El mundo desde 1914
Cuarta parte: 1940-1943 — Naciones en angustia, impulsadas por el temor
LAS palabras que el primer ministro Winston Churchill, recién nombrado, dirigió a los miembros de la Cámara de los Comunes británica bastaban para hacer sentir temor aun a las personas más valientes: “No puedo ofrecerles nada más que sangre, sudor y lágrimas”. Recalcando la seriedad de la situación, declaró: “Victoria a toda costa, victoria a pesar de todo el terror, victoria a pesar de cuán largo y duro pueda ser el camino, puesto que sin victoria no hay supervivencia”.
Sí, ese día, el 13 de mayo de 1940, los británicos tenían buenas razones para sentir temor. Durante los siguientes seis meses y en preparación para una invasión, la Luftwaffe alemana iba a enviar centenares de aviones para descargar toneladas de bombas sobre objetivos tanto militares como civiles. Esta acción, que llegó a denominarse posteriormente la Batalla de Inglaterra, tuvo el propósito de acabar con el poderío aéreo británico y destruir la moral de los ciudadanos. Pero la batalla tuvo un resultado negativo para la Luftwaffe. Hitler titubeó, y en octubre —al menos por el momento— se suspendieron los planes de invasión.
¿Libertad del temor?
En los Estados Unidos siguió en aumento la solidaridad con los británicos, erosionando la política oficial americana de neutralidad. Dando a entender claramente sus intenciones, el presidente Roosevelt dijo en 1940: “Les hemos proporcionado a los británicos mucho apoyo material y les vamos a proveer mucho más en el futuro”.
El 6 de enero de 1941, él fue aún más lejos. En un discurso dirigido al Congreso, se refirió a lo que él llamó “cuatro libertades”. Para poder lograr una de ellas —libertad del temor— propuso una “reducción [global] de armamentos a tal grado y tan cabal que ninguna nación estaría en posición de cometer un acto de agresión en contra de ningún país vecino... en ningún lugar del mundo”. Esto, en realidad, era una declaración indirecta de guerra contra la política y objetivos de las potencias del Eje.
Dos meses más tarde, el Congreso de los Estados Unidos autorizó un programa denominado préstamo y arriendo. Esto le permitió al presidente suministrar material de guerra, como tanques y aviones, y también alimento y otros servicios, a cualquier nación cuya defensa él considerase fundamental para los intereses de los Estados Unidos.a A pesar de que dentro del país la oposición persistía, era obvio que los Estados Unidos se estaban implicando más y más en la guerra europea.
Mientras tanto, el Japón, envalentonado por el éxito de sus aliados europeos, pensó que era el momento de invadir el sureste asiático sin necesidad de temer demasiado la interferencia británica u holandesa. Cuando Japón invadió Indochina en septiembre de 1940, Washington levantó fuertes protestas. Y cuando el Japón se apoderó de la parte meridional del país, se tomaron represalias. Fueron congelados los bienes japoneses que estaban bajo el control de los Estados Unidos, y se hizo que pesase un embargo sobre los embarques de petróleo al Japón. Los japoneses, al ver amenazados sus intereses fundamentales, se sintieron impulsados a eliminar el peligro de cualquier intervención futura de los Estados Unidos.
Los mandos militares razonaron que podría reducirse considerablemente la posibilidad de represalia por parte de los Estados Unidos obteniendo una victoria decisiva sobre sus fuerzas navales, las cuales superaban en número a las del Japón en aproximadamente un 30%. Después, por medio de capturar territorios americanos, británicos y holandeses, el Japón contaría con bases terrestres desde las cuales defenderse en caso de un futuro contraataque. Se decidió comenzar por Wai Momi.
Ese nombre significa “aguas perlíferas” pues así es como los hawaianos llamaron en el pasado al estuario del río Perla, ubicado a pocos kilómetros al oeste del centro de Honolulú, debido a las ostras perlíferas que se criaban allí. Pero el domingo día 7 de diciembre de 1941 por la mañana, las aguas de Wai Momi no estaban llenas de perlas sino de armazones hundidos de barcos naufragados y también de cuerpos destrozados de las tripulaciones. Los aviones de guerra japoneses habían atacado la principal base naval de los Estados Unidos en el Pacífico ubicada en ese lugar y les habían causado graves pérdidas.
El ataque a Pearl Harbor prácticamente neutralizó a las fuerzas navales americanas en el Pacífico exceptuando a los portaaviones. En pocas horas fueron bombardeadas otras bases aéreas americanas, y esto incapacitó a aproximadamente el 50% de la fuerza aérea de los Estados Unidos en el Extremo Oriente. Tres días más tarde, el Japón invadió las Filipinas, capturó Manila menos de un mes después, y a mediados de mayo tomó el control de todo el archipiélago. En poco tiempo y en rápida sucesión fueron cayendo en manos japonesas: Hong Kong, Birmania, Java, Singapur, Tailandia, Indochina, la Colonia Malaya Británica, Sumatra, Borneo, partes de Nueva Guinea, las Indias Orientales Holandesas, así como docenas de islas del Pacífico. El blitzkrieg asiático no se había quedado atrás con respecto a su réplica europea.
