La narcolepsia. Ataques de sueño invencible
EBBA era una mujer joven y saludable. Pero muchas veces, en pleno día, se quedaba dormida de forma súbita e inesperada.
Con el transcurso de los años su situación empeoró, pues se quedaba dormida varias veces al día. Empezó a oír voces y a tener alucinaciones espantosas. Sin razón aparente, se desplomaba como un castillo de naipes o de pronto perdía la fuerza en las manos y se le caía el bolso. Ebba empezó a preguntarse si tendría alguna enfermedad mental o si sufría ataques demoniacos.
Después de treinta y dos años, Ebba tuvo que ser hospitalizada por causa de su angustia emocional. Los médicos pensaban que tenía esquizofrenia y la trataron con fármacos antipsicóticos. Sin embargo, aunque su organismo respondió bien al tratamiento, los médicos todavía no podían precisar qué enfermedad padecía. Además, la medicación la dejaba cansada y apática.
Pasados trece años, un día Louis, su marido, leyó por casualidad en una revista un artículo sobre dos mujeres que tenían los mismos síntomas que su esposa. ¿Cómo se llamaba esta enfermedad? Narcolepsia.
La naturaleza de la narcolepsia
La narcolepsia es una enfermedad que provoca en el enfermo frecuentes ataques de sueño. El investigador del sueño Wilse B. Webb explica: “Las personas que la padecen se quedan dormidas de forma repentina e involuntaria mientras llevan a cabo sus actividades cotidianas, y el período de sueño les puede durar desde muy pocos minutos hasta episodios de incluso quince minutos”. Los ataques pueden sobrevenir casi en cualquier momento: mientras el enfermo lee, conversa o conduce un automóvil. Otros síntomas frecuentes son una pérdida brusca de tono muscular, parálisis del sueño y alucinaciones espantosas.
Hay quienes calculan que tan solo en Estados Unidos puede haber decenas de miles de narcolépticos. Aunque la enfermedad en sí no es mortal, el peligro de lesionarse por causa de un accidente es bastante serio.
Por muchos años los médicos se han desentendido de esta enfermedad porque consideraban que era un problema puramente psicológico. Los psiquiatras la llamaban un mecanismo de escape, una forma de histerismo, una renuncia del ego. Sin embargo, empezaron a acumularse pruebas de que se trataba de una enfermedad de naturaleza física. Por ejemplo, se averiguó que parecía hereditaria y que incluso afecta a ciertas razas caninas. Por lo tanto, la revista American Journal of Psychiatry llegó a la siguiente conclusión: “Por el momento se considera que la narcolepsia es principalmente un trastorno orgánico neurológico [del cerebro] y no psicogénico [de origen mental]”.a
De todas formas, el que amigos y familiares califiquen a la persona de “perezosa” o hasta de “demente” sin duda puede causar daño psicológico. En un estudio llevado a cabo con 24 narcolépticos, por lo menos dos terceras partes tenían problemas psiquiátricos como depresión o alcoholismo, y la enfermedad también había trastornado su vida de otras maneras. De los 24 hombres en los que se basó el estudio, 18 mostraron “incapacidad para tener un empleo”.
Qué provoca los síntomas
Si usted tiene un patrón de sueño normal, a los 60 ó 90 minutos de quedar dormido alcanza la fase de sueño denominada sueño REM (sigla en inglés para “movimientos oculares rápidos”) o paradójico. Aunque usted no se da cuenta, durante esa fase sus músculos se quedan totalmente flácidos, lo que según parece evita que hagamos movimientos en función de lo que en ese momento estemos soñando.
Sin embargo, la narcolepsia altera el patrón normal de sueño REM, pues el narcoléptico se queda sumido en la fase REM casi al instante de caer dormido. Durante el día —prácticamente de improviso— sentirá el impulso de dormir y se encontrará casi instantáneamente en la fase REM. Por eso algunos médicos definen la narcolepsia como un “trastorno caracterizado por la disfunción del sueño REM”.
La narcolepsia también puede hacer que los estados normales de la mente y el cuerpo se desfasen. El paciente puede despertar del sueño con el cuerpo todavía en el estado REM y descubrir horrorizado que no puede mover ni un músculo. O su cuerpo es empujado hacia el sueño REM estando completamente despierto y en su rutina diaria. De súbito y sin razón aparente, sus músculos se debilitan o se quedan tan flácidos (parálisis muscular llamada cataplexia) que la persona cae redonda al suelo. Entre dos terceras partes y tres cuartas partes de los narcolépticos experimentan estos síntomas espantosos.
Casi cualquier estímulo emocional —risa, enojo, temor— pueden conducir a la cataplexia. El libro Sleep (Sueño), de Gay Gaer Luce y Julius Segal, explica: “No pueden reírse de un chiste, dar un azote a sus hijos por estar enojados, llorar la muerte de alguien o manifestar sentimientos fuertes sin perder el control de sus emociones y desplomarse como un muñeco de trapo”.
