Realizando “milagros” en dos días
ESTOS SALONES DEL REINO NO SON PREFABRICADOS. SE CONSTRUYEN HASTA QUEDAR CASI COMPLETOS (EL 90%) USANDO MATERIALES QUE SE HAN TRAÍDO A UNA BASE DE HORMIGÓN PREPARADA DE ANTEMANO
MIENTRAS Bill conducía por un campo adyacente, apenas se percató del grupo de personas que estaban alrededor de un cimiento pelado de madera y bloques. Era temprano por la mañana. Poco se imaginó la sorpresa que se llevaría cuando regresara.
Cuatro horas más tarde, al acercarse al mismo campo Bill lo vio. Se quedó boquiabierto. ¡Allá, sobre aquel cimiento, había un edificio! Aunque no estaba terminado completamente, tenía un techo de tejamanil, las paredes y ventanas en su lugar. Tal fue su sorpresa que al virar perdió el control de su camión, y se salió de la carretera. Gracias a que maniobró inmediatamente, evitó que el camión cayera en una zanja.
Bill vio las etapas iniciales de un “milagro” de dos días. Un enjambre de trabajadores diligentes estaban construyendo un Salón del Reino de los Testigos de Jehová hasta casi completarlo —por dentro y por fuera— en solo dos días. Pronto todo el pueblo de Grafton, Dakota del Norte, supo de esta hazaña. Una persona dijo: “¡Ellos trasladaron un edificio y lo colocaron ahí durante la noche!” “Imposible,” respondió otra persona. “¡No, la verdad es que ellos lo edificaron!”
Un señor de Memphis, Tennessee, que leyó acerca de otra obra de construcción como ésta, dijo que el informe proveía “un rayo de esperanza a la condición en que se halla la humanidad.” ¿Por qué? Ciertamente al considerar la condición de la humanidad hoy día, no se ve un cuadro hermoso. ¿Por qué habría de tener una obra de construcción tal repercusión? Veremos.
Tan solo uno de muchos
Stanley Peck, uno de los organizadores de estas obras de construcción, calcula que se han edificado más de 60 Salones del Reino de construcción “instantánea” desde que se construyó el primero de éstos en Webb City, Misuri, hace 10 años. En esa ciudad un equipo de 50 personas erigió las paredes y puso el tejado de un salón en dos días. “Nos pareció entonces que si realmente organizábamos las cosas apropiadamente, podríamos hacer todo el trabajo en un fin de semana,” dijo Peck mientras reflexionaba sobre el asunto. “Fue ahí donde comenzó la idea de estas obras.” Con cada salón nuevo que construían, se acercaban más a dejarlo completo en dos días. Otro de los organizadores, John Langan, declaró: “En los últimos 20 salones, aproximadamente, hemos logrado terminar un 90 por ciento de todo el edificio.”
El “90 por ciento” incluye, por lo general, un edificio de ladrillo completamente provisto de aislamiento y de un sistema de acondicionamiento del aire, y a veces con los terrenos de la propiedad hermoseados. A menudo queda pintado, empapelado y decorado con un impresionante mural pintado a mano, que armoniza hermosamente con los colores de una alfombra nueva. Estos no son edificios prefabricados ni están simplemente “construidos a la ligera.” Se han construido algunos salones hasta de 18 metros de ancho por 21 metros de largo y que pueden acomodar a 250 personas sentadas. Cada uno tiene un diseño particular, con varias salas, incluso servicios sanitarios, una biblioteca y un auditorio. Además, tienen toda la instalación para el sistema de altavoces. ¡En Oklahoma uno de estos salones hasta tiene una chimenea! Por lo general, están valorados en tres veces, o más, la cantidad de dinero que se invirtió en construirlos.