A medida que concluía el año 1942, difícilmente podía decirse que la situación mundial estuviese libre del temor. Fueron más acertadas las palabras proféticas de Jesús: “Sobre la tierra angustia de naciones, [...] mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada”. (Lucas 21:25, 26.)
Fracasa la guerra relámpago alemana
Mientras tanto, Alemania e Italia extendían su control sobre los Balcanes. Hitler envió sus tropas a Yugoslavia y Grecia el 6 de abril de 1941. Yugoslavia cayó en menos de dos semanas, a la que le siguió Grecia antes de mediados de mayo.
La siguiente maniobra de Hitler estuvo motivada por varios deseos. Posiblemente él todavía estaba resuelto a ejercer influencia en Inglaterra para que ese país pidiese la paz. También deseaba aliviar la carga de los japoneses, que estaban combatiendo contra los soviéticos en China, a fin de que ellos a su vez pudiesen mantener a raya a los americanos. Así pues, Hitler preparó a sus tropas para una arremetida contra la Unión Soviética, su aliada en la campaña polaca.
Los generales de Hitler, envalentonados por los éxitos anteriores, creían que si invadían en junio, la Rusia europea y Ucrania serían suyas antes del comienzo del invierno. Así que lanzaron su ataque el 22 de junio de 1941. Avanzaron como un relámpago, cosechando victoria tras victoria. En dos ocasiones rodearon a grandes unidades de soldados soviéticos y capturaron más de medio millón de prisioneros cada vez. Leningrado parecía estar a punto de caer, y a comienzos de diciembre las tropas alemanas ya estaban a las puertas de Moscú.
No obstante, se aproximaba el invierno, y por primera vez las tropas de Hitler llevaban retraso según el programa previsto. Leningrado y Moscú resistían con firmeza. Los soldados soviéticos, recuperados ya de su golpe inicial y estando mejor equipados para la guerra invernal que sus oponentes alemanes, detuvieron la fuerza inexorable alemana. De hecho, incluso los obligaron a batirse en retirada.
Al verano siguiente los alemanes volvieron a la carga. No obstante, su ataque a toda costa a Stalingrado (actualmente Volgogrado) fue su perdición. A comienzos de 1943, los soviéticos rodearon a decenas de miles de soldados que estaban a punto de tomar la ciudad y les obligaron a rendirse. John Pimlott, conferenciante decano de la Real Academia Militar Sandhurst, comenta: “Fue un golpe aturdidor para la moral alemana y el punto de viraje de la guerra en el Frente Oriental. Antes de Stalingrado los rusos no habían experimentado ninguna victoria absoluta; después de esta iban a sufrir pocas derrotas”.
A finales de 1943, aproximadamente dos terceras partes del vasto territorio conquistado por los alemanes en los dos años anteriores habían sido reconquistadas. La guerra relámpago de los alemanes había fracasado.
“Monty” da caza al “Zorro del Desierto”
En 1912 Cirenaica y Tripolitania (actualmente parte del país norteafricano de Libia) fueron cedidas a Italia. Los aproximadamente 300.000 soldados italianos que estaban acuartelados allí a finales de 1940 planteaban una grave amenaza a la guarnición británica de Egipto, mucho más reducida, que guardaba el acceso al estratégico canal de Suez. Para prevenir este peligro, los británicos decidieron atacar primero. Consiguieron una de las primeras victorias decisivas de los aliados, capturando decenas de miles de prisioneros y consiguiendo que los italianos se batiesen masivamente en retirada. La victoria podría haber sido todavía mayor si Grecia no hubiese aceptado precisamente en ese tiempo la oferta británica de ayuda en su lucha infructuosa contra las potencias invasoras del Eje. Por el momento la campaña del Norte de África quedó suspendida. Esto hizo que las potencias del Eje tuviesen tiempo para reorganizarse.
Las tropas alemanas bajo el mando de Erwin Rommel, conocido posteriormente como el Zorro del Desierto, pudieron dar un giro a la batalla y conseguir importantes victorias. Su mayor éxito lo tuvo en 1942, cuando a comienzos de julio sus tropas avanzaron hacia El Alamein, situado a unos 100 Km. (60 millas) de Alejandría. El blitzkrieg de África estaba a punto de capturar Egipto y conseguir el control del Canal de Suez. Pero después que las tropas británicas al mando del general Sir Bernard Law Montgomery (“Monty”) lanzaron un ataque protagonizado por unidades de infantería el 23 de octubre, Rommel se vio obligado a iniciar una retirada gradual que pronto se convirtió en una derrota. Luego, en noviembre de 1942, los aliados consiguieron desembarcar en Marruecos y Argelia. El siguiente mes de mayo, los ejércitos del Eje, que ahora se hallaban entre fuerzas enemigas que avanzaban tanto del este como del oeste, habían fracasado en su intento de controlar el norte de África.
