áreas de tensión en la vida de una familia en que hay hijastros, los sujetos manifestaron más reacciones ‘libres de tensión’ que reacciones ‘llenas de tensión’”. (Las cursivas son nuestras.) Este estudio, que abarcó 103 adolescentes que formaban parte de familias con hijastros, se publicó en Family Relations (julio de 1983). Las áreas de tensión que se consideraron fueron divididas en lealtad, disciplina, expectativas irrealistas, cuestiones sexuales, y otras. El estudio concluyó: “Esto pudiera indicar que hasta en los campos que son causa de preocupación hay familias con hijastros que abordan la situación de manera relativamente libre de tensión”. Esto fue cierto especialmente en el caso de los que habían formado parte de familias con hijastros por más de dos años.
[Ilustración en la página 20]
¡Les presento a su nueva hermana!