Observando el mundo
INFORME SOBRE LA SALUD MUNDIAL
Según el Informe sobre la Salud Mundial publicado por la OMS (Organización Mundial de la Salud), el 20% de la población del mundo —aproximadamente mil millones de personas— padece problemas serios de salud. Las enfermedades más graves son las infantiles, las infecciones respiratorias, los procesos diarreicos, las enfermedades de transmisión sexual (el SIDA inclusive), la tuberculosis, la esquistosomiasis y el paludismo. Se dice que los mayores problemas de salud se producen en las naciones del África subsahariana, donde 160 millones de personas padecen SIDA, enfermedades parasitarias, paludismo u otras dolencias, y en la zona meridional y oriental de Asia, donde el 40% de la población —unos quinientos millones de personas— padece de enfermedad y desnutrición. Muchos se ven atrapados en un círculo vicioso en el que la pobreza les trae enfermedades que a su vez les sumen en mayor pobreza y más enfermedades. En los países pobres se invierte un promedio de menos de cinco dólares (E.U.A.) anuales por persona en concepto de sanidad. Según el doctor Hiroshi Nakajima, director general de la OMS, con solo aumentar este promedio en dos dólares por persona se podría inmunizar a la gente y administrarles un tratamiento farmacológico efectivo contra la mayoría de las enfermedades.
EL PAPA APOYA A GALILEO
“El papa Juan Pablo II ha reconocido que la Iglesia católica romana fue ‘imprudente’ al condenar a Galileo por sostener que la Tierra no era el centro del universo”, informa la revista The Christian Century. La Iglesia condenó a Galileo en 1633 por defender la teoría de Copérnico de que el Sol, y no la Tierra, es el centro del universo. Aunque tardíamente, en 1979 el Papa nombró una comisión para investigar el caso. Su informe inicial, hecho público en 1984, decía que había sido un error condenar a Galileo. En Pisa, ciudad natal del científico y lugar donde llevó a cabo sus famosos experimentos sobre la gravedad, el Papa reconoció la obra de Galileo como “una etapa esencial en la metodología de la investigación [...] y en la senda hacia el entendimiento del mundo de la naturaleza”.
TOMAR DECISIONES
¿Cómo toma usted sus mejores decisiones, de pie o sentado? Según un estudio realizado por la universidad del Sur de California, “las personas que están bajo presión toman decisiones difíciles aproximadamente un 20% más deprisa si se quedan de pie que si se sientan”, informa la revista American Health. En el estudio, los participantes tenían que responder a un aluvión de preguntas que aparecían en el monitor de un ordenador, primero sentados y después de pie. Los mejores resultados los obtuvieron cuando se quedaron de pie. Los mayores y más sedentarios obtuvieron los mejores resultados cuando se quedaron de pie, lo cual no es extraño en absoluto, pues cuando la persona está de pie, el número de latidos cardiacos por minuto aumenta en diez, estimulando así las “zonas del cerebro que controlan la respuesta a los estímulos sensoriales”. Es recomendable, pues, que los oficinistas que pasan mucho tiempo sentados se levanten y se estiren cada cierto tiempo.
EL SIDA A TRAVÉS DE LA SANGRE
El 40% de las víctimas soviéticas del SIDA ha contraído el virus a través de sangre contaminada, informa el periódico The Toronto Star. Valentin Pokrovsky, director de la Academia Soviética de Ciencias Médicas, califica esta situación de “alarmante en extremo” y admite: “Es intolerable el porcentaje tan elevado de casos en los que el virus del SIDA se ha transmitido por transfusión sanguínea durante operaciones quirúrgicas”. En las ciudades meridionales de Elista y Volgogrado, se han atribuido varios brotes de SIDA al uso de agujas contaminadas en algunos hospitales. En esa zona han sido infectados con el virus por lo menos ochenta y un niños.
SE FOMENTAN LOS MÉTODOS DE CULTIVO NATURALES
“La Academia Nacional de Ciencias ha descubierto que los agricultores que limitan o evitan por completo el uso de sustancias químicas para sus cosechas pueden obtener una producción semejante a la de los que utilizan pesticidas y fertilizantes sintéticos —informa The New York Times—. Este estudio, llevado a cabo por el grupo de científicos más destacado de la nación, es quizás la confirmación más importante de los buenos resultados que se obtienen mediante los métodos agrícolas que utilizan interacciones biológicas en lugar de sustancias químicas.” Hasta hace poco, los métodos naturales de cultivo no se consideraban rentables, por lo que a los agricultores se les decía que a fin de aumentar al máximo su producción, utilizasen abundantes cantidades de fertilizantes químicos y pesticidas. Sin embargo, a medida que los insectos y la mala hierba se hacían cada vez más resistentes a las sustancias químicas, los agricultores utilizaron dichas sustancias con más liberalidad, y con ello aumentaron los peligros para la salud humana. El estudio mostró que mediante la rotación de cultivos y el sistema de combinar ganadería y cultivo los agricultores a menudo podían aumentar su producción y reducir los costes, y al mismo tiempo conservaban el medio ambiente. No obstante, los métodos naturales de cultivo exigían una mayor cantidad de trabajo.
