Grecia... dos mil años después
En el verano de 1985, numerosos grupos de testigos de Jehová de varias partes del mundo se reunieron en Grecia para asistir a una serie de asambleas internacionales y también para visitar lugares con un significado especial en la historia del cristianismo. Este artículo, escrito por un Testigo que en 1966 fue al Japón como misionero y ha vivido allí desde entonces, presenta algunas de las experiencias que tuvieron estos visitantes.
GRECIA... ¡una tierra rica en historia y de gran atracción para los cristianos! Cuando llegamos para visitar esta tierra bíblica, nos asaltaron todo tipo de preguntas. ¿Desaparecerán ante nuestros ojos los efectos de dos mil años de manera que podamos imaginarnos cómo debieron haber sido estas tierras en el primer siglo? ¿Qué aprenderemos acerca de Pablo, el apóstol que estableció las primeras congregaciones cristianas en estas regiones? Acompáñenos y disfrute de lo que vimos en cinco ciudades de este país.
Filipos
Vimos donde Pablo dio comienzo a la predicación del cristianismo en Europa y donde lo persiguieron por ello. Entre las ruinas de una enorme iglesia del siglo VI notamos, para nuestro asombro, una piscina bautismal muy semejante a las que construyen los testigos de Jehová en la actualidad. Nos sorprendió que estos griegos hubieran observado por tanto tiempo el modo bíblico de bautizar. Dado que actualmente no existe ninguna ciudad llamada Filipos, no hay ninguna congregación de nuestros hermanos que lleve ese nombre. (Hechos 16:12-40.)
Tesalónica
Aquí derramamos lágrimas por nuestros hermanos. Presenciamos cuando unos jóvenes rodearon a unas hermanas fieles del día moderno que estaban testificando en la calle para insultarlas y mofarse de ellas. Al acercarnos, otros transeúntes encolerizados nos gritaron así como también a los Testigos locales. A veces aparecía algún sacerdote de la Iglesia Ortodoxa Griega, con aire de policía, para investigar lo que sucedía.
Recordamos la oposición a la que se enfrentaron Pablo y Silas en Tesalónica en el primer siglo. Los judíos, que tenían que haber conocido a Jehová, “poniéndose celosos, tomaron como compañeros a ciertos varones inicuos de los haraganes de la plaza de mercado, y formaron una chusma”. ¿Cuál fue su queja? Que “estos hombres que han trastornado la tierra habitada están presentes aquí también”. (Hechos 17:5, 6.)
En el siglo XX la Iglesia Ortodoxa Griega tiene la Biblia y alega que conoce a Dios. Pero los líderes eclesiásticos estaban particularmente encolerizados con nosotros. ¿Cuál era su queja? Aunque hay 42 congregaciones de testigos de Jehová en esta ciudad, el clero ha insistido con mucho ahínco en que los Testigos son solo un grupo local. Ahora, ¡este “grupo local” había organizado una asamblea internacional en la ciudad! Se opusieron a que los testigos de Jehová de varias partes de la Tierra estuvieran “presentes aquí también”.
Con cuánto orgullo llevábamos nuestras tarjetas de la asamblea griega que nos identificaban como testigos de Jehová y mostraban a la población local que nosotros en otros países dábamos nuestro sólido apoyo a los Testigos de Grecia. Nuestra asamblea fue un gran éxito.
Berea
La sinagoga judía de esta ciudad es más o menos del mismo tamaño que muchos Salones del Reino. Fue emocionante ver el Tetragrámaton encima de la plataforma y también pensar que el apóstol Pablo visitó una sinagoga aquí en Berea. Al salir nuestro grupo de la sinagoga, un Testigo japonés comentó: “Cuando terminaban las reuniones en el primer siglo, tenía que haber sido así como ahora”.
La Biblia registra que los judíos de Berea eran de ‘disposición noble’ porque cuando oyeron la predicación de Pablo, “recibieron la palabra con suma prontitud de ánimo, y examinaban con cuidado las Escrituras diariamente en cuanto a si estas cosas eran así”. Hoy en día hay en este pequeño pueblo una congregación de cristianos que manifiestan tener la misma ‘disposición noble’. (Hechos 17:10-14.)
Atenas
El nombre de esta ciudad se deriva de la diosa Atenea, y está dominada por el Partenón, templo dedicado a esa diosa hace casi 2.500 años. Cuando Pablo la visitó, “se le irritó el espíritu en su interior al contemplar que la ciudad estaba llena de ídolos”. (Hechos 17:16.) Nosotros sentíamos lo mismo que Pablo cuando los guías turísticos que teníamos hablaban sin cesar de los dioses mitológicos de antaño. ¡Si solo estos edificios se hubieran usado para la adoración pura!