De isla en isla en el sur del Pacífico
Para la primavera de 1942, el Japón podía alardear de poseer un imperio que había conseguido su máxima extensión. Pero el plan que tenían los aliados era recuperar este territorio de los japoneses por medio de hacer que sus tropas del Pacífico fuesen tomando una isla tras otra hasta que finalmente alcanzasen el archipiélago japonés. Se inició una larga serie de feroces batallas navales. Islas del Pacífico poco conocidas como Saipan, Guadalcanal, Iwo Jima y Okinawa fueron invadidas, con un horrendo coste por parte de ambos bandos. Los ensueños de islas paradisíacas dieron paso a la cruda realidad: la pesadilla de cadáveres mutilados yaciendo en playas ensangrentadas. La derrota fue amarga; pero hasta la victoria estaba impregnada de temor, el temor a lo que todavía pudiese venir.
Planes para el futuro
Incluso en medio de la guerra, ya se habían hecho planes para la paz. Por ejemplo, se dijo que a mediados de 1942 más de treinta agencias gubernamentales de los Estados Unidos estaban ocupadas en planes para la posguerra, aunque no completamente libres de temor o recelo, pues como Churchill recalcó acertadamente: “Los problemas de la victoria son más agradables que los de la derrota, pero no son menos difíciles”.
Sin duda uno de los problemas más difíciles de la victoria sería hallar un sustituto para la difunta Sociedad de Naciones. Aunque quizá algunas personas pudieran haber expresado sus dudas, los testigos de Jehová tenían la seguridad de que se hallaría tal sustituto. En un discurso que se presentó en la asamblea que celebraron en 1942 en Cleveland, Ohio, el orador dijo: “Las Escrituras muestran que antes de que llegue el Armagedón vendrá la paz. [...] Personas con mentes democráticas esperan que habrá unos Estados Unidos del Mundo, ‘una familia de naciones’, una ‘asociación mundial’ basada en la Unidad de Naciones”. Remitiéndose a la profecía de Revelación 17:8, declaró sin dejar lugar a dudas: “De nuevo surgirá la asociación de las naciones del mundo”.
Pero ¿iba a traer paz duradera? “La clara respuesta de Dios es: ¡No!”, respondió el orador. No obstante, a pesar de su naturaleza temporal, el período de paz venidero sería muy beneficioso. Sin ningún temor al futuro, los testigos de Jehová comenzaron a hacer planes para extender su obra de predicación una vez que terminase la guerra. En 1942 establecieron una escuela misional a fin de preparar a ministros cristianos para servir en otros países. Al año siguiente comenzó un programa para preparar a oradores con el fin de hacer posible una campaña más extensa de reuniones públicas.
A medida que terminaba 1943, las naciones todavía estaban en angustia, todavía impulsadas por el temor. Pero las personas a ambos lados del conflicto, hastiadas de la guerra, comenzaban a esperar con anhelo el prometido alivio que el mundo de la posguerra ofrecía. ¿Traería este período la “libertad del temor” acerca de la que habló Roosevelt? Al contrario. ¡El temor mundial ascendería en breve a nuevos niveles! Y el principal culpable, irónicamente, sería el mismo instrumento aclamado por algunos como un don del cielo para finalmente poner término a los agonizantes años de guerra. Lea en nuestro próximo número “La segunda guerra mundial... su encarnizada y ardiente conclusión”.
[Nota a pie de página]
a Principalmente se pensó en ayudar a Gran Bretaña y a las naciones de la Commonwealth, aunque en abril de ese año la ayuda también se extendió a China, y en septiembre, a la Unión Soviética. Cuando terminó la guerra, se habían proporcionado como ayuda unos 50.000 millones de dólares a 38 naciones diferentes.
[Fotografías en la página 17]
Naciones en las angustias de la guerra
[Reconocimiento]
Fotos del ejército de los EE.UU.
[Mapa en la página 18]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
La extensión de las conquistas del Japón para 1942
Océano Pacífico
Attu
Agattu
Kiska
China
Manchuria
Corea
Japón
Birmania
Formosa
Tailandia
Wake
Filipinas
Indochina Francesa
Islas Marshall
Malaya
Nueva Guinea holandesa
Islas Gilbert
Borneo
Nueva Guinea nororiental
Sumatra
Java
Australia
[Recuadro en la página 19]
Otros asuntos que fueron noticia
1941: La conferencia de obispos católicos alemanes anuncia su apoyo a la guerra
en contra de la Unión Soviética
Las primeras ejecuciones en masa con gas en el campo de concentración de
Auschwitz
1942: Bombay, India, arrasada por un ciclón y una inundación; 40.000 muertos
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Chicago
La conferencia en Wannsee adopta el exterminio como la “solución final”
nazi al problema judío
1943: Mueren 1.800 personas a causa de un terremoto en Turquía
Más de un millón de personas mueren de hambre en Bengala
El Tribunal Supremo de los Estados Unidos, revocando la decisión de 1940,
da el fallo de que el saludo obligatorio a la bandera en las escuelas públicas
es anticonstitucional
Disturbios raciales en ciudades importantes de Estados Unidos; en Detroit mueren 35
personas y 1.000 resultan heridas