Los accidentes... su causa, y cómo prevenirlos
Pregunta: ¿Qué epidemia causa enorme sufrimiento e incontables formas de incapacidad física, es una causa principal de muerte a cualquier edad, acarrea un enorme costo a la sociedad, se halla en todos los países y, no obstante, rara vez figura en los programas de estudio de las facultades de medicina o en proyectos de investigación?
Respuesta: Los accidentesa
LA PREGUNTA de arriba pone de relieve esa plaga del día moderno... los accidentes. De hecho, en los países industrializados, los accidentes son la principal causa de muerte entre las mujeres menores de 34 años de edad y los hombres menores de 44 años. Pero si uno está consciente de la seguridad, puede identificar la mayoría de las causas de accidentes, y así reducir los riesgos para la vida y los miembros del cuerpo. ¿Cómo se puede lograr esto? Examinemos tres aspectos en que podemos estar más conscientes de la seguridad.
Caídas
En nuestra era de lo espectacular y lo exótico, lo sencillo y lo corriente son todavía causas principales de lesiones y muertes. En muchos países, las caídas son la causa de muerte número uno en el hogar. Por ejemplo, en los Estados Unidos, después de los accidentes automovilísticos, las caídas son la causa principal de fracturas faciales y resultan en unos 14.000.000 de heridas y unas 15.000 muertes al año. Y en Nueva Zelanda, las caídas lesionan a 28.000 personas (cerca de 1 por 100 de la población) cada año y cuestan unos 12.000.000 de dólares a las compañías de seguros.
¿Quiénes son más propensos a sufrir una lesión o la muerte debido a una caída? Los jovencitos y las personas de edad avanzada. Las zonas de peligro donde ocurren la mayoría de las caídas son: los escalones, el hielo, las alfombras y las bañeras. La gran mayoría de las caídas no ocurren desde una gran altura —como las que de vez en cuando se convierten en noticias—, sino que son solo al piso o suelo inmediato bajo los pies de uno. El atender bien los quehaceres domésticos es la clave para la prevención de este tipo de accidente. Al mantener limpio y ordenado el hogar o el lugar de empleo, se elimina la principal causa de accidentes.
Incendios
Vivimos, trabajamos, y a veces nos reunimos para celebrar reuniones en un mundo cada vez más combustible y tóxico. A pesar de la presencia del acero, el ladrillo y el hormigón, estamos rodeados de líquidos volátiles, combustibles gaseosos, y muebles de plástico que, cuando se queman, pueden liberar gases mortíferos.
En el hogar, la mayoría de los incendios son causados por tres elementos... hombres, mujeres y niños. En los Estados Unidos, cada 45 segundos comienza un incendio doméstico. En el Japón, cada siete minutos estalla un incendio, y cada nueve minutos se incendia por completo una casa. No obstante, la mayoría de esos incendios podrían haberse prevenido.
Padres, ¿dejan ustedes a sus hijos en el hogar sin la supervisión de algún adulto? En un abrir y cerrar de ojos, su hijo puede sufrir un accidente. El dejar desatendidos los alimentos que se están cociendo en una cocina ha sido la fuente de muchos incendios. Las escaldaduras son la segunda de las causas principales de muerte entre los niños que son víctimas de quemaduras. Además, el aumento vertiginoso en el precio del combustible derivado del petróleo que comenzó hace una década ha introducido las estufas que funcionan con leña en una generación que no está familiarizada con las características singulares y el mantenimiento necesario de ellas. El resultado ha sido que centenares de personas han sufrido quemaduras o han muerto quemadas.
La más mortífera de las causas de incendios domésticos es el fumar tabaco. El quedarse dormido con un cigarrillo encendido resulta en que miles de personas mueran quemadas cada año. No solo el fumador es una víctima, sino que también sufren la familia y los vecinos. Cuando un cigarro o un cigarrillo prende fuego a un mueble, las llamas pueden esparcirse rápidamente a través del resto de la casa y saltar a edificios cercanos.
