Los jóvenes preguntan...
¿Por qué es contraproducente el cine de terror?
DENUNCIADAS por los críticos, atacadas por los padres y, a menudo, censuradas por los responsables de las cadenas de televisión, las películas de terror siguen proliferando. Si se miden por su rentabilidad, las películas de terror son grandes éxitos, algunas de ellas incluso han batido récords de taquilla. Las productoras, ansiosas de más beneficios, se apresuran a hacer segundas partes. Y deseosos del mismo lucro, otros productores rápidamente lanzan al mercado cinematográfico imitaciones de esas películas.
¿Y a quiénes va destinada esta filmografía? A la gente joven. Es corriente ver a los adolescentes arrostrar largas colas y tiempo inclemente para asistir al estreno de la última película de terror. Pero, ¿cuál es el atractivo de este tipo de cine? ¿Hay alguna razón por la cual los jóvenes deberían tener cuidado con tales películas?
El nuevo cine de terror
El cine que causó terror al público unas cuantas décadas atrás ha dado paso a un nuevo género. Las películas actuales no consiguen impresionar por medio de la buena narración, los argumentos de suspense o mediante estimular la imaginación del público, sino que, para ello, recurren en gran medida a la violencia descarnada y realista. Como dijo el periódico New York Post, “los monstruos tradicionales han sido reemplazados por maniacos ávidos de sangre”.
Por ejemplo: un crítico dijo de la película “Viernes 13”, cuarta parte: “La película, de 91 minutos, consiste en poco más que en mutilaciones sangrientas y desnudez adolescente [...], así como en unas breves escenas de decapitación y de garrote”. El protagonista es “un asesino demente llamado Jason, que lleva una careta de hockey y va ensartando y despedazando a varios chicos y chicas adolescentes”.
Dosis masivas de sangre y carnicerías son la materia prima del nuevo cine de terror.
El atractivo del cine de terror
Aunque parezca increíble, es esta carnicería y “las mutilaciones sangrientas” lo que provoca la afluencia de tantos jóvenes a las taquillas. Cuando se le preguntó por qué veía estas películas de terror, Melissa, de dieciséis años de edad, admitió cándidamente: “Me gusta, me gusta ver las tripas. No me gusta el cine de Caperucita. Me gustan las películas como La pesadilla de la calle Elm”. Y añadió: “Me gusta ver a la gente destripada”.
En realidad, muchos jóvenes juzgan las películas sobre la base de la “creatividad” con la que se realizan los asesinatos. Un adolescente escribió: “He llegado a oír al público aplaudir y silbar ante los asesinatos más horrorosos”. Sandy, de diecisiete años de edad, añade: “Si las escenas realmente me asustaban, era una buena película, si no, como las matanzas de rutina, era así, así”.
¿Por qué las ven otras personas?
Hay que admitir que no todos los que van a ver películas de terror lo hacen por un ansia de violencia o curiosidad morbosa. Para algunos adolescentes, las películas de terror son simplemente un medio de evasión, un respiro en una vida llena de ansiedades. La psicóloga Joyce Brothers observó: “Cuando tu propia vida se hace muy compleja y empieza a asustarte [...], es más fácil evadirse mediante una historia de miedo”.
Otros jóvenes se sienten atraídos por la expectativa de suspense y excitación. Bobby, de catorce años de edad, dice: “El suspense te mantiene al borde del asiento. Estás en una montaña rusa en la que todo son caídas al vacío”.
Algunos adolescentes creen que su masculinidad se ve confirmada por poder presenciar sin inmutarse las escenas más macabras y gráficamente sangrientas. Reggie, aficionado a este tipo de cine, dice: “Si puedes soportar la sangre y las tripas, eres un hombre. Si no, tus amigos te consideran un gallina”.
Sin embargo, muchos jóvenes van a ver películas de terror por las posibilidades “románticas” que ofrecen. Quintella, una joven de veinte años de edad, recuerda: “Cuando iba a las películas de terror y llegaban las escenas de mucho miedo, me agarraba al chico que me acompañaba”. Y añade: “Creo que él esperaba y deseaba esta reacción”. También se sabe de chicas que han fingido este temor a fin de arrimarse a sus acompañantes, quienes, esperando esta reacción, responden complacientes con abrazos protectores.a
Estremecimientos, excitación, evasión, aventuras amorosas... muchos jóvenes piensan que ya que el cine de terror reporta todos estos beneficios, no puede ser perjudicial. Pero, ¿es ese realmente el caso?
