BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g89 8/11 págs. 4-7
  • Violencia en los deportes, ¿por qué aumenta?

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Violencia en los deportes, ¿por qué aumenta?
  • ¡Despertad! 1989
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • ‘Un fenómeno extendido’
  • La “guerra de los hinchas”
  • Intervención del gobierno
  • La violencia: “intrínseca” a la práctica del deporte hoy día
  • Otra forma de violencia
  • ¿Qué está sucediendo en el mundo de los deportes?
    ¡Despertad! 1989
  • ¿Por qué hay violencia en los deportes?
    ¡Despertad! 1982
  • El Campeonato Mundial de fútbol. ¿Deporte o guerra?
    ¡Despertad! 1991
  • ¿Terminará todo esto?
    ¡Despertad! 1989
Ver más
¡Despertad! 1989
g89 8/11 págs. 4-7

Violencia en los deportes, ¿por qué aumenta?

“EL DEPORTE es salud”, dice un viejo adagio. En la antigüedad, los médicos griegos afirmaban que una actividad deportiva moderada podía resultar en buena salud.

Sin embargo, hoy día, muchos espectáculos deportivos no son nada saludables ni para los participantes ni para los espectadores. La violencia en los deportes ha alcanzado tales proporciones, que el Parlamento Europeo ha aprobado una extensa resolución “sobre el vandalismo y la violencia en el deporte”. Alarmados por la ferocidad de los enfrentamientos que tienen lugar antes y después de los espectáculos deportivos, tanto entre los jugadores como entre los hinchas de equipos contrarios, los miembros de dicho parlamento examinaron el fenómeno por medio de analizar sus diversos rasgos, sus causas y las medidas que se podrían tomar para sofocar los estallidos de violencia. ¿Qué han descubierto, y qué formas ha adoptado la violencia en los deportes?

‘Un fenómeno extendido’

El fútbol, el deporte más popular del mundo, es también el más criticado, pero a casi todos los demás tipos de deportes les afecta este mismo problema. Durante la Eurocopa de fútbol de 1988 disputada en Alemania, hubo estallidos de violencia. Después de un encuentro en el que jugaba su equipo nacional, los hinchas británicos empezaron una cruenta batalla que terminó con policías heridos, serios destrozos y 300 personas arrestadas. Durante el mismo campeonato, después de una victoria de la selección italiana, tres personas perdieron la vida en medio de las enloquecidas muestras de entusiasmo.

En Gran Bretaña, los infames hooligans siembran el pánico dondequiera que van, y así, tal como comentó The Guardian, ayudan “a destruir la imagen del fútbol inglés en casa y en el extranjero”. Hubo una temporada, durante la cual las ediciones del lunes de los periódicos de deportes italianos hablaron varias veces de domingos “negros”: manifestaciones deportivas que estallan en violentos alborotos que resultan en heridos y muertos. Según lo expresó cierto diario, las instalaciones deportivas se han convertido en “estadios de guerrilleros”. Pero esa situación no se limita a Gran Bretaña e Italia, sino que los Países Bajos, Alemania, la Unión Soviética, España y muchos otros países tienen que afrontar el mismo problema.

La “guerra de los hinchas”

Ciertos hinchas, al haber sido avivada su agresividad por los medios de comunicación, dan salida a sus instintos más bajos cuando presencian espectáculos deportivos. En el fútbol, los ultrà italianos o los hooligans británicos se reúnen detrás de pancartas en las que han escrito lemas como “Red Army” (Ejército rojo) o “Tiger Command” (Comando tigre). El hincha del fútbol, como lo expresó un hooligan, “quiere luchar, conquistar el territorio de la oposición”. Las condiciones en las gradas de los estadios son muy parecidas a las de las arenas de la antigua Roma, donde los espectadores instigaban a los gladiadores a dar muerte a sus adversarios. Los hinchas intercalan obscenidades y consignas racistas en sus gritos instigadores.

Además, suelen llevar encima armas peligrosas. Cuando la policía ha registrado a la gente antes del comienzo de algunos partidos, han encontrado verdaderos arsenales: navajas, bengalas y bolas de billar. En las gradas de algunos estadios británicos ¡incluso han llovido nubes de dardos con punta de acero!

Intervención del gobierno

La resolución adoptada por el Parlamento Europeo movió a los gobiernos a tomar medidas severas para acabar con la violencia en los deportes. Por ejemplo, el gobierno británico, bajo la dirección de su primera ministra Margaret Thatcher, ha tomado dichas medidas. La señora Thatcher ha insistido en que se adopten leyes más estrictas, como el que sea obligatorio llevar una tarjeta de identificación para acceder a los estadios, y que esta se les retire a los que sean hallados culpables de actos de violencia. Además, en Gran Bretaña hay planes de construir o reformar las instalaciones deportivas a fin de equiparlas con cámaras de televisión de circuito cerrado para vigilar a los hinchas, levantar barreras para separar a los apoyadores de cada equipo y eliminar cualquier material inflamable que pueda haber. Algunos policías se han infiltrado en bandas de hooligans, los hinchas más violentos, para poder saber quiénes son sus cabecillas y arrestarlos.

