El puente colgante Golden Gate ya tiene cincuenta años

HUBO quienes creyeron que se trataba de un ligero temblor de tierra. Pero no, era el efecto del viento aunado al peso y al movimiento de unas 250.000 personas que atestaron el tablero del puente colgante “Golden Gate”, de San Francisco, el día 24 de mayo de 1987 para su 50 aniversario. Otras 500.000 personas se apiñaron en las inmediaciones. Los ingenieros apresuradamente hicieron sus cálculos y llegaron a la conclusión de que el puente podía soportar ese peso.

El “Golden Gate”, con una distancia de 1.280 metros entre los dos pilares intermedios, se construyó en 1937, siendo en aquel entonces el puente colgante más largo del mundo. Hasta los barcos más altos que existen pueden pasar sin peligro alguno por debajo de esa elevada autopista que cruza el estrecho a una altura de unos diecinueve pisos sobre el nivel del mar.

Para los dos cables de los que cuelga el puente se han necesitado un total de unos 130.000 kilómetros de alambre. Cada cable tiene unos 90 centímetros de diámetro y 2.332 metros de longitud, y se ha calculado que su resistencia máxima a la tracción es de 90 millones de kilogramos.

Debido a su excelente diseño y al continuo mantenimiento, se calcula que el puente podrá estar en servicio por doscientos años.