¡Trabajo rápido bien al norte!
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Noruega
“SENCILLAMENTE fantástico. Solamente así podemos describir lo que los testigos de Jehová hicieron el pasado fin de semana.”
El periódico noruego Finnmarken empezó así su informe sobre la construcción de un Salón del Reino —lugar de reunión de la congregación de los testigos de Jehová— el verano pasado en el pueblecito de Kirkenes, en el norte de Noruega. ¿Qué vio el escritor que le pareció fantástico?
El edificio de 210 metros cuadrados (2.258 pies cuadrados) que acomoda a unas 100 personas fue construido en tres días por más de 200 trabajadores voluntarios procedentes de cinco naciones. Hubo que construirlo cuidadosamente, y con buen aislamiento, porque Kirkenes está en una zona fría a unos 349 kilómetros (217 millas) al norte del Círculo Polar Ártico, donde colindan las fronteras de Noruega, Finlandia y Rusia. ¿Cómo se construyó este edificio?
Esta obra comenzó cuando una congregación pequeña —de unos 30 miembros— preguntó a las autoridades locales qué posibilidades tenían de comprar un solar. Primero se les dijo que no había ningún lugar disponible para lo que querían. Pero las autoridades favorecieron el proyecto, e hicieron ajustes respecto a una zona para que se pudieran construir lugares de reunión, y así por el estilo. El programa de construcción, que se efectuaría en tres días, empezaría el viernes 27 de junio y terminaría el domingo 29 de junio de 1986.
Cooperación internacional
La noche antes de que se empezara la obra, las paredes de la fundación ya estaban terminadas y los materiales de construcción listos en el solar. Pero ¿qué se podía decir de los trabajadores? Además de los miembros de la congregación local, habían llegado otros Testigos de diferentes lugares. Familias enteras vinieron en automóviles con sus casas de remolque. Un autobús lleno de voluntarios vino desde la zona de Oslo, en el sur de Noruega. Entre estos había Testigos de Dinamarca, los Estados Unidos y Canadá. También llegó un autobús con 44 finlandeses. En conjunto hubo más de 200 voluntarios allí.
Aquella misma noche todos los trabajadores tuvieron una reunión de información esencial, en la cercana Casa de Deportes que la congregación había alquilado por el tiempo que durara el trabajo. Toda la información fue traducida al finlandés y el inglés. Ya podía sentirse el espíritu de amor y cooperación que caracterizaría a la entera obra.
El viernes a las 7.00 de la mañana se consideró el texto bíblico para el día en noruego y en finlandés. Después de la oración y del desayuno todos se prepararon para el trabajo. A las ocho en punto se oyeron los primeros martillazos. Para las 9.45 de la mañana se habían alzado cinco de las seis paredes. Entonces comenzó el andamiaje. Una hora después se instaló la primera viga para el techo.
Aquella mañana un vecino había visto por la ventana a la muchedumbre que había afuera. Fue a la cocina y se preparó una taza de café y un emparedado y regresó a la ventana... ¡y casi dejó caer la taza cuando vio al edificio tomando forma!
Bajo la dirección de artesanos —cada uno asignado a efectuar cierta tarea— la obra marchó a buen paso. Algunos trabajaron hasta bien entrada la noche para terminar el techo. En el norte lejano la luz del Sol dura 24 horas al día durante ese tiempo del año, lo cual garantizaba suficiente luz. Dentro del edificio ya se habían instalado las planchas de cartón-yeso de las paredes y el techo.
El hablar por señas solucionó la mayoría de los problemas de comunicación entre personas de diferentes idiomas. Mucho puede decirse de esa manera. Y cuando no era suficiente, entonces los finlandeses que sabían inglés o sueco —que es similar al noruego— servían de intérpretes. El vencer así las barreras lingüísticas añadió al sentido de unidad.
Ciudadanos amables
Unos ciudadanos amables contribuyeron al buen progreso del trabajo. Por ejemplo, cuando los Testigos preguntaron a un vendedor de madera y a otro de materiales eléctricos si podían abrir sus negocios durante el fin de semana en caso de que se necesitaran materiales, ellos les entregaron las llaves y les dijeron que anotaran cualesquier artículos que tomaran y devolvieran después los que no usaran.
El sábado por la noche los Testigos le pidieron al jardinero del pueblo que trajera flores para los arriates. Aunque tenía invitados, el jardinero —vestido con traje y corbata— vino y plantó las flores él mismo. Dijo: “Este es un regalo del pueblo para su edificio”.
El inspector de la electricidad vino el sábado. Los trabajadores se llevaron una sorpresa cuando él les preguntó si podía regresar el día siguiente para conectar la electricidad. Por lo general pasan semanas antes de que se haga esto, y hasta entonces nunca se había hecho en domingo. Después que se conectó la electricidad y los Testigos expresaron su agradecimiento a los empleados de la compañía eléctrica por haber venido, el inspector dijo: “Si hubiera sido necesario yo habría venido a las cinco de la mañana. Algo malo debería de haber en la persona que no quisiera ayudar en un proyecto como este. Es una experiencia singular en la vida”.
Se completa el trabajo
Cuando llegó el domingo, el exterior del edificio estaba casi terminado, y se habían plantado los árboles. Para las 9.00 de la mañana se había sembrado el césped. Dentro del edificio, los trabajadores pintaban, empapelaban, ponían el piso y daban otros toques finales. Un periódico comentó de este modo sobre la nitidez que se observaba en el lugar de construcción: “Todos sabemos la apariencia que presenta un lugar de construcción... plásticos, pedazos de madera y mucha basura por dondequiera. Pero cuando los testigos de Jehová construían su Salón del Reino, ni un trozo de madera ni de plástico ensuciaba el lugar”.
A las 6.00 de la tarde el Salón quedó terminado, con excepción de algunas instalaciones eléctricas y de tuberías. Además del salón principal, el edificio tenía una sección que podía servir para diversos propósitos, una biblioteca, un almacén, un vestíbulo y cuartos de baño.
A las 7.00 de la noche se celebró la primera reunión, y hubo una concurrencia de 250 personas. Se efectuó un estudio de la Biblia basado en un artículo de La Atalaya, y se mostró una videograbación del trabajo. Todos expresaron aprecio por el privilegio de haber cooperado con sus hermanos cristianos en edificar un lugar de adoración tan rápidamente allá, bien al norte.
[Fotografías en la página 25]
Diferentes etapas de la construcción del Salón del Reino desde el viernes hasta el sábado
[Mapa en la página 24]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
CÍRCULO ÁRTICO