¿Por qué proclamar un “año mariano”?
Por el corresponsal de ¡Despertad! en Italia
“EL PLANETA reunido en torno a María”, “Con María hacia el año 2000”, “El mundo reza en directo”, decían los titulares de los periódicos al comentar sobre la transmisión por televisión a todo el mundo del rosario,a uno de los rasgos más tradicionales de la religión católica. Miles de fieles unieron sus voces a la del Papa en oración. Pero, ¿por qué participó tanta gente en este acontecimiento? ¿Qué hizo que este rezo del rosario fuese tan especial? ¿Por qué estaba ‘el mundo reunido en torno a María’?
Con esta espectacular ceremonia, Juan Pablo II confió a la entera humanidad al cuidado de la Virgen e invocó su protección. De ese modo inauguró el año mariano, el año que él ha dedicado a María.
Como se esperaba, el suceso provocó expresiones de aprobación, pero también de crítica. Los católicos tradicionalistas describieron entusiásticamente el acto como un “sensacional ejemplo de cómo puede utilizarse la tecnología moderna como un precioso instrumento al servicio de un acontecimiento relacionado con la fe”. Para otros, tanto católicos como no católicos, fue un derroche inútil de dinero, un “espectáculo cósmico” de dudoso gusto. A muchos les incomodó el hecho de que un acontecimiento religioso fuese patrocinado por “un equipo de dinámicas agencias publicitarias”, que pagaron unos dos millones de dólares. Además, Giancarlo Zizola, periodista que escribe sobre temas del Vaticano en el periódico Il Giorno, deploró que “se haya representado un espectáculo de televisión [circense] del tipo ‘Barnum’, que cuesta millones de dólares, relegando a la Virgen a ser un mero soporte de la publicidad de maquinillas de afeitar desechables, bolígrafos y leotardos, y de una idolatría religiosa que no conoce límites”.
Juan Pablo II: el “Papa de la Virgen”
¿Qué motivó al principal representante del catolicismo a proclamar un año mariano? Según los periodistas que escriben sobre el Vaticano, existen diversas razones.
Hay quienes opinan que fue debido al “fervor por María” que siente Juan Pablo II. Muchos católicos lo consideran el “Papa de la Virgen”. Hasta ha incluido ostensiblemente la letra “M”, la inicial de María, en su emblema episcopal. Ha adoptado como lema las palabras de Luis María Grignon de Montfort, místico católico del siglo XVII que se consagró por entero a la Virgen con las palabras Totus tuus (Todo tuyo). El Papa ha demostrado su ardiente devoción a María interesándose en visitar los santuarios más famosos dedicados a ella durante sus viajes a México, Francia, Alemania, Polonia, Brasil, Portugal, España y otros países. Por consiguiente, de acuerdo con los periodistas que escriben sobre estos temas, la proclamación de un año mariano es una demostración más de la ferviente “espiritualidad mariana” del Papa.
Además, desde hace ya algún tiempo, en las esferas católicas más conservadoras ha habido preocupación porque la adoración a María parece haber perdido fuerza. En este siglo, descrito triunfalmente por el papa Pío XII como “la era de María”, el clero católico ha sido testigo de lo que ellos mismos llaman una “profunda crisis mariana”. Esperan que el año mariano ayude a “redescubrir a María”, y así se reactive su adoración.
En la plegaria redactada para la apertura del año mariano, Juan Pablo II confió a “toda la humanidad, con sus esperanzas y temores”, al cuidado de María. Ya había hecho lo mismo en dos ocasiones anteriores, al igual que otros papas que le precedieron. Puesto que los marianistas más fervorosos están convencidos de que “la grave crisis de fe actual” se debe también a la crisis en la adoración a María, afirman que si el mundo vuelve a María, algunos de sus mayores problemas se resolverán. “El vivir cristiano reemplazará al materialismo presente y se producirá la conversión de las naciones ateas; entonces, la humanidad tendrá paz”, escribe el periódico católico Ecce Mater Tua.
María y la esperanza de un nuevo mundo
Finalmente, el Papa espera que, bajo la guía de la Virgen, será posible prepararse para el año 2000, año al que el cabeza de la iglesia católica concede mucha importancia. Según la Iglesia, es indispensable prepararse para esa fecha, pues, como dice el periódico católico Verona fedele, “al acercarse al fin de este siglo, la humanidad se encuentra en su hora más trágica, pero también en la hora más prometedora de su historia. Hemos llegado a una encrucijada: por un lado, la posibilidad muy real de autodestrucción; por el otro, la esperanza de una nueva era, de un nuevo mundo. [...] Si se nos permite usar una expresión bíblica, quisiéramos decir que estamos ‘en los últimos tiempos’, es decir, los tiempos en los que concluye un largo y penoso episodio de la historia humana; pero también los tiempos que parecen abrir el camino para otra época, más serena y feliz”. Por consiguiente, el Papa ha confiado a todo el mundo al cuidado de María a fin de dar pie a que la gente regrese a Dios en este tiempo considerado crucial.
Pero, ¿qué ha significado en realidad para los católicos este período, desde el 7 de junio de 1987 hasta el 15 de agosto de 1988? ¿Cómo se celebró el “año mariano”? ¿Cuál ha sido la reacción de otras confesiones religiosas ante esta iniciativa de la iglesia católica?
[Nota a pie de página]
a “Rezo católico dedicado a la Virgen, que consta de quince partes iguales formada cada una por un padrenuestro, diez avemarías y un gloriapatri [...]. El que se reza generalmente [...] consta solo de cinco partes”, lo que supone cinco decenas de avemarías. Para rezarlo se utilizan las cuentas de un rosario. (Diccionario de María Moliner.)