“No lo creo”
Al observar el trabajo —y siempre hay una gran cantidad de observadores de la vecindad— se puede ver una coordinación sorprendente. El trabajo comienza el sábado a las siete de la mañana. ¡Una hora después se han erigido las paredes! Luego sigue la armazón para el techo. Las mujeres que trabajan en la obra empiezan a traer los paneles para cubrir el exterior del edificio, y se procede a fijarlos en su lugar. Los electricistas comienzan a hacer la instalación eléctrica. Tres horas después de haber comenzado el trabajo se coloca el primer ladrillo. Los que están encargados de instalar los sistemas de acondicionamiento del aire y de calefacción esperan para comenzar a trabajar. Cada cosa simplemente sigue una secuencia. Uno de los trabajadores dijo: “Lo veo, pero no lo creo.” Pero, hay algo más que hace de esto un “milagro” mayor aún.
El reportero de un periódico de Tulsa, Oklahoma, escribió lo siguiente: “No se ha pagado ni un centavo por su labor de amor.” El que personas trabajen tan duro sin recibir ni un centavo en pago es sencillamente un “milagro.”
Algunas personas de Guymon, Oklahoma, que dudaban de la calidad del trabajo, llamaron al inspector de construcciones de la ciudad. El inspector declaró: “¡Les dije que si ellos querían ver algo bien hecho, deberían visitar el salón! ¡Ustedes están haciendo correctamente hasta los detalles que van a estar escondidos y que no se verán!”
Sin embargo, muchos de los trabajadores no son constructores profesionales. Estos obreros aprenden el trabajo según lo van haciendo. Entre los obreros sin previa experiencia en la construcción, y que estaban trabajando en una de las obras, estaban un farmacéutico, un profesor de colegio, un fotógrafo profesional, dos médicos y un jardinero. No obstante, para velar por la seguridad de todos, hay un Testigo, familiarizado con la seguridad en las obras de construcción, que ronda el lugar para ver si hay algo que represente un peligro para los trabajadores.
Pero, ¿marchan siempre tan suavemente las cosas?
‘Nos sentimos vencidos’
Una etapa crítica de la operación es el acabado del techo y de las paredes interiores. Un equipo de obreros trabaja en esto toda la noche del sábado. En el salón que se construyó en Elk City, Oklahoma, como a las tres de la mañana, cuando estos trabajadores se apresuraban por terminar de instalar los paneles de cartón yeso, de repente hubo una explosión fuerte. Todas las luces se apagaron. Pronto otra explosión lanzó una inmensa bola de fuego que destrozó por completo el transformador que se hallaba en el poste del alumbrado público fuera del salón. Los electricistas municipales dijeron: “¡No habrá electricidad hasta la mañana!” El tiempo corría. Si no se terminaba esta parte del trabajo antes del amanecer se estropearía toda la obra.
“Esto en verdad nos desanimó,” dijo uno de los que estaban instalando los paneles. “Cuando se cortó la electricidad, sencillamente nos sentimos vencidos por completo.” Pero uno de ellos recordó que su camioneta estaba equipada con todo lo necesario para acampar y que estaba estacionada al lado del salón. ¡La camioneta tenía su propio generador de electricidad! Dentro de unos minutos tenían luz. Era todo lo que se necesitaba para terminar a tiempo.
“A veces no tenemos desde el mismo principio todos los materiales que se necesitarán,” comentó Harold Cheek, otro de los organizadores. “En algunos casos parece que los materiales no llegan sino hasta el momento en que los vamos a usar, pero nunca hemos tenido que detener o cancelar una obra.”
Trabajando con amor abnegado
“Yo no sé mucho acerca de esta clase de trabajo, pero haré lo que ustedes me digan,” explicó el propietario de un negocio grande de soldadura, que llegó en un avión privado al lugar de la construcción. Hay otros que piensan de igual manera. A él le tocó el trabajo sucio de mezclar y transportar argamasa. Familias enteras trabajaban juntas. Un trabajador, que según las normas legales es ciego, estaba muy ocupado instalando el sistema de altavoces... dejándose guiar principalmente por el tacto. Varios ayudantes le servían de “ojos.” Los niños quitaban del piso los desechos y trozos de materiales que sobraban, y también distribuían los refrigerios.
