Mujeres que trabajan... su situación en el Tercer Mundo
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Nigeria
Desde 1950, el número de mujeres en la fuerza obrera asalariada casi se ha duplicado por todo el mundo. Se ha escrito mucho acerca de los efectos que esta tendencia revolucionaria ejerce sobre el matrimonio y la vida familiar. Sin embargo, en el tal llamado Tercer Mundo, esto no es algo nuevo. En muchos de estos países, los hombres y las mujeres han trabajado por igual. Pero ¿qué similitud existe entre los problemas de las mujeres del Tercer Mundo que trabajan y los de sus colegas de las naciones industrializadas? ¿Qué las motiva a desempeñar un papel de semejante peso? Para que usted pueda tener una idea de cuál es la situación, ¡Despertad! publica en este artículo una entrevista llevada a cabo con tres nigerianas que trabajan: Elizabeth, Ulrike y Lola, y con el esposo de esta última, ‘Shola.
¡Despertad!: —¿Por qué trabaja la mujer africana?a
Elizabeth: —En las zonas cerca del occidente de Nigeria, la mujer no trabaja sólo para traer un sueldo suplementario y proporcionar cosas adicionales. En muchas familias, se espera que la mujer gane dinero. Frecuentemente, ella —no el esposo— tiene que hacerse cargo de sus parientes, es decir, sobrinas, sobrinos, primos, etc.
Ulrike: —Soy nativa de Alemania pero me he hecho ciudadana nigeriana. Me he dado cuenta que para la mujer aquí en Nigeria, el trabajar es simplemente parte de la cultura. El esposo ve a su esposa como un haber solo si ella produce utilidad, y frecuentemente eso significa algo más que solo tener hijos y suministrar comidas. En muchos casos, la responsabilidad de proveer materialmente para los hijos todavía descansa, hasta cierto grado, sobre la madre.
Lola: —Entre los yorubab, hace mucho tiempo que los esposos han reconocido que sus esposas tienen un don para el comercio. De ahí que mientras los esposos producen las mercancías, las esposas las venden. Esto ha resultado ser un sistema laboral muy eficiente. La esposa ve que es su responsabilidad ayudar a su esposo a concluir con éxito lo que él comenzó a hacer en la granja. Además, se considera señal de laboriosidad el que una mujer combine el cuidado de la casa con algún comercio o negocio. Tal como la esposa capaz descrita en la Biblia en Proverbios, capítulo 31, ella se levanta temprano, atiende su hogar y da alimento a su familia. Esto le permite usar el resto del día para hacer otras cosas como plantar un campo, coser artículos para mercaderes o atender un pequeño negocio.
Elizabeth: —También muchas mujeres sienten la necesidad de exponerse al mundo fuera de su familia. A menudo, la única verdadera educación que reciben proviene del comercio u otra forma de trabajo.
¡Despertad!: —¿Cómo es eso?
Elizabeth: —Bueno, el comercio mejora su aritmética y vocabulario básico. Los negocios les enseñan organización, lo que las ayuda a administrar mejor sus hogares y familias. Además de esto, el trabajo da a las mujeres confianza en sí mismas y respeto.
‘Shola: —La poligamia es otra fuerte razón de por qué la mujer trabaja. Pocas mujeres que viven en hogares polígamos pueden esperar que su esposo provea todo lo que ellas necesitan. De esta manera, la esposa razona que si ella no provee para sí misma, se meterá en problemas. En efecto, la inseguridad de las relaciones polígamas ha llevado a muchas esposas jóvenes a hacerse económicamente independientes de sus esposos. También, muchas mujeres quieren que sus hijos obtengan la mejor educación disponible. Dado que los recursos del esposo quizás tengan que usarse también para el sostén de otros hijos que tenga con otras mujeres, la esposa trabaja —y duro— para educar a sus hijos y quizás para que pueda dejarles una herencia.
¡Despertad!: —¿Qué clase de trabajo realizan las mujeres?
Elizabeth: —Mayormente los relacionados con el comercio.
‘Shola: —Eso varía según los diferentes grupos étnicos. Unos grupos trabajan la tierra y otros comercian.
Ulrike: —Con frecuencia las mujeres están dispuestas a hacer labores que los hombres no quieren hacer, tales como sentarse al borde de la carretera para vender maíz o ñames asados, vender agua helada o hacerse cargo de talleres de costura. Sin embargo, ¡estos negocios pueden ser pequeñas industrias muy lucrativas!
Lola: —Es interesante el hecho de que cuando las familias se mudan de una comunidad rural a una urbana, las mujeres se ponen intranquilas. Les es difícil sentarse en casa y no hacer nada. Esto es indicio de que lo que las mueve a trabajar no son simplemente razones económicas. En el pasado, sus necesidades eran pocas y sus expectativas no eran muchas.
