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¡Despertad! 1991
g91 22/6 págs. 5-8

¿Puede cerrarse la brecha?

LA BRECHA entre judíos y cristianos va más allá del Holocausto. Desde el mismo principio, estas dos fes han estado en desacuerdo respecto a una cuestión primordial: si Jesús de Nazaret fue el Mesías prometido.

En el primer siglo, la cuestión mesiánica provocó la violenta persecución de cristianos. (Hechos 8:1.) Pero después la situación se invirtió. Con el tiempo, los que profesaban ser cristianos se convirtieron en perseguidores de los judíos. Pero a pesar de todos los esfuerzos que ha hecho la cristiandad durante siglos por convertirlos, el pueblo judío en general no ha renunciado a su postura original.

Un escritor judío comentó que aunque los judíos no tienen nada contra Jesús como persona, él “no es el mesías político que nosotros y nuestros antepasados deseábamos con tanto fervor”. El rabino Samuel Sandmel lo expresó aún con menos rodeos: “No hemos llegado a adoptar las mismas creencias que ustedes [los cristianos]; es así de sencillo”. (We Jews and You Christians [Nosotros los judíos y ustedes los cristianos].) Como resultado de esta diferencia de opinión, existe un abismo religioso entre judíos y cristianos mucho más grande de lo que la mayoría piensa.

Obstáculos para llegar a un acuerdo

Por un lado, la doctrina cristiana no concibe ningún tipo de camino que conduzca a la salvación sin Jesús. Él mismo dijo: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí”. (Juan 14:6; compárese con Hechos 4:12; 1 Timoteo 2:3-6.)

Por otra parte, la extendida idolatría de la cristiandad ofende a los judíos, al igual que la doctrina de la Trinidad, a la que ven en clara contradicción con “la esencia del judaísmo”, es decir, de la doctrina monoteísta implícita en las palabras: “Oye, Isra⁠-e⁠-l: el Señor, nuestro Dios, el Señor es uno”. (Deuteronomio 6:4, La Biblia [Versión castellana de León Dujovne, Manasés Konstantynowski y Moisés Konstantynowski].) El erudito Jakób Jocz observó: “En este punto la brecha entre la Iglesia y la Sinagoga se abre ante nosotros con toda su profundidad e importancia. [...] La enseñanza de la divinidad de Jesucristo es una ofensa imperdonable a los ojos del judaísmo”. (The Jewish People and Jesus Christ [El pueblo judío y Jesucristo].)

El cristianismo y el judaísmo también tienen diferentes modos de ver la ley mosaica y sus tradiciones. El Rabino Stuart E. Rosenberg razonó: “Sin el pacto de Dios no habría nación judía. [Ese pacto] forjó el mismo comienzo de la nación y ellos nunca lo abandonaron. [...] Pero desde el mismo principio, los cristianos han tenido un dilema con el pacto de Israel”. En realidad, el apóstol Pablo dijo respecto a la ley mosaica: “[Dios] borró el documento manuscrito [...]; y Él lo ha quitado del camino clavándolo al madero de tormento”. (Colosenses 2:14.)

Los teólogos de la Iglesia que tratan de minimizar la doctrina cristiana razonando que el pacto mosaico sigue siendo válido o que hay ‘diferentes caminos que llevan a Dios’ se encuentran en una situación difícil y embarazosa. A fin de armonizar sus puntos de vista con los del “Nuevo Testamento”, tienen que hacer verdaderas acrobacias teológicas: manipular, torcer o hasta pasar por alto textos bíblicos decisivos. O tienen que razonar, como hacen algunos, que los textos problemáticos empiezan por no ser auténticos, que Jesucristo nunca afirmó ser “el camino y la verdad y la vida”, que las palabras de Pedro en Hechos 4:12, respecto a que, aparte de Jesús, “no hay otro nombre debajo del cielo [...] mediante el cual tengamos que ser salvos”, se elaboraron más tarde por influencia de la teología paulina, etcétera. Pero al hacerlo, socavan la fe de sus propios seguidores.

Jakób Jocz resumió bien la situación cuando dijo que las dos fes “no tienen ningún denominador común que sirva de fundamento para una ‘teología puente’. Solo pueden llegar a un acuerdo mediante la capitulación: o la Iglesia se convierte en la Sinagoga o la Sinagoga en la Iglesia”.