Desde la Acrópolis vimos la zona de la antigua plaza del mercado y el cerro de Marte. Hace unos 1.900 años que Pablo estuvo en esta ciudad de adoradores paganos. Sin embargo, su amor a Jehová le dio fuerzas para hablar con denuedo a los que se juntaban en la plaza del mercado. Hay actualmente en Atenas unos 10.000 Testigos que con denuedo razonan con los atenienses tal como lo hizo Pablo. (Hechos 17:16-34.)
Corinto
Las ruinas de Corinto son unas de las más interesantes de Grecia porque comparativamente están bien conservadas y es fácil entenderlas. Subimos la escalinata de lo que se cree que fue el tribunal ante el cual compareció el apóstol Pablo. (Hechos 18:12.) Anduvimos por la plaza del mercado con sus antiguas tiendas, visitamos el teatro y vimos el agua correr por los antiguos acueductos. (1 Corintios 10:25.) Cerca está el mar por donde llegaron a Corinto influencias extranjeras, tanto buenas como malas. Sobresalen siete columnas monolíticas que son todo lo que queda de un templo al dios Apolo. Estas han permanecido en pie 2.500 años a pesar de muchos terremotos. ¡Tanto este templo como los muchos otros de Grecia dan testimonio de la alta estima que los griegos de la antigüedad tenían a sus dioses mitológicos! En la actualidad hay dos congregaciones de testigos de Jehová que, en imitación de Pablo, instan a los corintios del día moderno a edificar de un modo aun más duradero en sentido espiritual. (1 Corintios 3:10-17.)
Impresiones duraderas
La hermosa Grecia con su cielo azul y soleado tiene mucho para atraer a los turistas. Este hecho ha profundizado nuestro respeto por Pablo, porque él nunca hizo de Grecia su lugar de vacaciones. Con un único objetivo, laboró arduamente. En un año visitó estas cinco ciudades (probablemente en 50 E.C.). Tomando en cuenta la oposición que recibió de muchos judíos y que antes de su visita no había congregaciones cristianas en Grecia, la asignación de Pablo fue difícil. (Hechos 16:19–18:17.) Sin embargo, ayudaba eficazmente a tantas personas a comprender la verdad que podía formar una congregación después de estar poco tiempo en una ciudad y, confiando en que Jehová la cuidaría, mudarse a otro sitio. Esta predicación tan eficaz nos hizo reflexionar a todos los que hemos llevado el mensaje a nuevos territorios.
Al igual que Pablo, recordaremos por mucho tiempo el rebosante amor de nuestros hermanos de Grecia. En todas partes laboraron por nosotros literalmente noche y día, ayudándonos a entender los lugares que visitábamos. Aunque derramamos lágrimas por la oposición a que se encaran, nos conmovió profundamente ver la confianza que ellos cifran en Jehová y la determinación que tienen de servirle fielmente, sin importar lo que suceda. También nos alegró ver cómo el gobierno griego y la policía dan a nuestros hermanos toda la protección que pueden.
Nuestro grupo asistió a la asamblea de Atenas. Los recuerdos todavía nos emocionan. Cuando teníamos dificultades con el idioma, se oía frecuentemente a alguien decir: “¡Jehová!”. Y nos abrazábamos unos a otros, regocijándonos en la única palabra que todos entendíamos, el nombre que nos identifica como hermanos espirituales. En los autobuses y en los lugares de asamblea formábamos grupos de muchos países y juntos entonábamos cánticos del Reino. Una escena particularmente memorable fue cuando negros, blancos y orientales unieron sus voces y cantaron en posiblemente unos 20 idiomas las palabras del cántico: “Hermanos por diez millares a mi lado están, cada uno fiel testigo en su integridad”. Salimos de allí con nuestros corazones rebosantes de gratitud a Jehová por el amor y la unidad que teníamos.
Finalmente, en representación de los miles de Testigos de América, Europa, África, Oceanía y Asia que se reunieron en Grecia en 1985, nuestro grupo del Japón expresa estas palabras a nuestros queridos hermanos griegos: “Siempre damos gracias a Dios cuando hacemos mención respecto a todos ustedes en nuestras oraciones, porque incesantemente tenemos presentes su fiel obra y su amorosa labor y su aguante”. (1 Tesalonicenses 1:2, 3.)
[Fotografía en la página 18]
Ruinas de Filipos
[Fotografías en la página 19]
Sinagoga de Berea
La Acrópolis, Atenas
[Fotografía en la página 20]
El Partenón, Atenas