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  • La vida homosexual... ¿cuán remuneradora es?

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  • La vida homosexual... ¿cuán remuneradora es?
  • ¡Despertad! 1986
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¡Despertad! 1986
g86 22/3 págs. 13-16

La vida homosexual... ¿cuán remuneradora es?

De lo solapado a lo público. Esa es la tendencia actual de la homosexualidad. Libros, obras teatrales, películas, programas de televisión e informes noticieros la presentan por lo general como otro estilo de vida aceptable. Pero ¿cuán aceptable es realmente? ¿Qué implica? ¿Es de veras una vida feliz? Y los que se oponen a ella, ¿son personas de miras estrechas? ¿Y Dios? ¿La aprueba él? ¿Qué dice al respecto su Palabra, la Biblia? Estas son preguntas importantes en vista de toda la propaganda que existe para que se acepte.

EN LA prensa de los Estados Unidos se publican comentarios sobre libros y obras teatrales que hacen resaltar la vida homosexual. Un libro sobre monjas lesbianas ha alcanzado una distribución de cientos de miles de ejemplares y ha sido objeto de análisis en un programa popular de televisión. La junta de educación de la ciudad de Nueva York da su apoyo a una escuela secundaria para homosexuales. La congregación de la Iglesia Riverside (entidad no sectaria de 3.000 miembros) de Manhattan, en la ciudad de Nueva York, votó “a favor de la declaración de una norma que acepta las relaciones homosexuales como parte del concepto de la vida familiar cristiana”.

“Gran Bretaña tendrá su primera Olimpiada de Homosexuales”, informó el periódico Daily Mail, de Londres. Un documental británico “indica que Jesús tal vez haya sido homosexual”. En Toronto, Canadá, “2.000 personas desfilan por el centro de la ciudad para dar comienzo a un festival de homosexuales”, en el cual también se “incluyó un acto religioso de carácter ecuménico”. Desfiles de homosexuales, iglesias de homosexuales, librerías para homosexuales, bares para homosexuales, casas de baños para homosexuales, activistas políticos homosexuales con su declaración de derechos para los homosexuales. Y así de continuo ese mundo homosexual se va proliferando en la sociedad.

Aumenta la propaganda a favor de la vida homosexual

Los que se oponen a ella son quienes reciben la reprensión. En la ciudad de Nueva York se nombró juez del tribunal penal a un homosexual declarado. En la toma de posesión, él “se elogió a sí mismo por tener el ‘valor’ de ser lo que es”, y después de “besar a su amante masculino recibió una ovación de los presentes”. Algunas personas se quejaron, pero el periódico de mayor circulación de la ciudad, el Daily News, comentó en un editorial que quienquiera que se haya opuesto al nombramiento de este juez homosexual “es un fanático”.

En noviembre de 1985, en la ciudad de Nueva York, dos emisoras, WNBC y WABC, de la cadena nacional de televisión presentaron en sus noticiarios nocturnos un reportaje especial sobre la homosexualidad para, según indicó un reportero, seguir en la corriente de la tendencia homosexual. La serie de la emisora WNBC, que tuvo por título “Si su hijo es homosexual”, estuvo dirigida particularmente a la reacción de los padres respecto a sus hijos homosexuales. En dicho programa de televisión algunos siquiatras indicaron que la orientación sexual de tales niños era natural y estaba muy arraigada en ellos y que los padres no deberían intentar cambiarla. Uno de ellos dijo: ‘Es mejor que su hijo sea feliz y homosexual que infeliz y heterosexual’.

En su número de marzo de 1985, la revista Seventeen recomendó que si a uno le perturba que alguien sea homosexual, quizás necesite consultar un “centro de servicios de la comunidad para homosexuales”. El artículo concluyó con las palabras del “reverendo” Robert H. Iles: “El que usted se enamore de un hombre o de una mujer no es, en resumidas cuentas, tan importante como el hecho de que usted tenga la capacidad de amar”. Él equiparó el amor con las relaciones sexuales y dijo: Haga el amor, ya sea como homosexual o heterosexual.

Un maestro británico lamentó que las escuelas “han preparado todos los programas de educación sexual para los heterosexuales [...] y que ninguna siquiera haya hecho un programa para alumnos homosexuales”. También se quejó de que “la mayoría de las bibliotecas escolares solo tienen novelas de romance [...] con protagonistas heterosexuales, a pesar del creciente número de novelas de homosexuales”. Señaló con precisión la causa del prejuicio contra los homosexuales: “La idea de que la heterosexualidad es superior [...] es precisamente la actitud que yace en la raíz del prejuicio”.

