De nuestros lectores
El cáncer... ¿puede usted vencerlo?
Deseo darles las gracias por el artículo sobre “El cáncer... ¿puede usted vencerlo?” (8 de octubre de 1986). No me imaginaba que dos semanas después de recibir esta revista un diagnóstico indicaría que yo tengo esa “temible” enfermedad. Pero soy joven y la diagnosis ha sido temprana, de modo que tengo un 90% de probabilidad de recuperar por completo. Gracias a sus artículos entendí mucho más sobre el cáncer de lo que probablemente hubiera entendido sin ellos; hasta sabía qué preguntas hacerle al médico.
L. F., Estados Unidos
Muchísimas gracias por sus artículos sobre el cáncer. Estoy segura de que muchas personas que sufren de esta terrible enfermedad hallarán animadores estos artículos. Es agradable, como variación de lo usual, leer hechos exactos acerca de este asunto. Los periódicos casi nunca publican los relatos del éxito de miles de personas que han vencido el cáncer; más bien, el caso de alguna que otra celebridad que ha sido su víctima es lo que sale en los titulares. Esto es muy perjudicial a las víctimas, porque vivimos de la esperanza.
J. W., Inglaterra
¡Cuánto solaz y ayuda ofrece el artículo sobre el cáncer! Cuando recibí la revista, hacía solo dos días que había ido al hospital a visitar a un amigo querido a quien se le había tenido que amputar una pierna debido a un cáncer. Quería comunicarle ánimo cuando lo visitara de nuevo. Sus artículos contenían todo lo que necesitaba, y los grabé en una cinta para que él pudiera escucharlos desde la cama. Toda la información es interesante, pero en particular me impresionó la de la página 12 bajo el encabezamiento “Cómo enfrentarse al tratamiento de cáncer”.
A. M., República Dominicana
Sobre el vencer la tartamudez
Concuerdo de lleno con los comentarios que se hacen en el artículo “El desafío al que se enfrenta el tartamudo” (8 de noviembre de 1986). Yo mismo he tenido que luchar por mucho tiempo con este defecto del habla. Desearía agregar que siempre debería dejarse que el tartamudo termine de decir lo que ha comenzado a decir, prescindiendo de cuánto tiempo le tome. Siempre me ha molestado el que la persona con quien hablo me termine la oración, porque la mayoría de las veces termina diciendo por mí algo que yo no quería decir. Esto es especialmente importante cuando el tartamudo es un niño. Desde que me hice testigo de Jehová he adelantado mucho en vencer la tartamudez. El hablar a otras personas al predicar me obliga a concentrarme en sus problemas e ideas, y no tengo tiempo para preocuparme por mi problema del habla. Esto ha sido muy útil.
B. Z., República Federal de Alemania
He sacado mucho provecho del artículo “El desafío al que se enfrenta el tartamudo”. Me ha ayudado a comprender a mi hijo, que ha sido tartamudo desde los seis años de edad. Espero que todos los padres de hijos que tengan este impedimento lean este artículo, porque realmente nos ayuda a comunicarnos con nuestros hijos. Sí, deseo animar a otros padres a no interrumpir a sus hijos cuando estos estén esforzándose por hablar.
J. K., Malta
Os quiero agradecer el artículo sobre la tartamudez. Me ha ayudado a conocer que otras personas también tienen este problema. Estoy recuperándome de mi tartamudez de forma increíble por un tratamiento llamado “Ritmo contra tartamudez”. Se emplea un aparato que, a través de un auricular, transmite unas pulsaciones. Estas sirven como base para pronunciar las palabras sílaba por sílaba.
D. C., España