Suponga que en este momento la casa o el edificio donde usted está estallara de repente en llamas. ¿Podría hallar usted la escalera de escape de incendios? Los incendios accidentales no anuncian su llegada. Prepárese para lo inesperado. Al entrar en un edificio o en una habitación, localice las escaleras de escape de incendios; planee mentalmente rutas de escape. En el hogar, como familia, planee y practique con regularidad por lo menos dos caminos de escape, y escoja de antemano un lugar donde han de reunirse cuando salgan de la casa. Esto evitará el pánico e impedirá que se cometa impulsivamente un error mortal.
“Si usted o su ropa se incendia, recuerde estos tres puntos: DETÉNGASE; ÉCHESE AL SUELO; DÉ VUELTAS.” Este es el consejo de Chuck Fierson, bombero e instructor —según lo informó The Express, de Easton, Pensilvania, E.U.A.—. El objetivo de usted es apagar el fuego.
○ DETÉNGASE: No corra. El correr aumenta la cantidad de oxígeno que alimenta el fuego. Mientras mayor sea la cantidad de oxígeno, con mayor intensidad arderá el fuego.
○ ÉCHESE AL SUELO: Caiga al suelo inmediatamente. Acuéstese. No permanezca de pie.
○ DÉ VUELTAS: Dé vueltas una y otra vez con los codos pegados a los costados de su cuerpo. Cúbrase el rostro con las manos. Esto ayudará a apagar el fuego, prevenir la desfiguración facial y prevenir que gases calientes le quemen los pulmones.
De viaje
No es exageración calificar de plaga moderna las muertes y las mutilaciones que ocurren al viajar. No hay vacuna contra las muertes en las carreteras. Un accidente de tráfico puede ocurrir en un instante, pero sus efectos pueden durar toda una vida y afectar la vida de muchas personas.
Cada año, por todo el mundo, 225.000 personas pierden la vida en las carreteras, y un sinnúmero de millones de personas resultan heridas, lo cual deja a decenas de miles lisiadas o tullidas. El costo emocional y financiero de estos accidentes es incalculable. En un solo país, Nigeria, ciertas “estadísticas gubernamentales muestran que la cantidad de muertes en accidentes automovilísticos aumentó de 29.000, en 1979, a 32.000, en 1980, y a 34.000, en 1981”, dice la revista World Health.
Tanto los niñitos como los adolescentes son vulnerables a los accidentes automovilísticos, pero por razones muy diferentes. A menudo los adolescentes y los adultos jóvenes sucumben a su propia insensatez. Los niñitos son casi siempre víctimas de la negligencia de otra persona. Por ejemplo, en los Estados Unidos, “los accidentes automovilísticos matan y lesionan a más niños, entre las edades de 0 a 4 años, que los que murieron y quedaron lesionados durante el peor año de la epidemia de polio”, informa Human Factors Society Safety Technical Group Newsletter. Y World Health menciona esto acerca de la juventud de Nigeria: “Los jóvenes de escuela secundaria y universidad están más expuestos a morir en la carretera que a morir de enfermedades contagiosas”.
Un remedio sencillo para las lesiones en la carretera, pero que a menudo se pasa por alto, es el uso habitual del cinturón de seguridad. El Departamento de Transportación de Londres encontró que seis meses después de entrar en vigor la ley de abrocharse el cinturón de seguridad, la cantidad de víctimas de accidentes que hubo que hospitalizar disminuyó una quinta parte. En el caso de los niños menores de cuatro años de edad, el uso debido de asientos sujetadores en el automóvil es literalmente un medio salvavidas. Los asientos especiales para niñitos mientras viajan en automóvil están entre las medidas salvavidas más eficaces posibles —según una investigación publicada en The Journal of the American Medical Association—.
Note este hecho escalofriante: Si un automóvil que viaja a 48 kilómetros por hora (30 millas por hora) choca, un bebé de 4,5 kilogramos (10 libras) que vaya dentro se golpeará contra el tablero de instrumentos con la misma fuerza con que se golpearía en el suelo un bebé que cayera desde una altura de tres pisos. Por consiguiente, ¡abróchese el cinturón! ¡Acostúmbrese a hacerlo usted, y acostumbre a su familia también!
