BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g86 8/3 págs. 6-9
  • El alcohol y la carretera

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • El alcohol y la carretera
  • ¡Despertad! 1986
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • El alcohol y la vista
  • El alcohol y nuestra facultad de juicio
  • El alcohol y nuestros reflejos
  • El alcohol y usted
    ¡Despertad! 1986
  • Los excesos con el alcohol y su efecto en la salud
    ¡Despertad! 2005
  • Cómo hablar con los hijos sobre el alcohol
    Ayuda para las familias
  • Las bebidas alcohólicas... ¿por qué no?
    Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas
Ver más
¡Despertad! 1986
g86 8/3 págs. 6-9

El alcohol y la carretera

USTED se coloca ante el volante, pone en marcha el motor y arranca. Conducir un automóvil puede ser algo muy natural, especialmente si usted lo ha hecho por años. Pero no es tan sencillo como parece.

Se calcula que, bajo circunstancias normales, usted toma unas 20 decisiones de importancia por cada kilómetro y medio que conduce. Decisiones relacionadas con otros automóviles que usted ve y oye, señales de tráfico y peatones que le salen al paso y le inducen a frenar, acelerar, embragar y dar un giro al volante. Y no siempre hay mucho tiempo para decidir qué hacer... a veces tan solo una fracción de segundo.

El conducir exige una delicada coordinación entre las decisiones y las acciones. Este cometido de la conducción se ve peligrosamente afectado por el alcohol. ¿Por qué? Porque el alcohol afecta al conductor de varias maneras que perjudican su aptitud para conducir con seguridad. (Consulte el recuadro de la página 8, titulado “El índice de alcoholemia y el comportamiento”.)

El alcohol y la vista

Se ha calculado que cuando usted conduce, del 85 al 90% de la información que recibe relacionada con el tráfico se percibe por la vista. Un intrincado conjunto de músculos controlan el movimiento de los ojos y el enfoque de la vista. El alcohol retarda la capacidad de reacción de ese conjunto de músculos y perjudica la eficacia de la visión de varias maneras.

Una facultad que el alcohol merma es la capacidad que tiene el ojo de controlar la cantidad de luz que entra en la retina. Esto es particularmente crítico por la noche. ¿Por qué? Porque incrementa el tiempo que le tomaría al ojo recuperarse de la ráfaga de luz que proviene del vehículo que pasa en dirección contraria. En la publicación Alcohol, Vision & Driving (El alcohol, la vista y la carretera), distribuida por la Asociación Norteamericana del Automóvil, se explica: “Por lo general, le toma un segundo a la pupila contraerse para ajustarse a la ráfaga de luz del vehículo que viene en dirección contraria. Después de la ráfaga de luz, se requieren otros siete segundos para que la pupila se adapte de nuevo a la oscuridad. Debido a la influencia del alcohol, esta readaptación toma más tiempo”.

Considere el peligro potencial que esto implica: Es ya tarde en la noche. Usted va conduciendo por una carretera estrecha y serpenteante... solo hay un carril en cada sentido. Los destellos de luz de los automóviles que van en ambos sentidos son enceguecedores. ¿Cuán seguro se sentiría usted si supiera que el conductor que viene en sentido contrario ha estado bebiendo?

El alcohol también merma la visión periférica, es decir: la capacidad de percibir lo que está a los lados cuando uno está mirando de frente. Esto es particularmente peligroso cuando uno ha bebido y conduce a gran velocidad. A este respecto, la publicación Alcohol, Vision & Driving dice: “La mayoría de los conductores no se dan cuenta de que a una velocidad de 48 kilómetros (30 millas) por hora, un conductor pierde un 25% de su visión periférica. A 72 kilómetros (45 millas) por hora, ha perdido un 50%. Y a una velocidad de más de 97 kilómetros (unas 60 millas) por hora, su visión es unidireccional, como en un túnel”.

