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  • La adicción al crack. Los riesgos para el feto

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  • La adicción al crack. Los riesgos para el feto
  • ¡Despertad! 1990
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¡Despertad! 1990
g90 22/7 págs. 6-7

La adicción al crack. Los riesgos para el feto

CUANDO el crack apareció por primera vez en la escena mundial a principios de la década de los ochenta, pocos usuarios se atrevían a creer los devastadores efectos que tendría. Al fin y al cabo, ¿no se fumaba en graciosas pipas de cristal o mezclado con el tabaco de cigarrillos o con marihuana? La gente de la calle decía que el crack era una droga inocua. Lo que sí es cierto es que era mucho más barata que la heroína o que otras formas de cocaína, y este hecho hacía posible que hasta los que percibían ingresos mínimos pudiesen comprarla. La euforia producida por el crack parecía merecer la pena, sin importar cuál fuese el costo.

No obstante, las revistas médicas empezaron a publicar casos que probaban los terribles peligros de consumir crack, casos de drogadictas embarazadas que daban a luz criaturas afectadas por la droga. Los médicos comenzaron a advertir de los horrendos efectos que puede tener el crack en el feto. Cada año fue aumentando de forma alarmante la cantidad de niños con defectos, algunos para toda la vida. Un médico comentó: “Con la llegada del crack, el número de bebés con falta de peso y enfermos aumentó de un modo sobresaliente”.

Los datos recopilados en zonas donde se consume mucho crack corroboran lo que dijo ese médico. En 1988, la National Association for Perinatal Addiction Research and Education, asociación dedicada a la investigación y enseñanza relacionada con la adicción perinatal, llevó a cabo un sondeo en 36 hospitales estadounidenses, según el cual hoy día al 11% de los recién nacidos de Estados Unidos, es decir, a 375.000 bebés al año, les afectan las drogas durante la gestación. El periódico The New York Times dice que entre 1986 y 1988 “la cantidad de recién nacidos en la ciudad de Nueva York a los que les dan positivo las pruebas de drogadicción —principalmente, adicción a la cocaína— casi se ha cuadruplicado, pasando de 1.325 a 5.088”.

Los horribles efectos

“Las madres que consumen crack son las que se encuentran en peor estado físico —dijo el doctor Richard Fulroth, especialista de la universidad de Stanford—. Vienen cuando están a punto de dar a luz, y uno contiene la respiración mientras espera para ver lo que va a nacer.” Con demasiada frecuencia lo que se ha desarrollado en la matriz de la consumidora de crack no es agradable. El crack puede provocar espasmos en los vasos sanguíneos de la criatura y limitar durante largos períodos el tan vital flujo de oxígeno y nutrientes. Puede afectar el crecimiento del feto, incluso el tamaño de la cabeza y del cerebro. Muchas veces produce ataques de apoplejía o de otro tipo, así como malformaciones en los riñones, órganos genitales, intestinos y columna vertebral. También existe el peligro de que la placenta se desprenda del útero y provoque la muerte del feto y quizás también la de la madre.

Cuando nace un bebé-crack (de madres adictas a esa droga) los médicos y enfermeras pueden ver palpablemente los estragos producidos por la droga. Un informe describió a ese tipo de niño como “un simple trozo de carne con una cabeza del tamaño de una mandarina y unos miembros como astillas”. En varias ocasiones —informó la revista Discover— han nacido bebés-cocaína a los que les han faltado el dedo medio y el anular de una mano.

Dan R. Griffith, doctorado en psicología evolutiva en la universidad Northwestern, dijo que los bebés nacidos de madres cocainómanas acostumbran a nacer con “un sistema nervioso muy frágil y que se sobrecarga con facilidad”. Tienden a ser hipersensibles e irritables, y gritan sin consuelo ante la más ligera provocación. El doctor dijo que ‘un repentino ruido o cambio de posición, incluso el que se le hable o se le mire, puede hacer que llore durante mucho tiempo. Otros efectos obvios del daño que causa la droga al recién nacido —explica el doctor Griffith— puede ser el hecho de que esos bebés duerman profundamente durante el 90% del tiempo para aislarse de cualquier estímulo externo. No despiertan aunque se les desvista, se les hable, se les meza o se les manipule físicamente’.

El doctor dijo que estos problemas neurológicos pueden continuar durante meses, y provocar una frustración mental y física a la madre en un tiempo en el que es necesario que se forme un vínculo de amor y apego entre ella y su hijo. El doctor añadió: “El bebé tiende a evitar a la madre y a volverse muy irritable cuando ella trata de atender sus necesidades. La madre se aísla del pequeño y se molesta porque este no corresponde a sus atenciones”. Este comportamiento por parte del bebé y el consiguiente resentimiento de la madre desemboca muchas veces en malos tratos contra los niños.

Recién nacidos abandonados

Como la condición de estos recién nacidos es tan precaria, su estancia en el hospital puede oscilar entre unas semanas y a veces meses. Sin embargo, con frecuencia el motivo de una estancia prolongada no es tanto la condición del niño como la actitud de la madre hacia su hijo. Muchas veces la madre simplemente abandona a su hijo en el hospital dejándolo a la custodia del estado. Preocupado por esta situación, un doctor se lamentó diciendo: “No puedo comprender a esas madres que no preguntan por sus hijos y que no vuelven jamás”. Algunas ni siquiera se quedan el tiempo suficiente para poner nombre al bebé, y son las enfermeras las que tienen que hacerlo en su lugar. Una enfermera supervisora de planta dijo: “El aspecto más notable y espantoso del consumo del crack es la socavación del instinto maternal”. Cierto hospital incluso ha tenido que mandar telegramas a los indiferentes padres para que firmen la autorización de autopsia cuando los niños mueren. ¿Le parece increíble?

Debido a la carga de trabajo que tienen las enfermeras, estos bebés no pueden recibir el amor y la atención que tanto necesitan. En algunos casos, cuando no se pueden encontrar en seguida hogares que los adopten, hay personas bondadosas y amantes de los niños que han ofrecido su tiempo, unas cuantas horas cada semana, para cuidar a estos bebés abandonados. Un miembro del personal de un hospital dijo: “Los alimentan, les cantan, juegan con ellos, los mecen y les cambian los pañales. Los tratan como si fueran sus propios hijos. Ese trato es muy bueno para los niños. Algunos de ellos están aquí mucho tiempo”.

¿Qué les depara el futuro a estos bebés afectados por la cocaína? El hecho de que su cociente intelectual sea inferior a lo normal presentará un problema para sus profesores. Un especialista en este campo dijo: “Debido a sus anomalías físicas y de desarrollo, estos niños van a ser un problema para sí mismos y para la sociedad durante cuarenta o cincuenta años”. Efectivamente, el crack ha dejado una marca indeleble en la sociedad.

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