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  • ¡Despertad! 1986
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  • Sobre el dar propinas
  • ¿Invitación al ultraje sexual?
  • La lectura de novelas románticas
  • Cómo superar el trauma de una violación
    ¡Despertad! 1993
  • La verdad de la violación sexual
    ¡Despertad! 1993
  • Sugerencias prácticas sobre el dar propinas
    ¡Despertad! 1986
  • ¿Dejar una propina, o no?
    ¡Despertad! 1986
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¡Despertad! 1986
g86 8/11 pág. 28

De nuestros lectores

Sobre el dar propinas

Me incomodó muchísimo su artículo sobre el dar propinas. (22 de junio de 1986.) Siempre me ha parecido que el cliente tiene la opción de dejar una propina si cree que el servicio ha sido excepcional. El sentir que es obligatorio me hace perder todo placer de salir a comer otra vez. Los precios que se indican en el menú deberían incluir los servicios de los que sirven.

J. C., Estados Unidos

A uno tal vez le parezca que los precios de las comidas en los restaurantes y los precios de otros servicios deberían incluir todos los gastos de la labor de los que rinden dicho servicio, pero generalmente no es así. Los meseros de los restaurantes, y muchas otras personas que rinden otras formas de servicio, dependen de las propinas como parte de su salario, y a menudo se les cobra impuestos sobre estas propinas, sea que las hayan recibido o no. Como es natural, cualquiera que reciba alguna forma de servicio debería esperar pagar por este, sea que se cargue la cuenta o que se pague como de costumbre en forma de propina por separado.—La dirección.

Gracias por sus artículos sobre el dejar propina. Los artículos me ayudaron a comprender por qué debo dejar propina como también la importancia de hacerlo, no solo en este país, sino también en otros. Esos artículos han cambiado mi punto de vista respecto a dar propinas.

E. B. M., Estados Unidos

¿Invitación al ultraje sexual?

En la sección “Observando el mundo” (22 de julio de 1986) ustedes se refieren a un juez que sentenció a un violador a libertad condicional porque él consideró que la violación de la joven fue una “reacción normal” del violador por la manera seductora como vestía y actuaba la joven. Quizás el juez no razonó que el asesinar es una reacción normal por parte de la mujer que sea víctima del ultraje sexual, y ¿sería el juez tan indulgente si la víctima de tal acto matara al violador?

E. B., Estados Unidos

El artículo en la sección “Observando el mundo” sugiere que las mujeres invitan al ultraje sexual y que ustedes concuerdan con dicho parecer. El decir que las mujeres invitan a la violación por su modo de vestir y sus acciones es como decir que alguien hizo enojar tanto a otra persona que esta tuvo que matarlo. ¡Es obvio que eso es absurdo!

J. D., Estados Unidos

Nosotros ciertamente no concordamos en que el ultraje sexual sea una reacción normal a la conducta seductora de una mujer, como tampoco es una reacción normal cualquier otro acto de violencia debido a cierta situación. Tampoco concordamos con que el que la mujer por su vestir o actuar “provocó la violación” sirva de argumento de defensa respecto a tal violación. Pero sí opinamos que el vestir, hablar y comportarse modestamente puede servir de protección a la mujer en muchos casos. Alguien que continuamente exhiba un rollo grande de billetes llamará la atención de los asaltantes, y alguien que provoque la ira cosechará violencia. Así también hay mayor probabilidad de que una mujer que atraiga la atención a sí misma por su modo seductor de vestir, hablar y actuar sea víctima del ultraje sexual que una que se vista y actúe modestamente.—La dirección.

La lectura de novelas románticas

Me he beneficiado muchísimo del artículo “¿Son inofensivas las novelas románticas?” (8 de febrero de 1984). Me aficioné a las novelas románticas a la edad de 13 años, y actualmente tengo 21 años. Cuando se publicó el artículo, terminé la novela que estaba leyendo y decidí (de mala gana) que sería la última que leería. Entonces hace unos meses volví a aficionarme a ellas. Pude sentir que el alimentar la mente con tal lectura estaba ejerciendo influencia en mí. El meditar de nuevo sobre su artículo me ha ayudado a vencer tal afición (mientras estaba leyendo una novela), y voy a deshacerme de todas las novelas que hay en mi casa.

J. G., África del Sur

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