Piense en las consecuencias previsibles, cuando un conductor a esas velocidades cruza una intersección o pasa junto a automóviles aparcados de los que puede salir algún niño repentinamente.

Además, el alcohol puede ocasionar visión doble, de modo que el conductor bebido podría ver dos vehículos acercándose a él en lugar de uno. También puede afectar la capacidad de calcular bien las distancias. De esto se desprende que el alcohol y la conducción —como el aceite y el agua— no se deben mezclar. La Biblia está en lo cierto cuando dice: “¿Quién tiene deslustre de ojos? Los que se quedan largo tiempo con el vino”. (Proverbios 23:29, 30.)

Pero, si hemos de ser exactos, ser conscientes del tráfico que nos rodea es solo una parte de lo que implica conducir con seguridad.

El alcohol y nuestra facultad de juicio

Cuando uno se percata de la condición del tráfico, juzga o decide qué acción tomar. Por ejemplo, imagínese que va conduciendo por una carretera de dos sentidos y que el automóvil delante de usted va muy despacio. Usted debe decidir si ha de adelantarle y cuál es el momento más seguro para hacerlo.

En una situación como esa el alcohol también puede ser mortífero. ¿Cómo? Es frecuente que así como aumenta el nivel de alcohol en la sangre, aumente también la confianza en uno mismo. El manual Alcohol and Alcohol Safety (El alcohol y la seguridad) dice al respecto: “Una persona que se halla en esta fase [con un 0,04-0,06% de alcoholemia] seguramente piensa de sí misma que está más alerta y en mejores condiciones que de costumbre, aun cuando sus reflejos, su capacidad de juicio y de reacción ante situaciones de emergencia han mermado. De hecho, según decrece su capacidad de maniobrabilidad, su confianza en tal capacidad aumenta”. (Compárese con Proverbios 20:1; 23:29-35.)

Como resultado, el conductor bebido tiende a tomarse mayores riesgos en los adelantamientos o en la velocidad. Y si la persona es un conductor deficiente o con poca experiencia, ¡la más mínima influencia en su capacidad de juicio puede ser peligrosa!

El alcohol y nuestros reflejos

Ya es suficientemente grave que el conductor bebido tenga problemas con la vista y se permita mayores riesgos, pero, lo que agrava más el problema es que el alcohol también retarda la capacidad de reacción. Como resultado, podría tomarle solo una fracción más de segundo tener que retirar el pie del acelerador para pisar el freno.

A fin de ilustrar la peligrosidad de esta situación, el informe de Malfetti y Winter indicó que si usted se tomara dos latas de cerveza de 355 centímetros cúbicos (12 onzas) cada una en una hora, su capacidad de reacción se vería reducida en dos quintas partes de un segundo. Quizás eso no parezca mucho. Pero el informe indicó que en dos quintos de segundo, un automóvil que va a 90 kilómetros (55 millas) por hora recorrería ¡10,4 metros (34 pies) más! ¡Esa podría ser la diferencia entre salvar una situación o sufrir un accidente mortal!

Cuando usted analiza cómo el alcohol afecta su visión, su capacidad de juicio y sus reflejos, puede entender fácilmente por qué el alcohol y la carretera son una mezcla explosiva. Entonces, ¿qué se puede hacer respecto a este problema? Y ¿cómo pueden protegerse usted y su familia del conductor que conduce bebido?

[Fotografía en la página 6]

¿Cuán seguro se sentiría usted si supiera que el conductor que viene en sentido contrario ha estado bebiendo?

[Fotografía en la página 7]

El efecto del alcohol en sus reflejos ¡puede suponer la diferencia entre salvar una situación o sufrir un accidente mortal!

