De nuestros lectores... Reacción respecto al abuso sexual de menores
EL NÚMERO del 22 de enero de 1985 de ¡Despertad! presentó una serie de tres artículos titulada “El abuso sexual de menores... usted puede proteger a sus hijos”. En el mundo actual, este tema desagradable es uno de los cuales los padres deben estar conscientes, y muchos de nuestros lectores han escrito cartas para expresar agradecimiento por la información que se publicó. Quisiéramos compartir algunas de esas expresiones.
“Sus sugerencias fueron muy útiles”
He aquí parte de una carta procedente de los Estados Unidos: “Muchísimas gracias por la información acerca del abuso sexual de menores. Cuando éramos niñas, un primo abusó sexualmente de mi hermana y de mí. Ahora ambas tenemos hijos y queremos hacer todo lo que podamos para proteger a nuestros hijos. Ciertamente aplicaremos el consejo sano de esta serie”.
De los Estados Unidos: “Verdaderamente agradecí la serie ‘El abuso sexual de menores... usted puede proteger a sus hijos’. Sus sugerencias fueron muy útiles y sencillas. Tengo un par de sugerencias que quisiera compartir con ustedes: Puede ser peligroso para los niños el tener sus nombres escritos en sus camisas. Es más probable que ellos se vayan con un desconocido que sepa su nombre. Además, cuando los niños son traviesos, a menudo algunos padres los amenazan al decirles: ‘¡La policía te va a atrapar!’. Esto hace que los niños tengan miedo a la policía y tal vez no quieran abordar a un policía si alguna vez necesitan ayuda”.
De los Estados Unidos: “Después de haber leído de nuevo el número del 22 de enero de ¡Despertad! acerca del abuso sexual de menores, quiero que sepan que este es uno de los mejores que he leído. Por supuesto, hubiera querido tener esta información hace varios años, antes que se abusara de mis dos hermosas nietas de modo sumamente terrible y despiadado. Pero si esta impide que otros niños sufran como ellas han sufrido, estaré contenta”.
“Yo fui víctima”
Muchas cartas que hemos recibido confirman el daño terrible que el abuso sexual de menores produce. Por ejemplo, he aquí una carta de Inglaterra: “Gracias por los artículos recientes acerca del abuso sexual de menores. Yo fui víctima de abuso sexual cuando niña y experimenté sentimientos parecidos a los que se informan en la serie. Aun en la actualidad, después de muchos años, tengo que contenerme porque me conmuevo mucho al leer u oír de estas cosas que ocurren a niños”.
Otra carta de Inglaterra dice: “Fui víctima de incesto por un período de varios años, desde que tenía unos cinco años de edad. El ofensor era mi padrastro. Lo que experimenté a manos de él fue tan traumático para mi mente joven que gran parte de aquello quedó sumergido en mi subconsciencia hasta hace solamente unos cuantos meses. Los recuerdos, una vez provocados, surgieron como cierto tipo de pesadilla.
”Algunas personas quizás consideren que la serie es una reacción exagerada y tal vez les escandalice la idea de hablar con sus pequeñuelos sobre lo que estos deben hacer si alguien —incluso un pariente cercano— tocara sus partes pudendas del cuerpo o les pidieran que miraran o tocaran las suyas. Tengo algo que decir a esas personas: ‘El consejo de la serie es excelente’”.
“¿Quién te creería?”
Algunas cartas que hemos recibido arrojan luz sobre las tácticas de las personas que abusan. Una lectora de Inglaterra escribe: “Cuando yo era niña, un hombre de edad avanzada a quien tenía mucho respeto abusó de mí. Como la serie sacó a relucir, el hacer caricias indecentes (que fue a lo cual se limitó el abuso) se disimulaba con juguetear y cosquillear. Esto me dejó con tremendos sentimientos de culpabilidad y vergüenza”.
