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¡Despertad! 1990
g90 8/5 págs. 13-17

Las ruinas mayas. Centinelas solitarios de una época pasada

Por el corresponsal de ¡Despertad! en Guatemala

DESDE las cálidas llanuras semiáridas de la parte mexicana de la península de Yucatán, pasando por las lujuriantes y perennes pluviselvas de Guatemala y Belice, hasta adentrarse en los cálidos valles de El Salvador y Honduras en América Central, puede verse un conjunto irregular de ruinas mayas parcialmente restauradas. Como centinelas solitarios, evocan una época pasada caracterizada por enormes templos e imponentes palacios diseñados y decorados con gran habilidad. Estas ruinas, en un tiempo maravillas de su mundo y hoy día convertidas en un fascinante enigma arqueológico, recuerdan un esplendor que ha desaparecido para siempre.

¿Qué hizo que la civilización maya, originada hace más de dos mil años, fuese tan sobresaliente? A pesar de que desconocían por completo los vehículos de ruedas, las herramientas de metal, las bestias de carga y el uso de una piedra clave en la construcción de arcos, y con el problema de que la selva invadía sus terrenos sin cesar, los mayas consiguieron desarrollar la mayor civilización india precolombinaa que jamás se ha descubierto en el continente norteamericano. La revista Smithsonian comentó: “[Aquella civilización] vio la perfección de un sistema de escritura —el único sistema verdadero desarrollado en las Américas— y algunos avances notables en la matemática y la astronomía. Estas gentes habían inventado el útil concepto del cero y tenían un calendario que les permitía calcular con bastante precisión los ciclos planetarios y celestes”.

El período clásico

Los mayas siempre trataban de calcular y registrar el tiempo, y sus mayores logros los tuvieron en este campo. Durante su período clásico, desde el año 250 hasta el año 900 E. C., midieron con éxito el año trópico y predijeron con exactitud eclipses solares y lunares así como las revoluciones de Venus en relación con el Sol.

Los eruditos y escribas mayas hacían sus registros en un tipo de papel que fabricaban machacando la corteza interior de las higueras silvestres y recubriéndola de cal. El hombre ha inventado cinco sistemas básicos de escritura, y el de los mayas es uno de ellos. Este consistía en una mezcla de símbolos fonéticos que representaban unidades de sonido e ideogramas que significaban palabras. The New Encyclopædia Britannica dice que el hecho de que los mayas inventasen un sistema aritmético de posiciones y el concepto del cero podría considerarse “uno de los logros más brillantes de la mente humana”. La historia solo menciona a otras dos civilizaciones que desarrollaron el concepto matemático del número cero: la hindú y la árabe.

Aunque estos fueron unos logros asombrosos, el arqueólogo Michael D. Coe, en su libro The Maya (Los mayas), los pone en su debida perspectiva: “De todas formas, no hay que exagerar. No conocían la ciencia tal y como la entendemos ahora. En su lugar encontramos, al igual que en las civilizaciones mesopotámicas, datos astronómicos bastante exactos combinados con lo que solo puede denominarse numerología, algo que los sacerdotes desarrollaron con propósitos religiosos”.

Con una población máxima estimada en unos tres millones de personas, los mayas construyeron impresionantes pirámides y templos en unas cuarenta ciudades de más de veinte mil habitantes cada una. Aunque no disponían de vehículos de ruedas, transportaron enormes cantidades de piedra para la construcción de estos edificios y dieron forma a los bloques utilizando piedra más dura, bramante abrasivo, vidrio volcánico y otros materiales naturales. A diferencia de los arcos de medio punto característicos de la arquitectura romana, sus construcciones exquisitamente diseñadas utilizaron el arco volado —formado por una serie de hiladas superpuestas que se proyectan por ambos lados de una brecha hasta cerrar por la parte superior con una piedra que recibe el nombre de sillar de coronamiento—. En la elaborada decoración de las paredes de los edificios había esculturas y jeroglíficos. También fueron características del período clásico la cerámica polícroma y las estelas, monumentos verticales en forma de lápida donde se registraban sucesos sobresalientes.