“Nadie pudiera habernos hecho trabajar por dinero en un día como éste... ¡absolutamente nadie!,” exclamó uno de los trabajadores en Vinita, Oklahoma, ¡pues el viento que acompañó al frío hizo que la temperatura pareciera estar a -26° C! ¡A algunos se les formaron carámbanos en los bigotes mientras trabajaban! Por otro lado, en Purcell, Oklahoma, el mismo equipo de trabajadores construyó un salón a pesar de que la temperatura subió a más de 46° C. A veces llueve a cántaros, sin cesar, durante los dos días, como sucedió en Monmouth, Illinois. “Ni un solo hermano abandonó el lugar,” dijo Harold Cheek. “Simplemente continuaron trabajando hasta el final.”
Pero, ¿por qué hacen todo esto vez tras vez? Una adolescente observadora hizo resaltar la razón por la cual lo hacen. Aunque ella no es Testigo, le dijo a la familia con quien había viajado al lugar de la construcción: “Acabo de caer en la cuenta. Nosotros no conocemos a ninguna de estas personas. Nunca visitaremos su salón. Aun así, estamos haciendo todo este duro trabajo. ¡Oigan, verdaderamente estamos sacrificándonos en favor de otras personas! ¡Esto es algo bueno!”
Sí, lo que impulsa a estas personas es amor abnegado. Esta es la clase de amor que Jesús dijo que identificaría a sus verdaderos seguidores, porque ellos habrían de amarse unos a otros ‘como él los amó a ellos.’ Jesús puso los intereses de sus discípulos antes de sus propios intereses. Hasta murió por ellos.—Juan 13:34, 35.
Las distancias que algunos de los trabajadores tienen que viajar demuestra su amor abnegado. “Tratamos de mantenernos dentro de un radio de ochocientos a novecientos sesenta kilómetros de nuestros hogares en Oklahoma, porque ese recorrido por lo general nos toma un día de viaje en automóvil,” declaró Cheek. Sin embargo, una familia viajó más de 2.500 kilómetros de ida y vuelta. ¡Otra familia viajó 1.480 kilómetros tan solo en el viaje de ida! Para una de las obras de construcción vinieron obreros de 10 estados. Por lo general, a los que vienen a trabajar no se les paga los gastos de viaje. Para evitar que se imponga una carga fuerte sobre persona alguna, John Langan mantiene un fichero con los nombres y direcciones de más de 800 voluntarios, y con esta información puede ver quiénes viven más cerca del lugar donde se construirá el próximo salón.
Pero, ¿son estos “milagros” de dos días simplemente el producto de personas dedicadas que están hábilmente organizadas?
“La mano de Dios obrando”
En Dumas, Texas, un matrimonio pidió ver el interior de un nuevo salón. La esposa dijo: “Al mirar alrededor, puedo ver por los resultados la mano de Dios obrando.” Una pareja que observó el trabajo en Elk City, Oklahoma, estuvo de acuerdo con ese pensamiento, pues dijeron: “¡Nunca hemos visto nada semejante! Claro está, nosotros no somos testigos de Jehová, pero sabemos que estos trabajadores están motivados por el espíritu de Dios. ¿De qué otra manera pudiera haberse logrado tanto?”
Sí, en vez de jactarse orgullosamente de haber logrado una tarea “casi imposible,” los trabajadores comentaban acerca de “la evidencia convincente de que Jehová ha bendecido nuestros esfuerzos.”
¿Valió la pena?