La ignorancia, el descuido, el egoísmo y la impaciencia son las causas fundamentales de la mayoría de los accidentes de tráfico. Al conducir, ¿ha notado usted estas características en sí mismo? ¿Las han notado otros? Por ejemplo, ¿cómo reacciona usted cuando otro vehículo cruza bruscamente frente al suyo? Para evitar que salgan a relucir sentimientos peligrosos, desarrolle una buena actitud, una que esté libre de resentimiento, frustración y cólera. En pocas palabras, domine sus emociones. Siga este consejo sabio: “La prudencia consiste en refrenar el enojo, y la honra, en pasar por alto la ofensa”. (Proverbios 19:11, Versión Popular.)
Otra manera como usted puede aumentar la seguridad en la carretera es aprendiendo más acerca del tráfico, las condiciones del tiempo, y su automóvil. De mayor importancia aún, conozca sus aptitudes, así como sus limitaciones personales. El resultado es buen juicio, que es producto de una actitud correcta y conocimiento exacto.
¿Qué más contribuye a que uno sea un buen conductor? Varios investigadores encontraron que los conductores prudentes tenían esto en común: “Conducían con concentración absoluta y parecían tener la capacidad de colocar su vehículo perfectamente en el tráfico y prever, siempre prever lo que pudiera ocurrir adelante”. Además, “eran corteses con los peatones y otros conductores”. ¿No esperaría usted ver esto especialmente en un cristiano verdadero, ya que él cree en la regla áurea de ‘hacer a otros lo que él quisiera que otros le hicieran’? (Mateo 7:12.)
Por lo tanto, despliegue buenos modales y conduzca a la defensiva, como si su vida y la de otros dependieran de ello.
La gente también viaja en transporte público. He aquí unas cuantas sugerencias de seguridad al viajar en autobús o tranvía:
○ Esté alerta a escalones o pavimento resbaladizos cuando entre en el vehículo o al salir del mismo. Tenga cuidado con el tráfico.
○ Tenga listo el dinero de la tarifa. El buscar cambio cuando uno está dentro del vehículo pudiera causar pérdida de equilibrio.
○ Tenga una mano libre para sujetarse de la barra. Sujétese bien cuando el vehículo disminuya la velocidad o doble en las esquinas.
○ No se lance a la calle por detrás del vehículo ni por delante del mismo.
○ Cuando camine de noche, vista ropa de color claro o lleve consigo una linterna de mano.
Sea que estemos en el hogar, en el trabajo, o de vacaciones, nuestra vida está en peligro todos los días. No es posible eliminar todos los peligros, pero podemos eliminar la mayoría de sus causas si estamos conscientes de la seguridad. El inspector general de sanidad de los Estados Unidos declara: “Quizás hasta la mitad del índice de mortalidad estadounidense [...] se haya debido a conducta o estilo de vida nocivo”. En otras palabras, para vivir sin peligro, tenemos que estar más que informados. Tenemos que desarrollar y mantener un modo de vida responsable, alerta y que refleje interés en otros. ¿Ha llegado a ser la seguridad un modo de vivir para usted?
[Nota a pie de página]
a Citado de World Health, la revista oficial de la Organización Mundial de la Salud.
[Recuadro en la página 5]
Puntos para prevención (respecto a caídas)
• ¿Están bien alumbradas todas las escaleras?
• ¿Están firmes los pasamanos de todas las escaleras?
• ¿Están fijadas al suelo todas las alfombras pequeñas o tienen por debajo un refuerzo antideslizante, incluso las que están en las escaleras?
• ¿Están en buenas condiciones todos los escalones y andenes exteriores?
• ¿Hay en los dormitorios lámparas que se pueden alcanzar desde la cama o lamparillas nocturnas?
• ¿Están los muebles colocados de modo que no sirvan de obstáculos?
• ¿Hay en el cuarto de baño, cerca de la bañera o la ducha, barras de las cuales sujetarse y alfombras de goma o tiras de material antideslizante en la bañera?
• ¿Están la barra de la cortina de la ducha, las barras para las toallas, y la jabonera sujetas firmemente a la pared del cuarto de baño?
• ¿Seca usted prontamente el agua (o cualquier sustancia grasosa) que se derrama en el piso del baño y en el de la cocina?