Una lectora que vive en los Estados Unidos nos recuerda que no son solo adultos quienes abusan sexualmente de niños. Ella escribe: “Aconsejé a mis hijos en cuanto a los adultos, y jamás me imaginé que sería una niña de nueve años y medio de edad quien acariciaría indecorosamente a mi hija de cuatro años de edad”.
Otra lectora que vive en Inglaterra nos dice: “Mi padre adoptivo era juez; por eso, cuando él comenzó a abusar de mí, yo no creí que hubiera algo malo en ello. Cuando alcancé la edad de 12 años, yo sabía que era incorrecto, pero no podía decírselo a nadie, pues él me había metido en la cabeza la idea: ‘¿Quién te creería? Y no seas desagradecida. Fíjate en todo lo que has recibido’. Durante mis primeros años de la adolescencia mis hermanos y un tío abusaron de mí. De modo que para la edad de 14 años, yo estaba usando drogas, pues creía que este era mi único camino a la felicidad. Me desarrollé como joven muy promiscua, que era la única manera de poder conseguir las drogas. Quiero darles nuevamente las gracias por la serie. Ahora puedo asegurarme de que mi hijo nunca tenga que pasar por el dolor que yo pasé”.
Otra lectora que vive en los Estados Unidos escribe: “Acabo de terminar de leer la serie sobre ‘El abuso sexual de menores’, del número del 22 de enero de 1985 de ¡Despertad! No podía contener las lágrimas que brotaban de mis ojos, pues alguien también abusó de mí. Ocurrió cuando yo tenía cinco años de edad. Un hombre con quien mi madre salía fue quien abusó de mí. Mientras mi madre estaba fuera y mis hermanos jugaban afuera, este hombre se tomaba libertades sexuales conmigo. He tratado de olvidar esa experiencia, de borrarla de mi mente, de suponer que fue un mal sueño, pero no fue un sueño. Realmente ocurrió, y durante todos estos años (ahora tengo 27 años de edad) no se lo había dicho a nadie. Gracias por la serie sobre el abuso sexual de menores. Me dio el valor para escribir esta carta”.
Estas son solamente unas cuantas de las muchas cartas que hemos recibido y muestran el horroroso alcance del problema. Estamos viviendo en tiempos verdaderamente decadentes (2 Timoteo 3:1, 3). ¡Hasta ha habido casos en que han estado implicadas familias cristianas, los cuales han tenido que atenderlos los ancianos de congregación! Jamás olvide que, aunque el abuso sexual de menores es por lo general un pecado que cometen adultos, son niños quienes llevan la carga. Es trágico que algunos adultos sin autodominio priven a tantos niños de su infancia. ¡Las heridas emocionales causadas a estos jovencitos pueden durar toda una vida!
[Recuadro en la página 27]
Uso alerta de ¡Despertad! en Oregón
Cuando el número del 22 de enero de 1985 de ¡Despertad! llegó a Oregón, E.U.A., Joy, ministra de los testigos de Jehová, fue con una amiga a visitar al sargento de la policía local, encargado de la prevención del delito, para mostrarle los artículos sobre el abuso sexual de menores. Él les dejó saber que estaba en camino al colegio universitario de la localidad para planear un seminario sobre el abuso sexual de menores, de modo que llevó consigo un ejemplar de la revista. Aquella tarde, se comunicó con Joy y le dijo que quería usar la revista en el seminario. Por estar alerta, Joy le habló acerca del número del 22 de abril de 1984 de ¡Despertad!, el cual presentaba una serie de artículos sobre el asunto de los niños desaparecidos. El sargento de la policía encargó 200 ejemplares de cada revista a fin de darle una a cada persona que asistiera al seminario.
Más tarde, el sargento de la policía aumentó su pedido a 250 ejemplares de cada número, para que hubiera algunos que pudieran usarse en los programas de apoyo y ayuda de la policía local. También recomendó a Joy que se comunicara con el Departamento de Servicio de Niños de la localidad. Ella siguió la sugerencia y pudo presentar la información ante un grupo de 20 consejeros durante un seminario de orientación. El grupo de personas tomó los ejemplares que quedaban de ambos números de la revista.