En un salón nuevo, todos los trabajadores dejaron de trabajar el domingo por la noche para disfrutar de la primera reunión en ese salón. Hace solo unos años, uno de los ancianos locales de la congregación había sido el único Testigo en el área. Había visto el progreso de la congregación hasta el punto de tener ahora un flamante Salón del Reino “instantáneo.” La construcción del salón ya había suscitado mucha curiosidad en las personas de la comunidad. Se pidió a ese anciano que concluyera la reunión con oración. Durante la oración no pudo contenerse más y comenzó a llorar. ¡Era tanto el agradecimiento que sentía! Este salón sería una gran ventaja a medida que esta congregación pequeña continuara esparciendo las buenas nuevas del reino. (Mat. 24:14) La rapidez con que se construyó el salón les ahorró mucho tiempo que podría emplearse ahora en la obra de predicar.
Por lo general, el celo de los que asisten a las reuniones en el salón aumenta. Como lo expresó un Testigo después que terminaron de construir su salón: “¡Ahora tenemos que ponernos a trabajar y hablar a otros para llenarlo!” Estos “milagros” de dos días han hecho posible tener excelentes conversaciones bíblicas con vecinos que han observado su construcción.
Pero, ¿qué hizo que el hombre que mencionamos anteriormente dijera que estas obras de construcción proveían “un rayo de esperanza a la condición en que se halla la humanidad”?
“Un rayo de esperanza”
Este comentario se debió a que él había leído que en Memphis, Tennessee, en un sector donde todos los habitantes son de la raza negra, “negros y blancos, jóvenes y viejos” estaban trabajando juntos como una familia grande. Después de observar la construcción del salón, un muy conocido hombre de negocios de Grafton, Dakota del Norte, dijo: “En verdad, esto fue algo completamente diferente. Pude ver unidad y amor fraternal. Dije en mi corazón: ‘Así es como la gente verdaderamente debería ser.’” Quedó tan impresionado que comenzó a dar pasos para llegar a ser testigo de Jehová.
Sí, “así es como la gente verdaderamente debería ser.” Por ejemplo, entre los obreros hay un indio norteamericano que anteriormente odiaba a los blancos. Este hombre fornido que mide 1,8 metros de estatura dijo: “Si un hombre blanco chocaba conmigo, le daba un golpe que lo dejaba inconsciente.” Ahora ha trabajado estrechamente con muchos hombres blancos en construir varios salones... dando y recibiendo amor. ¡Cuánto mejor sería nuestro mundo si todos tuvieran tal unidad!
Un contratista de construcción que no es testigo de Jehová dijo: “Si pusiera a cien obreros de diferentes oficios a trabajar juntos, en 30 minutos estarían maldiciéndose y riñendo unos con otros.” Quedó impresionado al ver carpinteros, albañiles, obreros que revisten las paredes con paneles y electricistas todos trabajando lado a lado.
En vez de hacer un despliegue de eficiencia, sin mostrar ninguna consideración, uno de los organizadores se tomó el tiempo, de su horario que exige tanto de él, para cuidar de una hermana totalmente paralizada que quería estar presente para ver personalmente la construcción del Salón del Reino. Él la cargaba desde el automóvil, la cambiaba de posición, o la ayudaba a sentirse más cómoda. Nunca podrá olvidarse tal bondad, pues a ella le corrían las lágrimas al observar la construcción.
Enseña una “lección mucho mayor”
“Gracias por esta breve historia tocante a gente humilde que trabaja junta para lograr un buen fin, y por la lección mucho mayor que nos enseña a todos los que vivimos en un mundo que necesita toda la ayuda que se le pueda dar,” así concluyó la carta que escribió a un diario un señor de Memphis, Tennessee. El ver el ejemplo de gente trabajando junta en verdadera paz “enseña” una gran lección.
Un Testigo que ha participado en veintenas de estas obras comentó: “La gente hoy día está cansada de tanta palabrería. Muchas teorías que parecen buenas simplemente no dan resultados. La gente desea ver algo. Pues bien, cuando uno ve a 200 personas trabajando de toda alma, a pesar del frío y la incomodidad, cada una interesada en el bienestar de la otra, esto muestra algo. Es algo que es una prueba tangible, patente, de que, ‘¡Oiga, la Biblia realmente da resultados!’”