¡Despertad!: —¿Hasta qué grado realmente son importantes para el esposo los ingresos de la mujer?
Ulrike: —Debido a la inestabilidad de la situación económica en África, los ingresos de la esposa son de mucha importancia. Con regularidad las empresas dejan cesantes a obreros. Aun los empleados del gobierno, con frecuencia, tienen que esperar meses para recibir su salario. Y los hombres que son cristianos frecuentemente pierden sus empleos por rehusar ceder a las presiones del mundo y no transigir en cuanto a principios bíblicos. Pero, si es diestra, una mujer negociante no pierde fácilmente su trabajo. A menudo, por lo menos provisionalmente, ¡ella es la que sostiene la familia!
‘Shola: —A medida que la estructura de la sociedad ha cambiado, las necesidades se han hecho más complejas, las expectativas se han hecho mayores y las presiones económicas han aumentado. De manera que lo que la esposa aporta al presupuesto de la familia se ha hecho más y más significativo. Por ello, puede que el esposo escoja pagar el alquiler, la electricidad y dar una suma fija de dinero para la comida. La esposa, por su parte, puede que compre alimentos adicionales, ropa y pague por el colegio de los hijos.
¡Despertad!: —¿Cuáles son algunos de los problemas a que se enfrentan las esposas que trabajan?
Elizabeth: —Obviamente, el trabajo crea agotamiento físico, y a menudo la esposa que trabaja regresa a casa tensa e irritada. Esto también puede crear tensión en el matrimonio. A los hombres no les molesta que sus esposas prosperen a un grado razonable en su empleo. Pero si ella prospera demasiado, el esposo podría sentirse celoso y amenazado.
Lola: —Puede que la esposa termine descuidando a los hijos y haciendo poco caso a su esposo... lo que fomenta en él celos y resentimiento.
‘Shola: —El mayor peligro para una esposa cristiana está en que su espiritualidad se vea afectada.
Lola: —Sí, frecuentemente se consume tanto tiempo para prosperar en el empleo que las actividades de carácter espiritual, tal como la de predicar las buenas nuevas del Reino de Dios, pueden convertirse en algo secundario. La asistencia a las reuniones puede verse afectada y quizás quede poco tiempo para el estudio personal de la Biblia. Además, el ejemplo que reciben los hijos es el de luchar por prosperar en los negocios y puede que decidan hacer esa su meta en la vida.
¡Despertad!: —¿Cómo puede la esposa cristiana que trabaja evitar que eso le suceda?
Lola: —Debe mantener su equilibrio en todas las cosas para que su vida familiar y espiritual no sean afectadas.
‘Shola: —Se puede hacer. Hay muchas mujeres cristianas que son muy buenos ejemplos en ser equilibradas.
Aunque las circunstancias económicas y culturales en África son diferentes a las de las naciones industrializadas, las mujeres que hemos citado aquí expresan tener necesidades y aspiraciones que son universales.
Es cierto que el seguir principios bíblicos puede aliviar a tales mujeres de algunas de las presiones del trabajo seglar. No obstante, muchos matrimonios cristianos se ven en la necesidad de tener dos ingresos. Tales cristianos deben contar el costo del trabajo seglar. (Véase Lucas 14:28.) Donde existe necesidad económica, “una esposa capaz” puede sentirse orgullosa de que ella está contribuyendo materialmente a favor del bienestar de la familia. (Compárese con Proverbios 31:10, 13, 16, 24.)
Por otra parte, las familias del Tercer Mundo, al igual que las demás, deben recordar que la armonía en el matrimonio y las actividades espirituales son de mayor valor que las comodidades materiales. (Proverbios 15:17; Mateo 6:19-21.) Y si la mujer sencillamente siente la necesidad de realizar alguna actividad más remuneradora, además de la de cuidar del hogar, hace bien en recordar que la Biblia anima a que ‘tengamos mucho que hacer en la obra del Señor’. (1 Corintios 15:58.) Algunas, como Lola, pueden hacer preparativos para entrar en la obra de predicación de tiempo completo de los testigos de Jehová. En su mayor parte, las esposas cristianas de las naciones africanas del Tercer Mundo tienen que enfrentarse al desafío de ser amas de casa y mantener a su familia. La clave es tener equilibrio. Y tal como nos recuerda ‘Shola, el esposo de Lola: “¡Se puede hacer!”.
[Notas a pie de página]
a Por “trabajo” nos referimos a empleo con beneficio de salario. Con esto no insinuamos que las amas de casa no sean trabajadoras.
b Un grupo étnico nigeriano.
[Fotografía en la página 9]
Elizabeth
[Fotografía en la página 10]
Ulrike
[Fotografía en la página 11]
Lola