[Reconocimiento]

H. Armstrong Roberts

[Recuadro/Gráfico en la página 8]

El índice de alcoholemia y el comportamiento

Si una persona consume y absorbe alcohol más rápidamente que la velocidad con que su organismo puede oxidarlo, o “quemarlo”, aumentará su nivel de alcohol en la corriente sanguínea. Esto es lo que se designa por alcoholemia. Por ejemplo, un índice de alcoholemia de 0,02% indicaría que el 0,02% del volumen sanguíneo consiste de alcohol. Según aumenta el índice de alcoholemia, aumenta también el grado de toxicidad en la persona, como puede verse en la siguiente informacióna.

Un índice de alcoholemia del 0,02%: “Cuando el nivel de alcoholemia alcanza el 0,02%, se inicia la depresión a un grado moderado de los centros nerviosos que controlan las inhibiciones y el juicio que, en una persona con un peso de término medio (70 kilos [154 libras]), supondría la ingestión de 15 centímetros cúbicos (1/2 onza) de alcohol. Por lo general, esta es la cantidad de alcohol que hay en un vaso de cerveza, vino o en un trago de whisky”. (Alcohol and Alcohol Safety, manual preparado para la Administración Nacional para la Seguridad del Tráfico en Carretera y el Instituto Nacional contra el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo [E.U.A.].)

Un índice de alcoholemia del 0,05%: “La aptitud para conducir se ve perjudicada cuando se alcanza una proporción de alcohol en la sangre (0,04-0,05%) cuyos efectos se podrían hacer notar después de haber tomado solo dos o tres bebidas alcohólicas con el estómago vacío”. (Quinto informe especial al Congreso de los Estados Unidos sobre el alcohol y la salud.)

“Los cambios en el estado de ánimo y en el comportamiento se hacen manifiestos cuando se alcanza un índice de un 0,05%. En esta fase, se ven afectados tanto el juicio como los pensamientos y las inhibiciones.” (Development of a Traffic Safety and Alcohol Program for Senior Adults, por James L. Malfetti y Darlene J. Winter.)

En algunos lugares, personas con este índice de alcoholemia pueden ser arrestadas.

Un índice de alcoholemia del 0,10%: “Con un índice de alcoholemia del 0,10% (unas cinco bebidas en una hora), las acciones motoras voluntarias —andar, mover las manos, el habla— se vuelven torpes. La visión puede hacerse doble y borrosa. También puede perderse la visión periférica. Por ejemplo: en una autopista, un conductor o un peatón sólo verían lo que tienen directamente enfrente y no los peligros que pudieran haber a ambos lados”. (Senior Adults, Traffic Safety and Alcohol Program Leader’s Guide [Manual para personas de edad sobre el programa de la seguridad en la carretera y el alcohol], por Darlene J. Winter, Doctora en Filosofía.)

“Se calcula que conductores con una concentración de alcohol en la sangre superior a un 0,10% están de 3 a 15 veces más expuestos a accidentes mortales que los conductores que no beben.” (Quinto informe especial al Congreso de los Estados Unidos sobre el alcohol y la salud.)

En muchos lugares, personas con este índice de alcoholemia pueden ser arrestadas por conducir en estado de embriaguez.

Puede verse que uno no tiene que estar totalmente borracho para que su aptitud para conducir disminuya. Si tal es el caso, ¿por qué beber y conducir? La norma más segura a tener presente es: si conduce no beba y si bebe no conduzca.

[Nota a pie de página]

a Los datos que se exponen aquí constituyen una descripción general del índice de alcoholemia y su incidencia en el comportamiento. Una misma cantidad de alcohol puede producir índices de alcoholemia ligeramente diferentes en distintas personas, dependiendo de factores variables tales como: la edad, el sexo, lo que hay en el estómago al tiempo de la ingestión de alcohol, y el tipo de bebida alcohólica que se ingiera. Además, un mismo índice de alcoholemia puede producir reacciones en el comportamiento ligeramente diferentes en distintas personas, debido a factores tales como el estado de ánimo, la fatiga o el que la ingestión de alcohol concurra con el empleo de algún medicamento que contenga droga.

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir