De nuestros lectores
La rehidratación oral salva vidas
Estoy sumamente agradecido por el artículo “¡Una bebida salada que salva vidas!” (22 de septiembre de 1985). A la madre de cierto joven le atacaron la diarrea y los vómitos, y él compró ciertas drogas para su tratamiento. Cuando me enteré de la situación, le mostré la receta de la bebida para la rehidratación oral que se publicó en su artículo. En vez de usar las drogas que había comprado, él utilizó esta receta. En espacio de una hora su moribunda madre volvió en sí y recobró las fuerzas. Su padre cayó enfermo también y se le dio lo que quedaba de esta bebida. Se recuperó inmediatamente.
D. A. O., Nigeria
La Iglesia Católica y el matrimonio
Escribo con relación al artículo “El punto de vista de la Iglesia sobre lo sexual y el matrimonio” (8 de noviembre de 1985). Por seis años estudié en el seminario de Nuestra Señora de Fátima, pero descontinué los estudios debido a la gran negligencia que desplegaban nuestros superiores al no enseñarnos a servir a Dios y al hombre, y debido a la práctica de homosexualidad entre los que asistían al seminario. A muchos de nosotros que dejamos el seminario se nos hizo difícil ajustarnos a la vida matrimonial debido a que lo que se nos había enseñado degradaba al matrimonio, es decir, que las relaciones sexuales dentro del arreglo matrimonial se consideraban un pecado. Continúen publicando información edificante como la susodicha.
M. B., Brasil
Paz en la familia
Escribo para darles las gracias por el artículo “‘¡Él tiene la culpa!’... paz a pesar de desacuerdos” (8 de enero de 1986). Mi esposo lee la revista de ustedes, aunque no comparte mi creencia. Después de leer dicho artículo, él se sintió impelido a aclarar cierto asunto que había creado tirantez en nuestras relaciones, y me abrazó tiernamente. Todo esto gracias a sus artículos que tratan con la realidad y que proporcionan consejo que llega al corazón.
M. P., Italia
Los horóscopos... ¿útiles, o perjudiciales?
Tengo que protestar contra la ignorancia que se manifiesta en su artículo “Los horóscopos... ¿útiles, o perjudiciales?” (8 de septiembre de 1985). La Luna puede ejercer cierta atracción sobre nuestros vastos océanos; sin embargo, los llamados humanos inteligentes no queremos reconocer que esta tal vez ejerza cierta influencia en nosotros también. Los astrólogos serios no profesan que pueden leer el futuro al mirar los cuerpos celestes. Ellos sí creen que las estrellas pueden ayudarnos a saber cuándo debemos tener cuidado, como por ejemplo, poner paro a un proceder negativo. El uso edificante de la astrología nos ayuda a aceptar y transformar conscientemente los rasgos más difíciles o negativos de nuestra naturaleza.
A. C., Australia
El aceptar que la gravedad de nuestra relativamente cercana Luna ejerza influencia física sobre los cuerpos de agua de la Tierra de ningún modo apoya la idea de que las estrellas, a una distancia de muchos años luz, ejerzan alguna influencia en el comportamiento humano. La Palabra de Dios es la verdadera luz que puede guiarnos. (Salmo 119:105.) Es ‘toda Escritura inspirada de Dios y provechosa para enseñar para que el hombre de Dios esté completamente equipado para toda buena obra’. (2 Timoteo 3:16, 17.) Son la Palabra de Dios y el espíritu santo los que pueden discernir los pensamientos y las intenciones del corazón. (Romanos 8:26, 27; 1 Corintios 2:10-13; Hebreos 4:12, 13.) Además, es mediante el conocimiento exacto de la Palabra de Dios que podemos vestirnos de la nueva personalidad que se conforma a la imagen de Dios. (Colosenses 3:9, 10.) El recurrir a las estrellas por guía, sea para saber el futuro o para mejorar nuestra naturaleza, está en oposición a la Palabra de Dios. (Isaías 47:12-15.) Sírvase consultar nuestro número del 8 de mayo de 1986, que lleva el tema “Su futuro... ¿escrito en las estrellas?”.—La dirección.