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  • La ceguera cromática. Un defecto singular

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  • La ceguera cromática. Un defecto singular
  • ¡Despertad! 1991
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¡Despertad! 1991
g91 22/2 págs. 21-23

La ceguera cromática. Un defecto singular

¡QUÉ sorpresa se llevaron los sobrios cuáqueros cuando vieron a John Dalton con unas calcetas de color rojo vivo! Como se solían vestir con colores oscuros —grises, marrones y negro—, les pareció que el atuendo de John era un tanto llamativo, por no decir otra cosa peor. ¿Qué había sucedido?

Dalton, nacido en Eaglesfield (Inglaterra) en 1766, dijo que la sangre era de color “verde botella” y que en su opinión, una hoja de laurel “combinaba bien con el lacre rojo”. En efecto, Dalton, que llegó a ser un químico famoso, padecía ceguera cromática o, para ser más precisos, percepción defectuosa de los colores.

A Dalton, el rojo le parecía gris y no muy diferente del verde. No es de extrañar que su amigo pudiera gastarle la broma pesada de cambiarle las calcetas y provocar semejante escándalo. Es de interés que en algunos países europeos a la ceguera cromática se la conozca por el nombre de daltonismo.

Un problema mundial

En 1980 la doctora Janet Voke de la City University de Londres calculó que en Gran Bretaña más de dos millones de personas perciben los colores de forma defectuosa. Por otra parte, en algunas comunidades aisladas son comparativamente pocos los que padecen este problema. En Fiji, solo 1 hombre de cada 120 tiene este defecto mientras que en Canadá, 1 de cada 9 percibe los colores de forma inferior a la normal.

La visión de los colores varía de una persona a otra. Según una teoría de gran aceptación, su visión de los colores es normal si al combinarse tres rayos de luz —uno rojo, uno verde y uno azul— en proporciones iguales, lo que ve es blanco. También ha de poder percibir sin dificultad los diversos matices producidos cuando las proporciones en las que se combinan los tres rayos son diferentes.

Pero si todos los matices que es capaz de ver se pueden combinar mezclando solo dos de estos colores primarios y la añadidura del tercer color no supone ninguna diferencia notable, entonces su percepción de los colores es defectuosa. Usted es lo que se llama un dicrómata. John Dalton era un dicrómata que no podía distinguir el color rojo.

El problema de los monocrómatas es más grave, pues no distinguen ningún color. No ven la diferencia entre una televisión en color y una en blanco y negro.

No obstante, la mayoría de los que padecen ceguera cromática son tricrómatas anómalos. Los matices que pueden distinguir son una mezcla de los tres colores primarios, pero no captan todas las proporciones de dichos colores. Si este es su problema, es posible que cuando ajuste el color de su televisor, los demás le digan que “se ve demasiado rojo” o que “se ve demasiado verde”.

Las causas

¿Qué provoca esos defectos? The New Encyclopædia Britannica identifica uno de los culpables como “el mecanismo que permite distinguir las longitudes de onda”. Cada ojo tiene en la retina unos 130 millones de receptores de luz, pero solo 7 millones de estos hacen posible la visión de los colores. Debido a su forma cónica se les llama conos.

Las personas que presentan una visión normal de los colores tienen tres clases de conos. Algunos responden mejor a las longitudes de onda más largas (rojo), otros perciben las longitudes de onda medias (verde) y el resto las más cortas (azul). El problema surge cuando un grupo de conos falta o no responde apropiadamente a su correspondiente longitud de onda. Por ejemplo, si usted no percibe bien el color rojo, entonces no verá mucho cambio de color en los tomates verdes que al madurar se vuelven anaranjados y finalmente rojos.

Si el nervio óptico está dañado y afecta el mensaje que los conos envían al cerebro, se puede llegar a producir ceguera cromática. Hasta algunos tipos de medicación, como ciertas píldoras antipalúdicas, se ha sabido que afectan la percepción de los colores. También hay informes de que algunos anticonceptivos orales pueden alterar la percepción de azules, verdes y amarillos. En el libro Colour Vision Testing (Examen de la visión de los colores), la doctora Voke señala que el tabaco y el alcohol son los responsables de algunas cegueras permanentes al rojo y el verde.

El paso de los años también influye bastante, particularmente en la sensibilidad de la persona a la luz azul. El investigador R. Lakowski comenta que la percepción de los colores alcanza un punto alto durante la adolescencia y dura hasta los treinta y cinco años. Después, poco a poco se deteriora, especialmente pasados los sesenta años.

Aunque la percepción defectuosa de los colores puede adquirirse durante la vida de la persona, muchos la padecen desde que nacieron. ¿Por qué?

“De tal palo tal astilla”

La visión normal de los colores en el ser humano es un don especial. Cuando los conos funcionan bien y los nervios ópticos transmiten fielmente al cerebro su mensaje codificado, entonces se ven todos los colores. “El ojo humano habituado puede distinguir hasta 150 matices”, dice el libro How Animals See (Cómo ven los animales). Por otra parte, The World Book Encyclopedia afirma: “Muchos animales [...] probablemente no vean los colores como nosotros. Pero sus ojos están bien y no tienen defecto”.

Si su visión siempre ha sido defectuosa, seguro que viene de herencia. ¿De quién? La publicación Health and Disease (Salud y enfermedad) define la ceguera cromática como un trastorno genético “vinculado con el sexo” y “transmitido por las hembras pero que suele aparecer en generaciones alternas de varones”. Por consiguiente, “de tal palo tal astilla” en este caso podría cambiarse para que dijera “de tal abuelo tal nieto”, como sucede a menudo.

Cómo saber si alguien padece ceguera cromática

¿Sospecha que sus hijos no distinguen bien los colores? “Si nota que su hijo de cinco o seis años tiene dificultad para identificarlos; si se pone un calcetín de un color y su pareja de otro; si cuando usted le pide un lápiz pastel de un color determinado no acierta a sacar de la caja el adecuado —entonces, dice el libro Childcraft (Trabajos manuales infantiles)—, debería llevarlo a que le revisaran la vista.” ¿Qué tipo de revisión?

Una de las maneras más populares de revisar la percepción de los colores es la prueba de Ishihara. El examinador enseña a su hijo una serie de cartulinas llenas de puntos de muchas tonalidades diferentes. Entre los puntos hay figuras y números que cualquier persona con percepción normal de los colores puede distinguir. Su hijo tiene que decir qué figura o cifra ve. Al mirar una de las cartulinas, el niño que no distingue el rojo ve un “6”, el que no distingue el verde ve un “9”, pero si su hijo ve la cifra “96” significa que su percepción de los colores es normal, según esa parte de la prueba.

Con el uso cada vez mayor que se hace de los colores en el material escolar infantil, es prudente averiguar si la visión que sus hijos tienen de los colores es defectuosa. No obstante, dado que de momento la ceguera cromática heredada es inalterable e incurable, ¿hay algo que usted pueda hacer al respecto?

Precauciones que deben tomarse

Hazel Rossotti, autora del libro Colour, recomienda que ante todo es importante el diagnóstico precoz. De ese modo a la persona con ceguera cromática se le puede “advertir de situaciones que probablemente le causarán confusión y se le puede enseñar a confiar en lo posible en otros factores que no sean los colores ambiguos”.

Si su hijo padece ceguera cromática puede enseñarle el significado de las señales de los semáforos. Aunque quizás, por su posición relativa, sea capaz de distinguir entre el disco rojo que indica parar y el verde que indica vía libre, ayúdele a captar la diferente intensidad de luz de cada disco. De ese modo, cuando esté solo, podrá interpretar las señales correctamente incluso en la oscuridad.

Si usted es quien padece ceguera cromática, trate de no basarse solo en los colores para tomar decisiones. Como el cerebro puede compensar los defectos de la percepción de los colores, complete su información prestando más atención al brillo, posición y forma de los objetos. No dude en pedir ayuda a amigos y parientes con una percepción normal.

Al tomar decisiones importantes, como el tipo de trabajo que debe hacer, sería sensato tomar en consideración las desventajas que esos defectos de visión pueden traerle. En algunas ocupaciones la ceguera cromática puede suponer una seria responsabilidad. Por ejemplo, es una desventaja para muchos químicos, farmacéuticos, impresores en color y fotógrafos. Una buena percepción de los colores es muy útil para los dentistas cuando tienen que seleccionar dientes artificiales que combinen bien con los naturales. En el caso de los carniceros y otros que trabajan en la industria de abastecimiento de alimentos, si distinguen bien los colores pueden percibir mejor los cambios en el estado de los alimentos. Y a una enfermera o un médico, la ceguera cromática puede dificultarles el diagnóstico del estado de salud de sus pacientes cuando los examinan.

Quien pueda distinguir los colores con claridad goza de gran ventaja. Si, lamentablemente, su percepción de los colores es solo parcial, debería tener mucho cuidado. Por ejemplo, recuerde que los medicamentos innecesarios, las cantidades excesivas de alcohol o el tabaco pueden deteriorar su percepción de los colores. Por otra parte, si su visión de los colores es normal, entonces goza de un precioso don que hará bien en atesorar.

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