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¡Despertad! 1988
g88 8/2 págs. 16-17

Las nubes nos hablan

“¿Qué quieren esas nubes que con furor se agrupan del aire transparente por la región azul? [...] ¿Qué instinto las arrastra? ¿Qué esencia las mantiene?” (José Zorrilla, 1842.)

TANTO en tiempos antiguos como modernos los poetas han recurrido al firmamento y a las nubes como fuente de inspiración. Incluso los habitantes de las ciudades miran al cielo para determinar el tiempo que va a hacer. El hombre del campo recuerda el dicho: “Cielo aborregado, suelo mojado”. ¿Es solo un refrán? No, pues, como veremos, un tipo determinado de nubes puede augurar tiempo bueno o malo.

Las nubes se presentan en diferentes formas y diseños. Todas nos dicen algo. Hay algunas que parecen acumularse o amontonarse en el cielo. Normalmente se las llama cúmulos, término derivado de una palabra latina que significa “acumulación”, “amontonamiento”. Si estos cúmulos llevan lluvia, suelen ser oscuros o grises, y entonces se les llama cumulonimbos, pues la voz nimbo también significa “lluvia” en latín.

Otras nubes están en capas más altas de la atmósfera y son de aspecto filamentoso, parecido a los rizos de los cabellos. En vez de estar compuestas principalmente de gotas de agua, como la mayoría de las nubes, estas, debido a su altitud, están hechas de cristales de hielo, y se las llama cirros, término derivado de una palabra latina que significa “rizo”. A las nubes más bajas que cubren todo el cielo y traen la nieve o la lluvia se las llama estratos, porque tienen forma de banda o bandas estrechas paralelas al horizonte.

Hay diferentes variaciones de estos tipos básicos, pero independientemente de qué clase de nubes sean comunes en el lugar donde vivimos, cuán agradecidos podemos estar de tener tal variedad en el firmamento. Solo compare una buena fotografía que tenga nubes en el cielo y otra que no las tenga. En seguida verá qué fotografía tiene más fuerza.

Pero, ¿cómo se forman las nubes? Este es un tema para otra ocasión. No obstante, la próxima vez que mire a las nubes, piense en las palabras de Elihú: “Mira al cielo y ve, y contempla las nubes, que de veras están más altas que tú”. (Job 35:5.) Y no se olvide de su Creador, Jehová Dios.

[Fotografías en la página 17]

Derecha: Cirros

Abajo: Estratocúmulos en una salida de sol

Arriba: Cúmulos

Izquierda: Cumulonimbos antes de una tormenta

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