Estelas mayas

Desde tiempos inmemoriales el hombre se ha esforzado por registrar su nombre y sus hazañas para la posteridad en materiales imperecederos, como la arcilla y la piedra, prueba de ello son la famosa Crónica de Nabonido de la antigua Babilonia y la Piedra Rosetta del antiguo Egipto. Los mayas no fueron una excepción. Se han descubierto por lo menos un millar de lápidas de piedra o estelas de diversas formas y tamaños, con una altura media de entre 2,5 y 3 metros. En la actualidad se opina que estas estelas eran monumentos erigidos en honor de los gobernantes mayas con el fin de registrar sus períodos de regencia y su historia. Las ochenta y seis estelas encontradas en Tikal (Guatemala) parecen ser enormes lápidas sepulcrales. Solo veintiuna están esculpidas y, por lo general, presentan en bajorrelieve la figura de un personaje lujosamente vestido y adornado, que mira hacia la izquierda, empuña un cetro y aplasta a cautivos.

Uno de los misterios que ha obsesionado a los que estudian la cultura maya ha sido la interpretación de unos signos jeroglíficos mayas conocidos como glifos. ¿Cuántos se han registrado? “Creo que hoy día podemos leer alrededor del 75% de los glifos que aparecen en los monumentos —contesta David Stuart, experto en cultura maya—. Lo que dicen parece indicar que lo que más les interesaba registrar a los mayas era el linaje de sus gobernantes, la fecha en que tomaron el poder, la cantidad de cautivos que hacían en sus guerras y cuándo llevaban a cabo sus ceremonias y sacrificios de ritos sangrientos.”

Algo que ayudó a descifrarlos fueron tres importantes descubrimientos que se hicieron en rápida sucesión. Primero, en 1958 el epigrafista Heinrich Berlin demostró que los monumentos contenían “glifos emblemáticos” que identificaban las ciudades mayas donde se encontraban los monumentos o las dinastías mayas que las gobernaban.

El segundo tuvo lugar en 1959, cuando Tatiana Proskouriakoff, especialista en cultura maya, descubrió una conexión entre treinta y cinco monolitos fechados localizados en Piedras Negras —que habían sido erigidos a propósito en siete agrupaciones— y el hecho de que ninguno de los períodos abarcados por cada una de las siete agrupaciones era de mayor duración que la vida media de una persona. Se mostró que cada agrupación registraba sucesos de la vida real que habían tenido lugar durante un período completo de regencia. Por último, se demostró que los jeroglíficos correspondían a un sistema de escritura que utilizaba símbolos fonéticos y tenía estructura gramatical.

Es posible que no haya otra parte en toda la zona maya donde puedan encontrarse estelas tan artísticas como las que hay en las hermosas ruinas de Copán, en la parte occidental de Honduras. Dentro del perímetro de este elegante centro maya hay muchos monolitos hermosamente esculpidos en un tipo de roca volcánica de color verdoso llamada traquita, blanda cuando se saca de la cantera, pero que se endurece poco a poco al estar expuesta a los elementos. Esta característica la hacía superior a la piedra caliza de Tikal, y permitía una mayor libertad de expresión escultórica, como se demuestra por el efecto tridimensional que se observa en estos monolitos.

Para algunos, los glifos más hermosos que existen son los del pintoresco Quiriguá —un tranquilo y pequeño centro maya situado a unos 50 kilómetros al norte de Copán, en la región platanera de Guatemala, zona que antes era selvática—. Aunque el complejo del templo no es muy impresionante, no es así en el caso de las doce estelas de arenisca. La estela “E” constituye el mayor monumento maya que existe, pesa 65 toneladas, y mide 11 metros de altura, 1,5 metros de anchura y 1,3 metros de grosor.

Período clásico de la ciudad de Tikal

En lo más profundo de la selva de Petén, en el norte de Guatemala, se encuentra Tikal, el mayor centro maya de la época clásica descubierto hasta la fecha. El conjunto de la ciudad ocupa una extensión de 130 kilómetros cuadrados, y en la zona central, que abarca unos 16 kilómetros cuadrados, hay más de tres mil estructuras que comprenden desde humildes residencias hasta elevados templos en forma de zigurat. El más alto, el imponente templo IV, llamado Templo de la Serpiente Bicéfala, mide 65 metros de altura. En el mismo centro de Tikal hay una extensión de una hectárea denominada Gran Plaza. En el lado oriental de esta plaza se encuentra el templo I, conocido con el nombre de Templo del Gran Jaguar, y en el occidental, el templo II o Templo de las Máscaras.