“Amor” homosexual

Pero ¿no es superior la heterosexualidad? ¿No es patente esto debido al diseño y las funciones naturales de los órganos del cuerpo? ¿No es obvio que las relaciones sexuales entre hombre y mujer es lo normal, y que las de un hombre con otro hombre es obviamente lo pervertido? El “amor” homosexual incluye prácticas como las que el apóstol Pablo debió haber tenido presente cuando habló de cosas que ‘ni siquiera se deberían mencionar entre ustedes’ ‘porque hasta contarlas era vergonzoso’. (Efesios 5:3, 12.) Sin embargo, a veces Pablo vio necesario hacer alusión a esas prácticas deshonrosas, como lo hizo en Romanos 1:24-27. En la actualidad es necesario hacer lo mismo. Con ímpetu la homosexualidad ha salido de su escondite. En son de desafío muchos la recomiendan como una vida aceptable. Pero ¿lo es? ¿Qué implica realmente este estilo de vida?

La revista médica Practical Gastroenterology, en su número de julio/agosto de 1985, detalla para el beneficio de médicos que tratan a homosexuales algunas de las prácticas del homosexual. El artículo indica que comúnmente se practica la masturbación mutua y la copulación oral y anal. También detalla explícitamente otras prácticas que son increíblemente repugnantes.

Además, muestra que la homosexualidad puede degenerar hasta el sadomasoquismo, perversión que consiste en derivar placer de degradar a otra persona y ser degradado. Esta vida es completamente inaceptable para los verdaderos cristianos. La insidiosa propaganda inundante de la actualidad a favor de la homosexualidad debe evitarse por lo que es, una plaga.

Las consecuencias de la homosexualidad

La práctica desvergonzada de tales abusos no queda impune. La gente cosecha lo que siembra. La revista Practical Gastroenterology publicó una serie de artículos sobre enfermedades causadas por la homosexualidad. La hepatitis simple, las infecciones del hígado, la gonorrea, la sífilis, las infecciones parasitarias, el linfoma del intestino delgado, la sarcoma de Kaposi y, por supuesto, el terrible SIDA... estas son solo algunas de las enfermedades consideradas en la mencionada publicación, en sus números de julio/agosto y septiembre/octubre de 1985.

Nuevas investigaciones revelan que el SIDA ocasiona daños al cerebro y a la médula espinal. La sección científica del periódico The New York Times, del 15 de octubre de 1985, informó: “Algunos de estos pacientes dan señales patentes de demencia, pérdida de la memoria, incapacidad para hacer planes o tomar decisiones y una notable indiferencia a todo. Otros desarrollan parálisis parcial, pérdida de coordinación muscular o hasta peores problemas en el control de su organismo [...] El cerebro de algunas víctimas del SIDA se reduce en tamaño. Sus cavidades internas, llamadas ventrículos, se expanden y porciones de la tan importante corteza cerebral se consumen [...] Aunque se pueden elaborar tratamientos que detengan la infección viral y permitan que el sistema inmunológico se recupere, es muy probable que los daños al cerebro sean permanentes”.

Actualmente el SIDA es incurable, siempre es mortífero; la cantidad de casos se duplica anualmente, y se está propagando por todo el mundo. Principalmente son los homosexuales quienes padecen de esta enfermedad, pero también aflige a los drogadictos que se inyectan la droga y a las personas que reciben transfusiones de sangre o productos derivados de la sangre. También afecta a los niños que nacen de madres que tienen el virus. Puesto que se transmite por medio de los fluidos del cuerpo, este virus se halla en la sangre, el esperma, la orina, la saliva y las lágrimas. El período de incubación es largo. Puede que pasen muchos años desde que la persona contrae el virus hasta que el SIDA se le declare, lo cual hace imposible que se diagnostique en una etapa temprana. El virus permanece como una bomba de tiempo, esperando estallar... pero ¿quién sabe cuándo?

Ahora está explotando por todo el mundo. Se calcula que en los Estados Unidos más de un millón de personas —algunos dicen que casi dos millones— han sido expuestas al virus del SIDA. De los más de 14.500 casos que han surgido desde 1981, más de 7.000 personas han muerto. El número de casos sigue aumentando por todo el mundo: Europa, Asia, Australia, países del Caribe, unas 20 naciones africanas y 15 países de Norte y Sud América. La cantidad de naciones que el año pasado informaron casos de SIDA a la Organización Mundial de la Salud, ubicada en Ginebra, Suiza, aumentó de 40 en agosto a 71 en octubre, con un total de aproximadamente 17.000 casos.