Los rasgos del sueño REM hasta pueden imponerse en los pensamientos del paciente al despertar y superponer un sueño vívido —o una espantosa pesadilla— a la realidad. La persona puede despertar en la cama con el cuerpo paralizado en el estado REM y oír voces y ver cosas espantosas. Esos sueños en estado despierto (llamados alucinaciones hipnagogas) también pueden ocurrir durante el día, y alrededor de la mitad de los narcolépticos los experimentan.
Por eso es comprensible que algunos narcolépticos tiendan a apartarse de otros por temor a que se les tache de “perezosos”, “mentalmente enfermos” o “poseídos por demonios”.
¿Qué hacer?
A menudo los narcolépticos justifican sus síntomas diciendo que se trata de fatiga o de cansancio crónico, por lo que no buscan ayuda médica. Y en el caso de que acudan al médico, la narcolepsia no siempre es fácil de diagnosticar, en especial durante sus primeras etapas. La publicación American Family Physician explica: “Los pacientes con narcolepsia experimentan síntomas durante una media de quince años antes de recibir el diagnóstico correcto”. Aun así, si usted sufre de somnolencia crónica durante el día, sería sensato que consultase a un médico y no tratara de diagnosticar usted mismo lo que le sucede. Un buen reconocimiento médico puede identificar un problema que necesite atención.
¿Y si el médico confirma que padece narcolepsia?b Aunque es una enfermedad incurable, los médicos afirman que hay varios medicamentos que pueden ayudar al paciente a llevar una vida razonablemente normal. Con el fin de ayudar al paciente a permanecer despierto durante el día, suelen recetarse estimulantes del sistema nervioso central, y para controlar la cataplexia, se utilizan antidepresivos.
También se están probando varios métodos nuevos de tratar este problema. Algunos investigadores afirman que la codeína, que a la mayoría de las personas las deja soñolientas, produce el efecto contrario en los narcolépticos. También hay optimismo respecto a las investigaciones efectuadas con un medicamento comúnmente llamado GHB (gammahidroxibutirato) que puede convertirse en un instrumento efectivo para combatir la somnolencia diurna así como otros síntomas. Por supuesto, el tratamiento con drogas puede conducir a la adicción del enfermo o a que desarrolle tolerancia a dicha droga, y también puede tener efectos secundarios. Por eso conviene tener cuidado e informarse bien antes de tomar cualquier medicación. (Proverbios 14:15.) No obstante, el médico puede reducir dichos riesgos mediante controlar de cerca la reacción del paciente a la medicación y ajustarla cuando sea necesario. De cualquier modo, si el cristiano toma esa medicación bajo supervisión médica no tiene que pensar que viola algún principio bíblico, pues no lo hace por placer sino para aliviar una condición física que pudiera ser peligrosa.
También se pueden tomar una serie de medidas prácticas. Acepte el hecho de que padece una enfermedad grave que le impone ciertas limitaciones. (Proverbios 11:2.) Conducir un automóvil, manejar maquinaria o hasta nadar pueden ser actividades demasiado peligrosas. Quizás también tenga que pensar en cambiar de empleo o hasta jubilarse.
Si su caso es relativamente leve, el hacer varias siestas durante el día podría ayudarle, y así quizás reduzca la posibilidad de quedarse dormido en momentos inconvenientes. Y si cuando da rienda suelta a emociones fuertes le sobreviene una cataplexia y se desploma, posiblemente tenga que aprender a refrenar sus sentimientos. Por supuesto, todos los cristianos tienen que controlar su espíritu (Proverbios 16:32), pero evitar toda manifestación de sus emociones requiere un esfuerzo extraordinario. Quizás tenga que recordarse continuamente que su vida y su salud están en juego. Sus seres queridos también pueden serle de gran ayuda si comprenden su estado de salud y las limitaciones que pudiera imponerle.
Ebba, mencionada al principio, finalmente recibió el diagnóstico correcto y toma una medicación que le va bien. Aunque ha sufrido muchos años debido a su enfermedad, le consuela saber que no estaba demente ni era víctima de ataques demoniacos. Además, sabe que en el Reino de Dios “ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’”. (Isaías 33:24.) La narcolepsia, caracterizada por ataques de sueño, habrá desaparecido para siempre.
[Notas a pie de página]
a Hasta puede que los investigadores hayan descubierto un “marcador biológico” para esta enfermedad: un antígeno denominado HLA-DR2, que se ha encontrado en “casi el 100% de los pacientes narcolépticos”. Dicho antígeno solo aparece en el 25% de la población en general. Este extraordinario hallazgo también puede probar que el sistema inmunológico está en cierto modo implicado en la aparición de la narcolepsia. (American Family Physician, julio de 1988.)
b Algunos expertos insisten en que la única manera de hacer un diagnóstico seguro es controlando el sueño del paciente durante toda una noche en un centro hospitalario especializado en trastornos del sueño.
[Fotografía en la página 20]
El narcoléptico puede quedarse dormido incluso en mitad de una conversación