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¡Despertad! 1990
g90 22/12 págs. 18-19

La mejor lana es la de la vicuña

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Bolivia

¿QUÉ tiene de especial la lana de la vicuña? Y, ¿por qué es tan escasa?

Es probable que alguna vez haya visto un animal parecido, la llama, una bestia de carga de movimientos lentos y aspecto presumido, que es muy común en los parques zoológicos y produce una lana áspera. También es posible que haya visto prendas hechas de la suave lana de alpaca, otro animal doméstico de los Andes que se cría por su lana. Pero, ¿ha visto alguna vez una vicuña?

La vicuña es diferente, es salvaje. Si puede, toque su pelaje y verá que su lana es la más fina de la Tierra, con pelos cuyo diámetro no llega ni a la mitad del de una fibra de la más fina lana de oveja.

La vicuña necesita ese pelambre aislante, pues vive en las laderas de los Andes a alturas de entre 3.700 metros y 5.500 metros. Allí, cerca del límite de las nieves, los días son agradablemente soleados, pero al caer la noche la temperatura baja de súbito a bastantes grados centígrados bajo cero. Además, muchas zonas de la vertiente occidental de los Andes son desiertos áridos. ¿Cómo sobreviven en ese ambiente?

Además de su especial pelaje, se caracteriza por la gran cantidad de glóbulos rojos que tiene en la sangre, lo que le permite correr cierta distancia sin cansarse a unos 50 kilómetros por hora, incluso en las elevadas altitudes donde mora. Además, al igual que el camello, puede sobrevivir en condiciones de extrema sequedad. De hecho, a la vicuña, la llama, la alpaca y el guanaco se los clasifica en la familia de los camélidos por las similitudes que comparten con el camello. Pero nuestro Creador ha dado a la vicuña otra ventaja para ayudarle a sobrevivir.

Mientras que la llama y la alpaca paren en cualquier época del año, la vicuña lo hace en marzo y abril, meses que corresponden con el fin de la estación lluviosa, cuando hay más alimento. Además, suelen nacer por la mañana, lo que da tiempo al pequeñín para secarse antes de enfrentarse a su primera noche gélida. La madre se separa del resto de la manada compuesta por unas veinte vicuñas y, en menos de media hora, ya ha parido una cría que pesa menos de 6 kilogramos. Sin embargo, no hace nada para ayudarle, ni siquiera la lame. Si llueve, el frío puede debilitar al recién nacido y convertirlo en presa fácil para el ave voladora más grande del mundo, el cóndor de los Andes; pero pronto se pone en pie, y en unos treinta minutos puede correr más deprisa que un hombre.

Lamentablemente, los codiciosos cazadores furtivos casi la han exterminado, muchas veces hasta usando ametralladoras. Algunos años han llegado a exportarse 23.000 kilogramos de lana de vicuña, casi toda procedente de la caza furtiva. Algunas naciones, en un esfuerzo por salvarla de la extinción, han prohibido la importación de lana y piel de vicuña.

¿Por qué es tan caliente su lana?

Todas las lanas son calientes porque, a diferencia de la seda, el algodón o el poliéster, sus fibras son huecas, están llenas de aire y recubiertas por unas minúsculas escamas que las mantienen entrelazadas, formando una cámara de aire de propiedades aislantes. Además, la lana tiene un rizo u ondulación natural que permanece incluso después de procesarla y lavarla, lo que significa que a diferencia de otras fibras, la lana no está en contacto tan directo con la piel. Por otra parte, absorbe humedad —hasta el 30% de su peso— sin que se note húmeda.

Sin embargo, la sedosa lana de vicuña es la más fina y, por lo general, cuanto más fina es la lana, mejor es su calidad. Una lana fina produce un hilo y un tejido finos, siendo este último suave al tacto, ligero y caliente. Un pañuelo de cabeza hecho de lana de vicuña es tan fino que se puede pasar por un anillo. Debido a que sus finas fibras son muy sensibles al tratamiento químico, la lana suele utilizarse sin teñir, luciendo su color dorado natural.

Desde el tiempo de los incas, antes de la conquista española en el siglo XVI, la lana de vicuña ha sido muy apreciada. En aquellos días, cuando millones de vicuñas medraban en los Andes, cada pocos años los incas organizaban grupos de miles de personas para rodear montañas enteras y atrapar manadas para esquilarlas. El tejido de lana de vicuña era una marca social respetada, y solo las personas de mayor rango del reino podían utilizarlo. Hoy día, es casi imposible obtenerlo de forma legal.

¿Por qué es tan escasa?

Mientras que la alpaca proporciona unos 7 kilogramos de lana cada dos años, la vicuña solo provee medio kilogramo. Aún así, ¿no se podrían domesticar las vicuñas para explotar la producción de su lana?

“Personalmente, creo que eso es una utopía —explicó el guarda de un centro de investigación en el altiplano boliviano—. Mire usted, las llamas y las alpacas son animales domésticos, pero las vicuñas son salvajes. Saltan nuestras vallas y tenemos que dedicar muchas horas a atraparlas. Lucharon con tanta furia cuando tratamos de bañarlas que dos de ellas murieron.” Sin duda, algunos animales fueron creados para ser domesticados, y otros no. A este respecto, la Biblia dice que Dios creó al ‘animal doméstico y al animal moviente y a la bestia salvaje de la tierra según su género’. (Génesis 1:24.) ¿Y si se cruzaran vicuñas con alpacas domésticas?

Ya se ha intentado, pero a las pocas generaciones la prole es estéril. “La única esperanza de producir legalmente prendas de lana de vicuña —dijo el mismo guarda—, radica en proteger la especie hasta que aumente lo bastante como para atrapar las manadas en redes. Entonces se pueden esquilar y dejar de nuevo en libertad, como en los tiempos de los incas. Algunos países esperan conseguirlo pronto.”

Desde luego, cuidar mejor la fauna de la Tierra es una meta noble. Generaciones anteriores ya lo hacían y en el futuro, bajo el justo gobierno de Dios, podemos estar seguros de que también se hará. (Isaías 9:6; 11:6-9.)

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