El mal y el sufrimiento... ¿cómo acabarán?
LAS malas experiencias suelen amargar. No obstante, ¿qué sucedería si existiese una razón legítima para el sufrimiento humano? Con esto presente, sigamos considerando el relato de Job. Después de transcurridos tres turnos del acerbo debate, empieza a hablar un joven llamado Elihú, y se dirige a Job con estas palabras: “Has dicho: ‘Mi justicia es más que la de Dios’”. Estaba en lo cierto: Job había sido egocéntrico y había querido autojustificarse. “¡Mira! —sigue diciendo Elihú— En esto no has tenido razón, yo te contesto; pues Dios es mucho más que el hombre mortal.” (Job 35:2; 33:8-12.)
Dios ha dejado abundante evidencia de que es bueno. (Hechos 14:17; Romanos 1:20.) Por lo tanto, ¿es la existencia del mal una razón para poner en duda la bondad de Dios? Elihú responde: “¡Lejos sea del Dios verdadero el obrar inicuamente, y del Todopoderoso el obrar injustamente!”. (Job 34:10.)
¿Es Dios impotente contra el mal?
¿Pudiera ser, entonces, que sencillamente Dios no tenía suficiente poder para intervenir en favor de Job o de cualquier otra persona? ¡Por supuesto que no! Desde una sobrecogedora tempestad de viento, Dios habló en Su favor confirmando su innegable omnipotencia. “¿Dónde te hallabas tú cuando yo fundé la tierra?”, pregunta a Job. Lejos de tener un poder limitado, Dios se identificó como Aquel que puede controlar los mares, los cielos y las criaturas vivientes que hay en ellos. (Job 38:4, 8-10, 33; 39:9; 40:15; 41:1.)
Es cierto que Dios no le explicó a Job la razón por la que permitía que sufriese. Pero, “¿debiera contender de manera alguna un señalador de faltas con el Todopoderoso? —preguntó Dios—. Realmente, ¿invalidarás tú mi justicia? ¿Me pronunciarás inicuo para que tú tengas razón?”. (Job 40:2, 8.) ¡Qué presuntuoso sería culpar a Dios de los males del mundo o idear argumentos filosóficos para defenderle! Esas personas harían bien en ‘retractarse’ de sus teorías contradictorias al igual que Job se vio impulsado a hacer. (Job 42:6.)
Cuestiones que debían zanjarse
Job no se daba cuenta de que en sus sufrimientos estaban envueltas varias cuestiones importantes que surgieron poco después de la creación del hombre. En aquel tiempo, una criatura espíritu rebelde llamada Satanás (“Resistidor”) había llevado al hombre al pecado. Dios les había mandado a Adán y Eva que no comieran del “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo”. Debían respetar el derecho que Dios tenía de determinar lo que era bueno y lo que era malo para ellos. No obstante, el Resistidor sembró dudas en la mente de Eva cuando dijo: “¿Es realmente el caso que Dios ha dicho que ustedes no deben comer de todo árbol del jardín?”. A continuación contradijo a Dios al afirmar: “Positivamente no morirán. Porque Dios sabe que en el mismo día que coman de él tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios”. (Génesis 2:17; 3:1-5.)
Las calumniadoras palabras de Satanás hicieron surgir unas cuestiones de suma importancia: ¿Mintió Dios cuando decretó que morirían si comían del fruto prohibido? Y además, ¿qué derecho tenía de privar de independencia a sus criaturas y de imponerles sus normas? ¿No era por ello un Dios egoísta, un Dios que retenía de sus criaturas lo que era bueno? ¿Pudiera ser que el independizarse de Él fuese algo positivo?
El dar muerte a los rebeldes solo hubiera hecho surgir más preguntas. La única manera de probar de una vez por todas que la oferta de Satanás de independencia solo podía conducir al desastre sería permitiendo que el hombre se independizara de Dios durante suficiente tiempo y sin obstáculos. Sí, “el mundo entero yace en el poder del inicuo”, en el poder de Satanás el Diablo, no en el de Dios. (1 Juan 5:19.) La enfermedad, la injusticia, la esclavitud económica, la congoja... todas estas situaciones han sido el fruto de la selección del hombre de independizarse de Dios y colocarse bajo la gobernación satánica. Además, a pesar de todo el progreso tecnológico, las condiciones mundiales siguen empeorando, a menudo debido a la misma tecnología moderna.
