Esperanzas y temores de los jóvenes de hoy
“SI TAN solo supiéramos lo que encierra el futuro”, dijo suspirando Valérie, joven francesa de 18 años de edad. Sea que compartan los temores de Valérie o no, los jóvenes piensan acerca del futuro. A menudo tratan de imaginarse cómo será su empleo o vida de familia y la clase de mundo en que vivirán. En el pasado, la gente a menudo soñaba sobre lo que encerraba el futuro.
Por ejemplo, ¿hubiera disfrutado usted de viajar con el capitán Nemo en su submarino llamado Nautilus? Y ¿qué hay de darle la vuelta a la Luna en un cohete? Ya se podían prever tales posibilidades emocionantes para fines del siglo pasado. Todo lo que había que hacer era dar rienda suelta a la imaginación y tomar asiento al lado de los héroes de las novelas de fantasía científica de Julio Verne. Si usted hubiera vivido entonces, quizás se habría preguntado: ‘¿Será realmente posible que tales cosas ocurran algún día? ¿Viviré para verlas?’.
Estos dos sueños, producto de la fértil imaginación de un escritor francés del siglo XIX, se han hecho realidad. Actualmente los submarinos ocupan un lugar importante en los arsenales de las grandes potencias. Y nuestra generación ha visto al hombre andar sobre la Luna. Sin embargo, aunque estos sueños en particular se hicieron realidad, no se puede decir lo mismo sobre muchos de los pronósticos humanos.
Esperanzas que no se cumplieron
Se esperaba que apareciera una cura para el cáncer en los años sesenta. En los años cincuenta, el presidente de una compañía grande de automóviles de los Estados Unidos profetizó que para 1975 los automóviles estarían equipados con un sistema teledirigido de larga distancia. También se predijo que se podrían transformar los desiertos por medio de producir algas microscópicas “cuya reproducción rápida [...] y contenido proteínico excepcionalmente rico (75%) podría alimentar fácilmente a las poblaciones que constantemente iban en aumento”.
Tantas de tales esperanzas no se han cumplido que en la actualidad la gente ya no cree ciegamente en las predicciones de los científicos. André Fontaine, director del diario Le Monde, de París, señaló recientemente lo siguiente: “La fe del hombre en que se puede progresar por medio de la ciencia, ya tambaleante para fines de los años sesenta, ha continuado declinando”.
El que no se haya cumplido la promesa de mejores relaciones entre naciones y personas también ha sido una desilusión. Cuando terminó la I Guerra Mundial fue denominada “la guerra para poner fin a las guerras”. Se creía que, después de haber pasado por todo lo que pasaron, los hombres jamás volverían a causar tal clase de matanza. Sin embargo, la calma relativa de la posguerra duró solo unos cuantos años; entonces, todas las ilusiones se desvanecieron al surgir nuevos conflictos, que incluyeron, por supuesto, los horrores de la II Guerra Mundial.
¿Qué hay del futuro?
¿Hay mayores posibilidades de que las esperanzas actuales se realicen? ¿Qué opinan los jóvenes por toda la Tierra respecto al futuro? ¿Tendrá el año 2000 un comienzo feliz, o uno sombrío?
Varias oficinas sucursales de la Sociedad Watch Tower alrededor del mundo condujeron entrevistas con jóvenes. A medida que considere los comentarios de estos jóvenes, considere si usted comparte o no las esperanzas y los temores de ellos.
Buenas familias y buenos empleos
Thomas, un joven alemán, desea “larga vida y buena salud”. “Quiero casarme y tener una familia feliz”, dijo Mikiko, adolescente del Japón. Estos son ejemplos de jóvenes que quisieran que la vida de ellos se pareciera a la de sus padres. Otros quisieran cambiar una que otra cosa. Maristela, una niña brasileña, dice que quisiera ‘manifestar el amor de manera diferente a como lo hicieron sus padres’, puesto que cree que el matrimonio no es “lo que la iglesia y la sociedad hace que sea”.
La esperanza de tener un empleo ocupa un lugar importante en la mente de los jóvenes. A un joven japonés llamado Kenji, de 13 años de edad, le gustaría “tener un trabajo que se relacione con automóviles, ya sea en una fábrica de automóviles o conduciendo automóviles de carrera”. Helmut, un joven de diecisiete años de Alemania, sueña con convertirse algún día en un jugador profesional de fútbol, mientras que Kunle, estudiante de Lagos, tiene “la vista fija en una carrera como técnico en computadoras”.