¿Qué propósito cumplían esos templos? Aunque todavía hay ciertas dudas al respecto, Edwin M. Shook,b arqueólogo especializado en cultura maya, dijo lo siguiente a ¡Despertad!: “Estos eran templos en el sentido religioso, y fueron construidos con ese propósito. Un fin secundario era honrar a algunas personas por medio de colocar sus restos en esos lugares tan reverenciados. Por ejemplo, la abadía de Westminster no se construyó para albergar sepulturas, pero los británicos honran a sus personajes importantes enterrándolos allí. Eso es justo lo que encontramos en todo el sistema maya, con pocas excepciones”. Fue Shook quien descubrió y dio a las principales calzadas de Tikal los nombres de anteriores exploradores: Méndez, Maudslay, Maler y Tozzer.

En los otros dos lados de la Gran Plaza están la Acrópolis Norte y la Acrópolis Central, las cuales se cree que eran palacios y edificios administrativos. Cerca de la Acrópolis Sur está el Triple Juego de Pelota, estructura arquitectónica donde en un tiempo resonaban los fuertes pelotazos de un balón de caucho macizo lanzado por jugadores ataviados con prendas de protección. Como Tikal está situada sobre un fundamento de piedra caliza porosa, a través de la cual se filtra con facilidad el agua de lluvia, los mayas tuvieron que construir varios depósitos, algunos de los cuales originalmente eran canteras de piedra caliza. Estas cisternas estaban revestidas con un barro especial para impedir filtraciones. De las demás ruinas de Tikal, las más relevantes son la Acrópolis Sur, la plaza del Este, la plaza del Oeste, la plaza de los Siete Templos, el Mercado Central, las cuatro principales calzadas que se utilizaban para las procesiones religiosas y el complejo del Mundo Perdido, que arqueólogos guatemaltecos han restaurado hace poco.

La decadencia del período clásico

¿Qué hizo que terminase el período clásico? Existen un sinfín de teorías, pero nadie lo sabe a ciencia cierta. Lo que sí se sabe es que de repente cesaron de erigir estelas fechadas, palacios y edificios públicos. La última estela encontrada en Tikal está fechada en el año 869 E.C. Por lo visto, el pueblo abandonó los grandes centros-ciudades mayas y empezó a vivir en pequeñas aldeas agrícolas diseminadas. Entonces la selva fue reconquistando terreno y en los rincones y grietas de los edificios arraigaron arbolillos jóvenes que llegaron a hacerse enormes y con sus gruesas raíces resquebrajaron las esquinas, hicieron estallar los bloques de piedra caliza, debilitaron las paredes y hundieron las falsas bóvedas. Abandonadas y olvidadas, Tikal y las demás ciudades clásicas mayas quedaron sumidas en un profundo letargo, aprisionadas por la sofocante selva que las mantuvo escondidas del mundo exterior.

¿No habrían aclarado un poco la situación los registros escritos de los mayas? Tal vez sí, de no haber sido por los conquistadores españoles del siglo XVI. “Diego de Landa, primer obispo de Yucatán, en un arranque de fervor católico, trató de erradicar todo vestigio de la cultura maya, y de esta forma oscureció el misterio —comentó la revista Smithsonian—. Quemó grandes cantidades de códices, los libros nativos en papel de corteza (solo se sabe que sobrevivan cuatro códices mayas), que podrían haber aclarado los asuntos y ahorrado mucha de la confusión posterior.”

Por consiguiente, el conjunto de ruinas parcialmente restauradas que ofrece el mundo maya en América Central sigue siendo un enigma arqueológico de nuestro mundo. Continúa en pie y en silencio, como centinela solitario de una época pasada.

[Notas a pie de página]

a Anterior a Cristóbal Colón (1451-1506).

b Director de las excavaciones para gran parte del proyecto de restauración de Tikal, de catorce años de duración e iniciado en 1956 por la universidad de Pensilvania.

[Fotografía en la página 15]

El Castillo, el más grande de siete edificios mayas en Chichén Itzá, Yucatán (México)

[Fotografía en la página 16]

Templo-pirámide (siglo VII E.C.) de la Gran Plaza de Tikal (Guatemala)

[Fotografías en la página 17]

Esta cancha de Copán (Honduras) estaba destinada a un antiguo juego de pelota

[Reconocimiento]

Instituto Hondureño de Antropología e Historia

Un Chac Mool en primer plano, que posiblemente se usaba para recoger corazones humanos. Templo de los Guerreros, Chichén Itzá (Yucatán, México)

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