Un hombre quien no era Testigo, pero que estaba bastante familiarizado con las enseñanzas de los Testigos, vino a ayudar en el trabajo. Este hombre, que ahora ha llegado a ser Testigo activo, dijo: “¡Por algunos años yo había oído acerca de la Verdad, pero ahora, por primera vez la vi!”
Además, tal cooperación da un cuadro por anticipado de algo más. La Biblia enseña que pronto Dios corregirá la “condición en que se halla la humanidad” al presente por medio de quitar la iniquidad y de hacer posible que “los mansos” que obedecen la Biblia vivan en la Tierra en paz. (Sal. 37:10, 11, 34) En el nuevo orden de justicia, todo trabajo de edificación que se tenga que hacer en todo el mundo reflejará la misma cooperación amorosa que se ha visto en estas obras de construir Salones del Reino. Un trabajador comentó: “Anima a uno el pensar que así es como trabajaremos juntos en el nuevo sistema.” Sí, la amorosa cooperación que es tan patente en estas obras hace esa esperanza todavía más real.—2 Ped. 3:13.
Un joven quedó verdaderamente conmovido por lo que vio durante los dos días de trabajo. Después de guardar todas sus pertenencias en el automóvil para emprender su largo viaje de regreso a su hogar, echó un último vistazo. No pudiendo expresar sus sentimientos con palabras, lanzó al aire su sombrero, dio dos volteretas y entonces saltó al automóvil en el que su familia, que se estaba riendo, le estaba esperando. Al alejarse, dejaba atrás un Salón del Reino flamante que mide 260 metros cuadrados, y cuya construcción requirió la dedicación y amor de 150 hombres, mujeres y niños... y dos días de trabajo.
[Ilustraciones en la página 13]
SÁB. A LAS 7 DE LA MAÑANA
SÁB. A LAS 10 DE LA MAÑANA
DOMINGO A LAS 6 DE LA TARDE
[Ilustración en la página 14]
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN TOMAN NOTA DE ESTOS SALONES “INSTANTÁNEOS.” EN MEMPHIS, TENNESSEE, DOS ESTACIONES DE TELEVISIÓN FILMARON LA CONSTRUCCIÓN. EN TULSA, OKLAHOMA, UN REPORTERO PASÓ DOS DÍAS TRABAJANDO EN LA OBRA Y OBSERVÁNDOLA
[Ilustración en la página 16]
TESTIGOS DE DIFERENTES RAZAS TRABAJAN LADO A LADO EN UNA LABOR DE AMOR
[Ilustraciones en la página 17]
HOMBRES Y MUJERES —LOS MAYORES Y LOS PEQUEÑOS— TRABAJANDO EN UN SALÓN “INSTANTÁNEO.” NI SIQUIERA UNO DE ELLOS RECIBIÓ UN CENTAVO EN PAGO
[Recuadro en la página 15]
COMENTARIOS DE FUNCIONARIOS
“Permítanme . . . expresarles la admiración sincera de los ciudadanos de Purcell por el hermoso Salón del Reino y por la forma en que lo construyeron.”—El Administrador Municipal, Purcell, Oklahoma.
“Hallé que la instalación alámbrica del sistema eléctrico estaba bien hecha y era adecuada y que se usaron los mejores materiales eléctricos.”—Inspector Electrotécnico, Lake Charles, Luisiana.
“Ya que personalmente he visto la construcción de varios salones que estas personas han edificado y he trabajado en ellas, puedo decir que la edificación satisfará los reglamentos de construcción y cumplirá con más de lo que éstos exigen.”—El Director de Obras Públicas Borger, Texas.
“Creo que algunos que trabajaron en esta obra son verdaderos artesanos, y eso se nota por la calidad de su edificio.”—Jefe de los Inspectores de Edificios, Craig, Colorado.