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¡Despertad! 1987
g87 22/9 págs. 23-24

El jade y las anécdotas que lo distinguen

Por el corresponsal de ¡Despertad! en Taiwan

“DISPONGO de poco tiempo —dijo nuestro querido amigo Jim, que había venido por primera vez a Taiwan—, y querría ver algo de la cultura china. ¿Qué me recomiendas?”

Le sugerí una visita al Museo Nacional.

“¿Un museo?”, respondió Jim.

“Bueno, quizás no lo creas, Jim —le expliqué—, pero, en realidad, una visita al Museo Nacional es probablemente la mejor manera de conseguir lo que te propones en el tiempo que tienes. Su colección de artesanía china, casi un cuarto de millón de objetos, posiblemente sea la mayor del mundo, y dichas obras de arte ilustran de una manera singular el carácter y el modo de pensar de los chinos.”

El Museo Nacional está situado justo a las afueras de Taipeh, y, al irnos acercando, Jim se quedó boquiabierto.

“¡Qué edificio tan hermoso! —exclamó—. ¡Por sí solo ya es una obra de arte!”

El museo es un edificio de cuatro pisos construido al estilo del anterior palacio imperial de la dinastía Tsing (1644-1912). Entramos por la segunda planta y nos preguntamos qué plan seguir. ¿Deberíamos hacer una visita rápida e intentar verlo todo?, ¿o deberíamos concentrarnos en algo de interés especial?

Después de una rápida ojeada a la guía, Jim decidió que deberíamos empezar por los jades.

Hay dos variedades principales de jade: la nefrita y la jadeíta. En la escala de dureza de Mohs, según la cual el diamante tiene una dureza de diez, el grado de dureza de algunos jades oscila entre seis y siete. La nefrita suele ser de un solo color, y se presenta en una variedad de tonos: verde, rosa, blanco, amarillo, etc., mientras que la jadeíta, aunque también puede ser de un solo color, a veces es verde y blanca, verde y negra, y hasta verde y roja o de algún otro tono. La jadeíta de color verde esmeralda es la más apreciada actualmente en joyería.

Mientras contemplábamos las piezas que había expuestas, Jim se fijó en una jadeíta de color marrón y verde en forma de cigarra de la época de la dinastía Han (206 a. E.C.-220 E.C.).

“¿Para qué se utilizaba? ¿Como decoración?”

“No —traté de explicarle—. Seguramente ya sabes que la larva de la cigarra vive debajo de la tierra durante cuatro años y luego sale para convertirse en una cigarra adulta. Por eso los chinos de la antigüedad la utilizaban como símbolo del renacimiento del hombre. Mucho antes del tiempo de Cristo, tenían la costumbre de poner un jade en forma de cigarra en la boca de los difuntos, pues pensaban que de este modo se impedía la descomposición del cuerpo. Lo hacían porque creían en la reencarnación del alma inmortal. Pero, dejando a un lado sus creencias, para conocer el ciclo de la vida de la cigarra tuvieron que ser unos buenos estudiantes de la naturaleza, ¿no crees?”

Jim concordó. Entonces llegamos a una pieza de la dinastía Ming (1368-1644). Tiene la forma de una hoja tallada en nefrita blanca.

“¿Te das cuenta de cómo el artista utilizó los defectos de la piedra para realzar su obra maestra?”, le comenté.

Jim se fijó y vio una cigarra y unas marcas en la superficie del jade tallado en forma de hoja. “Parece como si hubiese convertido la imperfección de la piedra en un insecto vivo que mordisquea la hoja.” La explicación que aparece junto a la talla indica que eso es exactamente lo que hizo el artista.

A continuación contemplamos una de las piezas más conocidas del museo: una col china de jadeíta de la dinastía Tsing con tallos blancos, hojas verdes y dos saltamontes encima. También en este caso el artesano, ayudado de su imaginación, se valió de la coloración natural de la piedra para crear su obra de arte.

Seguimos caminando y contemplamos un bol en forma de capullo de crisantemo hecho de jade de color blanco grisáceo procedente de Indostán, y sobre el que hay grabado un poema del emperador Ts’ien-lung, de la dinastía Tsing (1736-1796). El jade es tan fino que casi se transparenta. Junto al bol hay una preciosa pantalla compuesta de finas láminas de jade verde elaboradamente tallado y enmarcadas en madera. Cuando uno piensa en la dureza del jade y en las herramientas sencillas de que disponían, resulta difícil imaginar la cantidad de tiempo y de trabajo que requirió el producir tan solo una de tales obras de arte.

“Aparte de su belleza, ¿existe alguna otra razón por la que el jade haya sido siempre una piedra tan apreciada por los chinos?”, preguntó Jim.

“Desde tiempos antiguos —le expliqué— el pensar confuciano y taoísta ha idealizado ciertas virtudes morales, y el jade se ha considerado como un buen símbolo de ellas. Confucio elogió sus virtudes de la siguiente manera: ‘Es suave, liso y brillante... como la inteligencia. Sus bordes parecen afilados, pero no cortan... como la justicia. Cuelga hacia el suelo... como la humildad. Cuando se golpea, produce un sonido claro y resonante... como la música. Sus defectos no se esconden, sino que aumentan su belleza... como la veracidad’. ¡Cuánta imaginación!”

En vista de que se creía que el jade simbolizaba estas virtudes, todo el que aspiraba a ser un “perfecto caballero” lo admiraba y usaba. Se colocaba pendientes de jade alrededor de la cintura, de manera que el tintineo que producían cuando andaba regulaba su paso. Si se agitaba o inadvertidamente se apresuraba —algo que un verdadero caballero debería evitar por todos los medios—, el sonido discordante que producía le recordaría que su porte ya no era adecuado. Esto quizás aclara un poco la idea equivocada del “oriental inescrutable”. Lo que sucede es que los orientales consideran la exteriorización de sus emociones como una falta de cortesía.

“Podría pasar todo el día en este lugar —dijo Jim mientras nos apresurábamos por las galerías en camino a la salida y dábamos ojeadas fugaces a las incontables pinturas, tallas, piezas de porcelana, objetos lacados y otros artículos—. Gracias por haberme convencido para que viniéramos aquí. Me ha gustado mucho ver estos hermosos jades y conocer las sugestivas anécdotas que los distinguen.”

[Fotografías en la página 24]

Cigarras antiguas de jade

Col de jadeíta

Cepillo para lavar —en jade blanco—, cigarra y hoja

[Reconocimiento]

Fotos: Colección del Museo Nacional, Taipeh (Taiwan)

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