En otros países también se están adoptando ciertas medidas. Por ejemplo, las autoridades deportivas de Italia, en colaboración con el Ministerio del Interior, han decidido utilizar en los estadios alambradas de púas, redes de protección, helicópteros, cámaras de televisión de circuito cerrado y gran cantidad de policías. Incluso ha llegado a pensarse en militarizar los estadios. Durante los preparativos para los Juegos Olímpicos celebrados en 1988 en Seúl (Corea), las autoridades disponían de policías entrenados para combatir ataques terroristas.

Además, están los actos de violencia perpetrados contra los árbitros, como el que tuvo lugar recientemente durante una temporada de fútbol en Italia, en el que 690 árbitros fueron víctimas de tales ataques. El árbitro de un combate de boxeo en los Juegos Olímpicos de Seúl fue atacado de modo salvaje por entrenadores y hasta por policías que no estaban de acuerdo con su decisión.

La violencia en el deporte no solo supone un peligro para la vida de la gente, sino también un considerable gasto económico, que envuelve entregar centenares de miles de dólares por las pérdidas causadas por robos, saqueos y vandalismo y también enormes cantidades de dinero para prevenir estos actos. En un día normal del calendario de fútbol británico, se gastan aproximadamente 700.000 dólares (E.U.A.) tan solo en protección policial.

¿A qué obedece semejante agresividad salvaje?

La violencia: “intrínseca” a la práctica del deporte hoy día

Hoy día, la agresividad ha llegado a estar vinculada a los deportes. Es digno de notar que la misma comisión que preparó la resolución adoptada por el Parlamento Europeo, indicó que “la violencia no es una parte esencial del deporte, pero es una característica intrínseca de las condiciones en las que se juega y del hecho de que las reglas del juego, si pueden llamarse así, no la impiden adecuadamente”. ¿Por qué?

Pues bien, aparte de los actos violentos de los hinchas, es la forma de participar en el deporte lo que ha cambiado. Como reconoció el Parlamento Europeo, existe una “violencia creciente” en la sociedad misma. Además, el mundo del deporte ya no enfatiza únicamente la actividad física. Por ejemplo, en el año 1896, cuando se celebraron en Atenas los primeros Juegos Olímpicos de tiempos modernos, un grupo de deportistas británicos fueron descalificados porque habían entrenado antes del comienzo de la competición, y este acto se consideraba contrario al espíritu de aficionado que se defendía en aquel tiempo. Sin embargo, en la actualidad, un incidente así provocaría la sonrisa de la mayoría de la gente.

Después de la primera guerra mundial y en especial después de la segunda, la gente que vivía en los llamados países desarrollados han tenido cada vez más tiempo libre. Como consecuencia, la recreación se ha convertido en poco tiempo en un negocio muy lucrativo, los intereses económicos han ocupado su lugar junto a los intereses nacionales y sociales, y los espectáculos deportivos de hoy son “un escenario en el que dominan factores económicos, políticos y sociales”. En otras palabras, el deporte se ha convertido en un “fenómeno de masas”. Con frecuencia, el ganar supone millones de dólares para los vencedores. La televisión también ha contribuido a la popularidad de los deportes y puede que hasta haya fomentado la violencia que reina en ellos. De hecho, a menudo la cámara de televisión se recrea en las jugadas violentas en lugar de en las que se consideran moderadas, y las repone una y otra vez por medio de repeticiones instantáneas. Así que es posible que la televisión, involuntariamente, esté intensificando los efectos que la violencia en los deportes tiene en la mente de futuros hinchas y jugadores. El deporte de aficionados apenas existe, y en su lugar está la “afición profesional”, según lo expresó cierta revista al hablar de las decenas de miles de dólares que ganaron los deportistas durante los Juegos Olímpicos de 1988, celebrados en Seúl.

El nacionalismo hace que los deportistas, entrenadores, managers y espectadores atribuyan una importancia exagerada a la victoria. Después de ciertos espectáculos deportivos internacionales, a los ganadores se les concede honores por su triunfo, como los que se concedían en tiempos antiguos a los comandantes que regresaban victoriosos a casa. Esto se ha visto en años recientes en Italia, Argentina y los Países Bajos, donde los deportistas literalmente lucharon al máximo sin ningún tipo de escrúpulos. Y los hinchas les imitan, excediéndose en su muestra de lealtad a su equipo o nación y avivando encarnizadas batallas, antes, durante y después del espectáculo deportivo.

Antes de iniciarse la Eurocopa de fútbol de 1988, el semanario alemán Der Spiegel dijo que se temía que este acontecimiento iba a convertirse en un “terreno idealmente abonado para una mezcla muy explosiva de agresividad, nacionalismo y neofascismo”.

Otra forma de violencia

Pero esto no es todo en cuanto a la violencia en el mundo de los deportes. En los Juegos Olímpicos de 1988 celebrados en Seúl estalló el “escándalo del doping”. El doping, que consiste en el uso de drogas ilegales para aumentar los niveles de energía de los deportistas y conseguir un rendimiento mayor al normal, es una práctica que, no solo perjudica el espíritu deportivo, sino también la salud de los deportistas.

¿Hasta qué grado se ha extendido este fenómeno?

[Comentario en la página 6]

A menudo la cámara de televisión se recrea en las jugadas violentas y las repone una y otra vez por medio de repeticiones instantáneas

[Fotografía en la página 7]

El nacionalismo atribuye una importancia exagerada a la victoria

[Reconocimiento]

Nancie Batlaglia

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir