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  • g91 8/2 págs. 15-17
  • ¿Puedo ir a salas de fiestas?

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  • ¿Puedo ir a salas de fiestas?
  • ¡Despertad! 1991
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  • Las salas de fiestas de nuestros días
  • ¿Qué clase de personas se conocen en esos locales?
  • Se necesita cautela
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    ¡Despertad! 2004
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¡Despertad! 1991
g91 8/2 págs. 15-17

Los jóvenes preguntan...

¿Puedo ir a salas de fiestas?

“NECESITAMOS un poco de distracción.” “Solo vamos a bailar.” “Todo el mundo va.” “Solo queremos divertirnos un poco.” Así fue como algunos jóvenes explicaron a un reportero de ¡Despertad! la razón por la que frecuentaban esos locales. Las salas de fiestas y las discotecas gozan de una enorme popularidad entre muchos jóvenes, y si las hay donde tú vives es posible que hasta hayas pensado en ir alguna vez.

Hoy día muchos jóvenes acuden a raudales a diversos tipos de salas de fiestas, como señala la revista Friday: “Cualquier ocasión es buena para una fiesta, y esta noche puede ser la ocasión. Para los que no tienen inhibiciones, la fiesta nunca acaba. La fiebre del baile se extiende por la ciudad en un torrente de refrescos, centelleantes luces de neón y música con tanto ritmo que te impide permanecer sentado. ‘Hay salas de fiestas para todos los gustos. [...] Las hay para profesionales jóvenes, para universitarios, para homosexuales y para el público no tan joven’”.

Para el público selecto, hay salas de fiestas que exigen el pago de una entrada muy cara, llevar un atuendo costoso y comportarse debidamente. Para los menos acaudalados hay locales menos lujosos que ofrecen un ambiente de fiesta a un precio más reducido. En algunos países, para los que son demasiado jóvenes o no se atreven a entrar en las salas de fiestas para adultos hay lugares como los “juice clubs” y los “soda bars” que en teoría solo sirven bebidas sin alcohol.

No resulta difícil de entender por qué esos lugares son tentadores para muchos jóvenes. Cuando uno es joven, es muy natural que quiera pasárselo bien (compárese con Eclesiastés 11:9), y una noche de baile pudiera parecer una manera sana de desahogarse de las tensiones de la escuela y el trabajo. Pero ¿hasta qué punto son sanos esos lugares?

Sonia, una joven que frecuentaba las salas de fiestas, admite: “La idea parece bastante inocente: vas a bailar y divertirte. Sin embargo, muchas veces con eso no acaba todo. Empiezas a ir las noches que la música y el público están más animados. Pronto te conoces a todos los clientes habituales y tú también te haces habitual. La idea es bailar... y conocer a alguien. Y tanto si este es tu objetivo como si no, siempre es la meta de los demás”. ¿Una opinión exagerada?

Las salas de fiestas de nuestros días

El ambiente de las discotecas hace diez años cobró la fama de ser un terreno abonado para la inmoralidad sexual, el consumo de drogas y hasta la homosexualidad.a Y desde entonces, las cosas no han cambiado mucho. Aunque la música (que suele llamarse en Estados Unidos música house o simplemente música bailable) y los pasos de baile han cambiado, el ambiente que reina en muchas salas de fiestas recuerda demasiado el ambiente inmoral de aquellas discotecas.

En un artículo que apareció en la revista Life sobre el house, un aficionado a las salas de fiestas dijo: “El tipo de música bailable más rudimentario siempre ha tenido un aire tribal: un ritmo machacón y una cadencia erótica que arrastra hasta que una especie de arrobamiento comunal se apodera de ti. Algo faltaba en la jungla de las ciudades y el house llena ese trepidante vacío”. El pinchadiscos (disk jockey) neoyorquino David Piccioni comenta: “El objetivo es perderse por completo en esos lugares toda la noche”.

En alusión a algunos bailes de moda como la inmoral lambada, la revista Mademoiselle declaró: “El sexo ha dejado los aseos y ha vuelto al lugar que le corresponde: la pista de baile. En los viejos tiempos (los años setenta), la pista de baile era para la estimulación erótica y los aseos para el sexo y las drogas. Ahora que todo el mundo está preocupado con el sida, los aseos son para acicalarse y la pista de baile es donde uno ve a los demás tener relaciones sexuales o simularlas”. La música puede utilizarse para crear un estado de ánimo que disipa las inhibiciones morales y excita el apetito sexual.

¿Qué clase de personas se conocen en esos locales?

Algunas salas de fiestas también son lugares para conocer a alguien del sexo opuesto. No obstante, ¿qué clase de personas pudieras conocer? Una muchacha que antes se movía en ese mundo admite: “Muchos de los que van llevan vidas inmorales y lo único que buscan es tener relaciones sexuales. Si les gustas, te invitan a beber y beber, no se separan de ti en toda la noche y no dejan de decirte cosas bonitas y dulces con la esperanza de que accederás a sus deseos”.

Algunos locales incluso están acondicionados para las actividades inmorales. Doris, una joven que también frecuentaba las salas de fiestas, dice: “Hay locales que disponen de rincones con sofás y asientos dobles [confidentes] donde muchos van para besarse y acariciarse. Muchos hombres casados acuden a esos lugares sin sus esposas. Algunos esperan conocer a alguien con quien tener una aventura aquella noche o comenzar un amorío, y otros buscan pareja para casarse”. Doris concluye diciendo: “El ambiente de las salas de fiestas induce a la inmoralidad. Se consume gran cantidad de alcohol hasta altas horas de la mañana y todo es admisible”.

Las salas de fiestas también guardan relación con el consumo de drogas. Según se publicó en una revista, el propietario de uno de esos locales dijo: “La actividad tiene [...] una estrecha conexión con las drogas”. Muchas veces se pueden encontrar drogas y alcohol hasta en “bares de zumos” donde en teoría solo se sirven bebidas sin alcohol. Jesse, que también era asiduo, añade: “El aire suele estar cargado de humo de marihuana y de tabaco, mientras que la mayoría de las personas se visten de manera provocativa: ropa ceñida e insinuante, estilos indecentes y demasiadas alhajas”.

Se necesita cautela

Desde tiempos antiguos, la música y el baile se han utilizado para incitar a la gente a la inmoralidad. Por ejemplo, leemos que en cierta ocasión los israelitas se sentaron “a comer y beber. Entonces se levantaron para divertirse”. Su diversión incluía música y baile desenfrenados. Pero este “divertirse” fue preludio de idolatría nefasta y escandalosa conducta relajada. (Éxodo 32:6, 17-19, 28.)

De modo que los jóvenes cristianos deberían evitar encontrarse en una situación que pudiera convertirse con facilidad en una ‘diversión estrepitosa’ u ‘orgía’. (Gálatas 5:19, 21; Biblia de Jerusalén.) Primera a los Corintios 15:33 nos recuerda: “No se extravíen. Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles”. ¿Puede una persona introducirse en el ambiente de una fiesta con personas que “mentalmente se hallan en oscuridad, y alejadas de la vida que pertenece a Dios” y no sufrir efectos adversos? (Efesios 4:18.) Como admite una joven, “a veces, de hecho con frecuencia, pueden surgir amistades más o menos íntimas [con otros habituales de las salas de fiestas]”. ¿Cómo podría afectar esto tu espiritualidad?

Aunque algunos quizás razonen que la solución está en ir acompañados de un grupo de compañeros de creencia, lo cierto es que la justicia tan solo puede florecer en un ambiente cristiano (Santiago 3:18), y el ambiente de muchas salas de fiestas está concebido para excitar sentimientos que son ‘terrenales, animales, demoniacos’ en lugar de espirituales. (Santiago 3:15.)

Hay que reconocer que no todas las salas de fiestas llegan a los extremos que se han considerado aquí, ni tampoco es lógico condenar automáticamente todos los restaurantes que ofrecen baile o espectáculo. No obstante, Pablo nos aconseja: “Sigan asegurándose de lo que es acepto al Señor”. (Efesios 5:10.) Por lo tanto, si te invitan a un lugar de reputación desconocida o cuestionable, deberías tener la máxima cautela antes de aceptar dicha invitación. (Proverbios 14:15.)

Podrías formularte preguntas como: “¿Quiénes van a ir y qué reputación tienen? ¿Qué saben de ese lugar tus padres u otros adultos responsables? ¿Qué clase de ambiente hay? ¿Qué tipo de gente lo frecuenta? ¿Es un lugar solo para jóvenes? En ese caso, ¿qué probabilidades hay de que reine un ambiente sano? Si hay espectáculo, ¿en qué consiste? ¿Qué clase de música se tocará? ¿Es un lugar que dentro de lo que cabe permite que los clientes se mantengan al margen o pudieras verte obligado a mezclarte con los demás?

Doris, que mencionamos anteriormente, admite: “Satanás hace que las salas de fiestas parezcan fascinantes, apasionantes, llamativas y divertidas, todo lo necesario para atraernos”. Pero no te dejes engañar por el resplandor de las salas de fiestas, pues han sido una trampa mortífera para muchos jóvenes. Procura buscar otras formas aceptables y beneficiosas de divertirte.b

[Notas a pie de página]

a Véase la revista ¡Despertad! del 22 de junio de 1979.

b Si quieres algunas sugerencias al respecto, consulta el capítulo 37 del libro Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas, publicado por la Sociedad Watchtower Bible and Tract de Nueva York, Inc.

[Ilustración en la página 16]

Muchos de los que frecuentan las salas de fiestas están más interesados en las relaciones sexuales inmorales que en divertirse

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