El cine de terror: lo que enseña
Es cierto que algunos psicólogos piensan que las películas de terror son inocuas, que no causan más daño que una ocasional noche en vela. Sin embargo, varios profesionales respetados mantienen el punto de vista de que sí encierran peligros.
El doctor Leonard Berkowitz, profesor de Psicología de la universidad de Wisconsin, afirma que la violencia del cine de terror tiene un efecto triple en el público. “Primero —dice—, hace que el público en general se sienta menos horrorizado por la violencia y más indiferente a ella. En segundo lugar, el público puede aprender la lección de que la violencia es un comportamiento aprobado. En tercer lugar —continúa—, algunos incluso pueden ser estimulados por ella.”
En realidad, ¿no es la capacidad de compadecerse de los sufrimientos de otros lo que separa al ser humano de la bestia bruta? Pero la violencia libertina de las películas de terror solo puede erosionar esa compasión. El apóstol Pablo condenó a aquellos que “a causa de la insensibilidad [literalmente: “embotamiento”] de su corazón” llegaron a estar “más allá de todo sentido moral”. Sin embargo, animó a los cristianos a que se hicieran “bondadosos unos con otros, tiernamente compasivos”. (Efesios 4:18, 19, 32.) ¿Puede el someterse a grandes dosis de irracional derramamiento de sangre ayudar a una persona a cultivar estas cualidades?
El punto de vista de Dios sobre la violencia
Si los posibles efectos insensibilizadores de estas películas fueran su único peligro, esta sola sería una razón suficientemente preocupante. Sin embargo, la preocupación principal para los cristianos es conservar la amistad de Dios. Esto implica aceptar su punto de vista sobre la violencia, el cual se manifestó cuando destruyó al mundo antiguo de los días de Noé. La Biblia dice: “La tierra estaba llena de maldad y violencia, pues toda la gente se había pervertido. Al ver Dios que había tanta maldad en la tierra, le dijo a Noé: ‘He decidido terminar con toda la gente. Por su culpa hay mucha violencia en el mundo, así que voy a destruirlos a ellos y al mundo entero’”. (Génesis 6:11-13, Versión Popular.)
Por esta razón, el salmista dijo de Jehová: “Su alma ciertamente odia a cualquiera que ama la violencia”. (Salmo 11:5.) Así, los cristianos primitivos rehusaron presenciar los populares juegos de gladiadores, en los que el hombre se enfrentaba a su semejante o a los animales en una lucha a muerte. Es cierto que en aquel tiempo esta era una forma aceptada de entretenimiento. Pero un escritor cristiano del segundo siglo, llamado Atenágoras, dijo: “Nosotros, considerando que ver matar a un hombre es equivalente a matarlo, hemos abjurado [renunciado solemnemente] de tales espectáculos”.
Tampoco deben pasarse por alto los matices espiritistas y demoniacos de muchas películas de terror. ¿Podría un joven cristiano estar ‘firme contra las maquinaciones del Diablo’ si se alimentara de una dieta de películas que pusieran de relieve el espiritismo? (Efesios 6:11; Revelación 21:8.)
Debido a su deseo de mantener la amistad con Dios, algunos de los jóvenes mencionados al principio —Reggie, Quintella, Sandy y Bobby— han dejado de ver películas de terror. No, no se han hecho ascetas, negándose cualquier forma de placer. Pero mediante un estudio de la Biblia han llegado a ver la necesidad de evitar el entretenimiento que rebaja los valores morales. Y al reconocer la necesidad de mantener una conducta apropiada con las personas del sexo opuesto, no utilizan estas películas como excusa para manifestaciones impropias de afecto. (1 Tesalonicenses 4:3, 4.) Ya no aceptan la violencia como entretenimiento, y se esfuerzan por seleccionarlo debidamente.
Han llegado a darse cuenta de que las películas de terror son, en realidad, contraproducentes.
[Nota a pie de página]
a Un estudio que se realizó con 36 parejas de estudiantes universitarios que se ofrecieron voluntarios para ver escenas de películas de terror demostró que si una chica exteriorizaba congoja y desasosiego, su compañero la veía más atractiva. Y a la inversa: si el compañero manifestaba temple y estoicismo, tanto mayor era su atractivo. El estudio llegó a la conclusión de que las películas de terror permiten que los chicos adolescentes alardeen de su masculinidad y valentía, y a las chicas les da la oportunidad de apreciar el bienestar que se deriva de las reacciones de su acompañante.