A Thierry, Bruno y Mimoun, tres adolescentes del norte de Francia, les preocupa el desempleo y quieren tener una educación avanzada para conseguir un empleo regular. Una encuesta pública realizada en abril de 1985, cuyos resultados se publicaron en el diario francés Le Figaro, reveló que el temor al desempleo es casi universal. El diario informó: “El desempleo le lleva gran ventaja a otras preocupaciones [de corto plazo] en los países principales, con la excepción del Japón y, a menor grado, los Estados Unidos”.
La tecnología... ¿bendición, o maldición?
Los jóvenes también tratan de imaginarse un mundo transformado por la tecnología. “Creo que entonces el mundo será un lugar mejor en el cual vivir”, declaró un joven nigeriano. “Aun en países del Tercer Mundo como el nuestro, la mayoría de las cosas funcionarán mediante ordenadores, y por medio de estos y otros artefactos electrónicos el mundo se convertirá en un lugar mejor.”
Un periodista, que trabaja para la revista francesa Le Nouvel Observateur, tiene más o menos el mismo punto de vista acerca del futuro cercano: “Máquinas funcionarán por su propia cuenta. Tarjetas magnéticas reemplazarán el dinero. Después de haber seleccionado los productos que se anuncian en una pantalla de televisor, las compras se harán por teléfono. La gente trabajará en sus hogares con terminales de ordenadores conectados a bancos de información”.
Sin embargo, otros jóvenes no están tan seguros de que un mundo controlado por la tecnología sea tan maravilloso. Gaby, una joven alemana de 13 años, teme que para el año 2000 pueda haber “casas por todas partes, sin árboles ni flores”. Susanne, del mismo país, se imagina a la gente viviendo bajo una cúpula de cristal para escapar de la contaminación.
Aun para otros, tal como Selcuk, joven alemán de origen turco, “un mundo completamente electrónico” causará mayor desempleo. “En la actualidad no hay muchos trabajos —dice él—, pero en el año 2000 [...] no serán personas las que se encuentren detrás de los mostradores, sino autómatas.” Selma, de dieciséis años, de Brasil, llega hasta el punto de decir: “Los ordenadores tomarán el lugar de Dios”.
Los grandes temores de ellos
Emmanuel, joven nigeriano, alarmado ante la inseguridad cada vez mayor, da la siguiente explicación: “En el pasado, cuando los ladrones deseaban irrumpir en una casa, esperaban hasta que el dueño se fuera. Ahora no les importa que toda la familia esté en la casa. Los ladrones tocan a la puerta y exigen las pertenencias de uno. Si tales cosas ocurren ahora, ¿qué se puede esperar en el futuro?”. Emmanuel no es el único que abriga estos temores. Un joven canadiense declaró: “Creo que en el mundo habrá [...] más delitos y actos de vandalismo, más personas sufrirán crisis nerviosas y los niños serán menos disciplinados”.
Sin embargo, una de las principales preocupaciones de los jóvenes de hoy es el temor a la guerra. Este temor se refleja en el comentario que hizo Folasade, joven nigeriana: “Cualquier cosa pudiera ocurrir en cualquier momento [...] hasta una guerra mundial antes del año 2000”. La situación es similar en los Estados Unidos, según este titular del International Herald Tribune: “Muchos estudiantes universitarios esperan guerra nuclear”. En Canadá, la crítica literaria Yolande Villemaire informa que los jóvenes “están seguros de que morirán en un holocausto nuclear”.
Jóvenes japoneses, como Daisuke, de 15 años de edad, tienen un punto de vista similar: “Para cuando tenga 30 años de edad, la Tercera Guerra Mundial, que será una guerra nuclear, habrá destruido este planeta. ¡No tengo metas en la vida ni preocupaciones!”.
David, joven francés, fue al grano: “Al considerar todos los conflictos actuales, no creo que siquiera valga la pena hablar del año 2000”. Muchos jóvenes franceses concuerdan con este punto de vista, pues una encuesta reciente reveló que el 74% de los jóvenes franceses consideran que de aquí al año 2000 la mayor amenaza para la humanidad será una tercera guerra mundial.
¿Hay alguna esperanza para el futuro?
Con perspectivas tan sombrías, se entiende por qué los jóvenes expresan incertidumbre respecto al futuro. No obstante, sí hay una esperanza segura para el futuro. ¿Quisiera aprender sobre tal esperanza? Ese es el tema del siguiente artículo.
[Ilustración en la página 4]
Entre las pocas predicciones del hombre que se han realizado están las de Julio Verne. Aquí se ilustra su cohete lunar
[Reconocimiento en la página 5]
Foto de NASA