LA AMENAZA DEL “HIELO”
“Mientras Estados Unidos todavía lucha contra el crack, derivado de la cocaína —dice la revista Time—, ha aparecido una droga más escalofriante: el ‘ice’ [hielo]”, que, al igual que el crack, no es una droga nueva. Se trata de una variedad fumable de metanfetamina cristalizada conocida desde los años sesenta con el nombre de speed (velocidad). También se asemeja al crack en que crea adicción y produce depresión grave, paranoia y convulsiones. Pero mientras que el “coloque” que se consigue con el crack dura menos de treinta minutos, el del ice dura ocho horas o más. Esta droga ya constituye el problema de toxicomanía más importante de Hawai y ahora, según Time, está “invadiendo Estados Unidos”.
SE DESCONFÍA DE LOS HORNOS DE MICROONDAS
Los alimentos que se colocan en un horno de microondas son bombardeados por rayos de alta energía que convierten en vapor sus moléculas de agua, lo que resulta en un rápido calentamiento. Gracias a unas mejores normas de seguridad y a un diseño más estudiado se han podido reducir los problemas de pérdida de radiación. “Aún así, los hornos de microondas plantean problemas de seguridad que los convencionales no plantean”, dice un artículo que apareció en el periódico The New York Times. Uno de ellos tiene que ver con si el alimento se cuece lo suficiente como para matar los organismos perjudiciales que este pueda contener, como la triquina del cerdo y la salmonella del pollo. Parte del problema radica en que los hornos de microondas no calientan los alimentos de manera uniforme, lo que resulta en que algunas partes queden un poco crudas y otras bien cocidas, y también en que el aire del interior del horno puede que no esté lo suficientemente caliente como para matar los organismos que pueda haber en la superficie del alimento. Otro problema tiene que ver con el riesgo de utilizar plásticos en esos hornos, ya que la sustancia plastificante utilizada en algunos tipos de hoja protectora transparente puede pasar al alimento, en especial si ambos están en contacto. De todas formas, se afirma que la mayoría de los problemas pueden solucionarse siguiéndose estrictamente las instrucciones del horno.
UN AEROSOL QUE NO REDUCE EL OZONO
Un inventor de Tasmania, estado insular de Australia, ha fabricado un aerosol que no contiene ni clorofluorocarbonos ni hidrocarbonos —gases que dañan la capa de ozono de la Tierra—. En su lugar utiliza nitrógeno, un gas que constituye cuatro quintas partes de la atmósfera. Además de estar disponible, su utilización no resulta muy cara y después de haberlo usado vuelve a la atmósfera sin perjudicarla. Anteriormente se había descartado el nitrógeno como gas impulsor, porque inyectar suficientes cantidades de ese gas en un esprái habría obligado a reforzar el aparato pulverizador, lo que repercutiría en un gran gasto. Sin embargo, el inventor venció este problema —informa el periódico The Australian— por medio de un pequeño cilindro conectado a una válvula especial situada en el interior del esprái. Ese tipo de pulverizador solo tiene una parte que se mueve, no arde ni explota, y se dice que cumple con todas las normas mundiales relacionadas con los aerosoles. Se espera que esté en el mercado a principios del próximo año.
SÍNDROME DEL TERREMOTO
Los terremotos provocan estrés tanto a las personas como a los animales. El pasado verano, cuando Itō (Japón) se vio sacudida por miles de temblores importantes y de menor consideración, muchas personas empezaron a quejarse de trastornos digestivos, diarrea y, en particular, insomnio. Los médicos eran “reacios a prescribir una dosis completa de sedantes por temor de que sus pacientes no pudieran despertarse en caso de que se produjesen más temblores”, explicó The Daily Yomiuri. Los hospitales veterinarios de Itō informaron que los animales de compañía de aquella zona también sufrieron el síndrome del terremoto: piel seca, caída del pelo, picores, vómitos, pérdida de apetito, falta de energía y fiebre: todos ellos síntomas de estrés.
INVENTARIO DEL ESPACIO NATURAL QUE QUEDA EN EL MUNDO
¿Cuánta extensión de la superficie terrestre puede calificarse todavía de espacio natural, es decir, zona donde la acción humana no ha alterado la naturaleza? Según el especialista en medio ambiente J. Michael McCloskey y la geógrafa Heather Spalding, quienes investigaron el asunto durante dieciocho meses, aproximadamente una tercera parte de la superficie terrestre del planeta —unos 48.070.000 kilómetros cuadrados— encajan con la definición de espacio natural. Mientras estudiaban cartas de navegación aérea, “pasaron por alto las regiones en las que se veían carreteras, poblaciones, edificios, aeropuertos, vías férreas, oleoductos, tendidos eléctricos, diques, embalses y pozos de petróleo”, dice Science News. Además, “se limitaron a contar los espacios de por lo menos un millón de acres [405.000 hectáreas]”. La lista está encabezada por la Antártida, toda ella espacio natural. Luego viene Norteamérica (37,5%), la Unión Soviética (33,6%), Australasia —que incluye las islas del sudoeste del Pacífico— (27,9%), África (27,5%), Sudamérica (20,8%), Asia (13,6%) y Europa (2,8%). De toda la extensión de espacio natural del mundo, menos del 20% ha sido dotada de algún tipo de protección legal contra la explotación.