El que Dios tolere toda esta miseria indescriptible no lo convierte en un Dios injusto. Al contrario, la injusticia del hombre “hace resaltar la justicia de Dios”. (Romanos 3:5.) ¿Cómo?
El sufrimiento será eliminado... ¡para siempre!
“Toda la creación sigue gimiendo juntamente y estando en dolor juntamente hasta ahora”, dijo el apóstol Pablo. (Romanos 8:22.) Sí, seis mil desastrosos años de independencia humana han probado la veracidad de las palabras registradas en Jeremías 10:23: “No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso”. No obstante, Dios, con toda justicia, pronto intervendrá y empezará a dirigir los asuntos de la humanidad.
Al haber quedado tan claramente expuestas las catastróficas consecuencias de la independencia humana, Dios puede ya eliminar todo lo que ha causado tanto sufrimiento: la guerra, la enfermedad, el delito, la violencia... ¡y hasta la misma muerte! (Salmo 46:8, 9; Isaías 35:5, 6; Salmo 37:10, 11; Juan 5:28, 29; 1 Corintios 15:26.) Es tal como el apóstol Juan oyó en una visión celestial: “Dios [...] limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”. (Revelación 21:3, 4.)
Debe recordarse que Dios puso fin a los sufrimientos de Job devolviéndole la salud y las riquezas, y bendiciéndole con mucha familia. (Job 42:10-17.) De manera similar, la Biblia nos promete: “Los sufrimientos de la época presente no son de ninguna importancia en comparación con la gloria que va a ser revelada [...]. La creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios”. (Romanos 8:18-21.) ¡De modo que la iniquidad será prácticamente borrada de nuestra memoria! (Compárese con Isaías 65:17.)
Cómo hacer frente al mal
Hasta que esa libertad venga, tenemos que aguantar a este mundo inicuo y no esperar que Dios nos proteja de las calamidades personales. Satanás el Diablo hizo surgir una esperanza falsa cuando tentó a Jesucristo para que se arrojara del almenaje del templo. Para ello torció el Salmo 91:10-12, donde dice: “No te acaecerá ninguna calamidad [...]. Porque él dará a sus propios ángeles un mandato acerca de ti, para que te guarden”. Pero Jesús rechazó toda idea de recibir protección física milagrosa. (Mateo 4:5-7.) Dios únicamente promete proteger nuestro bienestar espiritual.
Por consiguiente, los cristianos verdaderos no ‘se enfurecen contra Jehová mismo’, ni siquiera cuando se ven sumidos en la tragedia. (Proverbios 19:3.) El “tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos”, a los cristianos también. (Eclesiastés 9:11.) Pero no estamos desamparados. Tenemos la esperanza de vivir para siempre en un justo nuevo mundo donde ya no existirá más el mal. Siempre podemos acudir a Jehová Dios en oración, y Él promete darnos la sabiduría necesaria para aguantar cualquier prueba. (Santiago 1:5.) Además, tenemos el apoyo de nuestros compañeros cristianos. (1 Juan 3:17, 18.) Y también sabemos que nuestra fidelidad bajo prueba ¡regocija el corazón de Jehová! (Proverbios 27:11.)
Aun así, aguantar el mal nunca es fácil. Por eso, cuando consolemos a alguien que esté sufriendo, es conveniente ‘llorar con los que lloran’ y ofrecer ayuda práctica. (Romanos 12:15.) Ana, a quien se mencionó al principio, recibió esta ayuda para recuperarse de la tragedia. Ella es testigo de Jehová, y pudo palpar personalmente que sus compañeros cristianos estuvieron muy dispuestos a ayudarla, ofreciéndole temporalmente alojamiento. Aunque a veces se siente deprimida, halla refugio en la esperanza bíblica. “Sé que mis hijas volverán en la resurrección”, dice. Su fe en el Dios de bondad es más fuerte que nunca.
Si usted está atravesando un período de sufrimiento, pídales a los testigos de Jehová que le respondan sus preguntas y aclaren sus dudas. También puede pedirles el libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra, el cual contiene capítulos tan útiles como: “¿Por qué ha permitido Dios la iniquidad?” y “Una cuestión vital que le concierne”. Es cierto que ahora le suceden desgracias a la gente buena, pero pronto todo eso cambiará. Obtenga más información al respecto poniéndose en contacto con los testigos de Jehová de su vecindad o escribiendo a los publicadores de esta revista.
[Ilustración en la página 9]
En el justo nuevo mundo de Dios el mal solo será un recuerdo lejano