• ¿Cierra usted las puertas y gavetas de las alacenas cuando termina de buscar en ellas?
• ¿Recogen los niños sus juguetes y los guardan tan pronto como terminan de jugar?
• ¿Utiliza usted una escalera o escalerilla fuerte, en lugar de una silla tambaleante, cuando tiene que alcanzar lugares altos?
[Recuadro en las páginas 6, 7]
Puntos para prevención (respecto a incendios)
• ¿Hay detectores de humo o calor en lugares apropiados (al menos uno por piso), y reciben mantenimiento adecuado?
• ¿Tienen pijamas a prueba de fuego todos en la familia, particularmente los niños, los de edad avanzada y los minusválidos?
• ¿Están los fósforos y líquidos inflamables completamente fuera del alcance de los niños?
• ¿Están los mangos de las ollas alejados del borde de la cocina, pero no sobre las hornillas?
• ¿Hay un extintor de incendios adecuado en la cocina?
• ¿Cierra usted la puerta de su dormitorio cuando se va a dormir, a fin de retardar la entrada de fuego y humo?
• ¿Desenchufa usted los electrodomésticos cuando no los usa, y cuando los usa, hay suficiente espacio alrededor de ellos para prevenir que prendan fuego a materiales cercanos?
• ¿Almacena usted todos los paños inflamables en latas de metal selladas?
• ¿Ha quitado usted los cables eléctricos que cruzan por debajo de las alfombras o por encima de los radiadores? ¿Ha reparado o reemplazado los cables desgastados?
• ¿Están todos los muebles, así como las cortinas, a por lo menos un metro (3 pies) de la chimenea o la estufa de leña?
• ¿Está hecha de material ininflamable la cubierta de la tabla de planchar?
• ¿Mantiene usted alejados de las bombillas del ático o del armario los materiales inflamables?
• ¿Evita usted almacenar en el sótano o el ático periódicos viejos y objetos inflamables?
• ¿Se limpian e inspeccionan las chimeneas y humeros al menos una vez al año?
Guía del viajero para sobrevivir en un hotel incendiado
• Alójese en hoteles que tengan detectores de humo, alarmas y un sistema de aspersión automática.
• Al registrarse, pregunte sobre el procedimiento de evacuación y las señales de alarma.
• Planee cómo escapar en caso de incendio. Cuente las puertas entre su habitación y las escaleras más cercanas. Revise las escaleras que conducen al exterior y vea si la puerta de la azotea abre.
• Conozca su propia habitación. Tenga paso libre hacia la puerta, y mantenga la llave cerca de la cama. (Necesitará la llave si tiene que entrar de nuevo en la habitación.)
• Llene de agua el recipiente para hielo.
• Si algo le despierta de noche, investigue. Si le huele a humo, gatee. (Los gases venenosos carecen de olor y ocupan los espacios desde el techo hacia abajo.)
• Toque la puerta. Si está caliente, no la abra. Si está tibia, ábrala lentamente.
Si se puede pasar por el pasillo, gatee a lo largo de la pared del lado donde están las escaleras.
Si no está libre el camino hacia abajo, salga por la azotea. Mantenga la puerta abierta.
Si no es posible escapar, regrese a la habitación, cierre la puerta, llame a la recepción o al servicio de bomberos.
Trate de alertar a los transeúntes, haga señales con las manos o grite.
• No use los ascensores.
• En la habitación, llene de agua la bañera, coloque en las aberturas alrededor de la puerta toallas o ropa de cama mojadas, y utilice una toalla húmeda como filtro para respirar.
• Si no hay humo en la habitación, mantenga cerradas las ventanas. Si el incendio es en el exterior, quite las cortinas y mude lejos de las ventanas todos los artículos inflamables.
• Si está alojado más arriba del tercer piso, no salte. Mantenga su juicio, evite que el fuego penetre en la habitación, y espere a que acudan en su auxilio.
[Ilustraciones en la página 8]
Los asientos de seguridad para niñitos mientras viajan en automóvil están entre las medidas salvavidas más eficaces posibles
Al subir a un autobús, tenga listo el dinero de la tarifa y mantenga una mano libre para sujetarse de la barra