Estrellas de mil colores
ENANAS amarillas, supergigantes rojas, estrellas azules... entre todas ellas evocan la belleza de un calidoscopio sideral. Pero, dejando aparte su brillo, a la mayoría de nosotros nos resulta difícil diferenciar una estrella de otra. ¿Qué ven los astrónomos que escapa a nuestros ojos?
Incluso con un telescopio de tamaño medio, se hace difícil apreciar su color. Pero está ahí. Como se registró en la Biblia hace unos dos mil años, “estrella difiere de estrella en gloria”, y lo mismo es cierto en cuanto al color. (1 Corintios 15:41.)
Entonces, ¿por qué no podemos ver los diferentes colores de las estrellas? Aunque nuestros ojos se acostumbran a la oscuridad en unos pocos minutos, necesitan una intensidad mínima de luz para percibir el color, y la luz procedente de las estrellas no es lo suficientemente potente. Por eso, aunque podemos ver objetos lejanos, todavía se nos hace difícil distinguir su color.
Los astrónomos resuelven este problema con el empleo de placas fotográficas ultrasensibles, además de potentes telescopios. La fotografía con exposición de la derecha muestra claramente los diferentes colores de algunas estrellas del Hemisferio Sur a medida que cruzan el cielo nocturno. ¡Qué hermoso testimonio de las obras de Dios! (Salmo 8:3.)
[Reconocimiento en la página 31]
David Malin, Anglo-Australian Telescope Board