Una vida que Jehová no aprueba

La homosexualidad no es otro estilo de vida que Jehová Dios apruebe. Frecuentemente, tanto homosexuales como predicadores liberales tergiversan las Escrituras en un esfuerzo inútil por hacer parecer que Dios sí considera aceptable tal vida. (2 Pedro 3:16.) Hace miles de años Jehová destruyó a Sodoma porque la mayoría de los varones de esa ciudad eran homosexuales. (Génesis 19:4-25.) Siglos más tarde el apóstol Pedro asemejó a los hombres que imitaban a aquellos sodomitas a “animales irracionales nacidos naturalmente para ser atrapados y destruidos”. (2 Pedro 2:6-13.)

Con lenguaje inconfundible, el inspirado apóstol Pablo condena tanto la homosexualidad como el lesbianismo: “Dios los entregó a apetitos sexuales vergonzosos, porque sus féminas cambiaron el uso natural de sí mismas a uno que es contrario a la naturaleza; y así mismo hasta los varones dejaron el uso natural de la fémina y se encendieron violentamente en su lascivia unos para con otros, varones con varones, obrando lo que es obsceno y recibiendo en sí mismos la recompensa completa, que se les debía por su error”. (Romanos 1:26, 27.)

“No se extravíen —también escribió Pablo—. Ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres, ni ladrones, ni personas dominadas por la avidez, ni borrachos, ni injuriadores, ni los que practican extorsión heredarán el reino de Dios.” (1 Corintios 6:9, 10.) Otras traducciones de la Biblia vierten la expresión “hombres que se acuestan con hombres” de varias maneras, como por ejemplo: sodomitas, pervertidos, hombres que tienen trato sexual con otros hombres, varones que se echan con varones, varones que cohabitan con varones y, sencillamente, homosexuales.

Una vida feliz que no tendrá fin

Los homosexuales no están cosechando nada bueno. Esa mala cosecha se puede evitar por medio de escuchar a Jehová: “Yo, Jehová, soy tu Dios, Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo, Aquel que te hace pisar en el camino en que debes andar. ¡Oh, si realmente prestaras atención a mis mandamientos! Entonces tu paz llegaría a ser justamente como un río, y tu justicia como las olas del mar”. (Isaías 48:17, 18.)

Además de otras personas, algunos siquiatras dicen que la homosexualidad no se puede “curar” ni siquiera mediante conversión religiosa. Puede que sea muy difícil, pero no es imposible. El apóstol Pablo mostró esto cuando dijo: “Y, sin embargo, eso era lo que algunos de ustedes eran. Pero ustedes han sido lavados”. (1 Corintios 6:11.) De modo que aquellos cristianos primitivos pudieron cambiar. Y en la actualidad hay personas que han cambiado. Y les será posible a otras que se dirijan a Jehová por ayuda: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder”. (Filipenses 4:13.) Por consiguiente, “desnúdense de la vieja personalidad con sus prácticas, y vístanse de la nueva personalidad, que mediante conocimiento exacto va haciéndose nueva según la imagen de Aquel que la ha creado”. (Colosenses 3:9, 10.)

Jehová odia lo que es malo, pero está dispuesto a mostrar misericordia a las personas que se arrepienten de su mal proceder. Los testigos de Jehová también odian lo malo, incluso sus propias imperfecciones carnales, pero no se odian a sí mismos ni odian a otros que hacen lo que es malo. Odiar el pecado, pero no al pecador, es el precepto de Jehová y también de sus adoradores. El escritor bíblico Judas dice: “Continúen mostrando misericordia a otros, haciéndolo con temor, mientras odian hasta la prenda de vestir interior que ha sido manchada por la carne”. (Judas 23; véanse también Salmo 97:10, Mateo 5:43-48 y Romanos 7:15-25.)

Es como escribió el apóstol Pablo en Romanos 3:23: “Todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios”. Sin embargo, todos los pecadores, incluso los homosexuales, que adquieran conocimiento bíblico exacto y obren en armonía con este cosecharán beneficios ahora y recibirán vida eterna en una tierra paradisíaca. (Salmo 37:10, 11, 29; Mateo 6:10; Juan 17:3; Revelación 21:3-5.)

[Comentario en la página 14]

Con ímpetu la homosexualidad ha salido de su escondite. Los que se oponen a ella son quienes reciben la reprensión

[Comentario en la página 15]

“Dios los entregó a apetitos sexuales vergonzosos [...] varones con varones, obrando lo que es obsceno.” (Romanos 1:26, 27.)

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