Por qué es seguro que no llegarán a un acuerdo

Hay grandes obstáculos que impiden llegar alguna vez a tal avenencia. Para los judíos, la mera insinuación de convertirse a otra religión es anatema. Al fin y al cabo, ¿qué han hecho las religiones de la cristiandad para recomendarse a la vista de los judíos? El rabino Samuel Sandmel cataloga algunos de los horrores de la historia como errores “llevados a cabo por cristianos contra cristianos, en el nombre del cristianismo” y pregunta: “Desde este punto de vista, ¿pueden ustedes razonablemente esperar que aceptemos el juicio de que su religión es superior a la nuestra? ¿Ha producido mejores personas? ¿Ha zanjado las cuestiones de paz y guerra, de prosperidad y tranquilidad entre las naciones cristianas?”.

Además, el Holocausto también ha puesto de relieve la cuestión de la supervivencia judía, como pueblo, religión y cultura. Por eso los judíos tienden a ver la conversión, no como el mero acto de adoptar doctrinas heréticas, sino como una traición. La revista Journal of Jewish Communal Service se lamentaba con estas palabras: “No podemos permitirnos el lujo de perder a nadie de esta generación adulta de judíos. [...] Lo que los nazis no pudieron hacer en el Holocausto, todavía puede efectuarse mediante [el proselitismo]”.

Por consiguiente, el rabino Henry Siegman llega a la siguiente conclusión: “El recuerdo de conversiones obligadas está muy arraigado en la conciencia del pueblo judío y ha sido el peor obstáculo para que prosperen las relaciones entre cristianos y judíos”.

Hay que analizar la verdadera cuestión

No parece estar próximo un verdadero acuerdo entre la cristiandad y el judaísmo. Las teologías irreconciliables, los intereses políticos contrapuestos y la desconfianza mutua siguen socavando los esfuerzos por la unidad. Los diálogos religiosos tienden a evadir la cuestión que dio origen a esta brecha, a saber: las afirmaciones mesiánicas sobre Jesús. La única manera de que empiecen a desmoronarse algunas de las antiguas barreras de temor y desconfianza es mediante un análisis honrado de la cuestión.

Es cierto que la mayoría de los judíos no quiere hablar de Jesús. Su renuencia es el resultado inevitable de siglos de antisemitismo en su nombre. Pero no fue Jesús quien emprendió las Cruzadas, ni quien dio origen a la Inquisición o hizo arder el Holocausto. Esos actos atroces los perpetraron hombres que ¡falsamente afirmaban ser cristianos! Esto se hace patente por las palabras del propio Jesús, quien, en alusión a la Ley de Moisés, proporcionó uno de los principios rectores del cristianismo verdadero: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo”. (Mateo 22:39; Levítico 19:18.) Estas palabras son en sí mismas una acusación contra la cristiandad, cuyas prácticas sin duda desvirtúan totalmente lo que Jesús enseñó.

Aclaremos las posturas

Los testigos de Jehová desean que los judíos entiendan que quienes les han causado tanto sufrimiento han sido las iglesias de la cristiandad, no el cristianismo en sí. Quieren que los judíos tengan una opinión imparcial y no distorsionada de Jesús para que puedan tomar una decisión respecto a él con pleno conocimiento de causa. Además, desean compartir con ellos su convicción de que la era mesiánica, predicha hace mucho tiempo por los profetas, es inminente. No obstante, ¿por qué debería querer un judío escuchar a un testigo de Jehová?

En primer lugar, los Testigos no ofenden a los judíos utilizando ídolos en su adoración. Tampoco creen en la doctrina de la Trinidad que también ofende al judaísmo y la rechazan como una enseñanza pagana y antibíblica.a De hecho, los Testigos son cristianos pero no forman parte de la cristiandad. Por consiguiente, no son responsables del Holocausto, y mucho menos de la sangrienta historia del antisemitismo.

De todas las religiones que afirman ser cristianas, los Testigos son los únicos que han obedecido el mandato de Jesús registrado en Juan 17:16 respecto a ‘no ser parte del mundo’, lo que implica una neutralidad política estricta. Los judíos informados saben que durante la II Guerra Mundial, más de un millar de Testigos alemanes murieron en los campos de concentración de Hitler, por preferir ser víctimas del Holocausto más bien que cómplices silenciosos en él.b Su intrépida insistencia en la neutralidad supuso un reto para el nazismo y es un testimonio radiante del poder del cristianismo verdadero. Si la cristiandad hubiese hecho lo mismo, el Holocausto nunca habría ocurrido.

Por eso, muchos judíos reciben a los testigos de Jehová con amabilidad, si bien hay que reconocer que no todos agradecen sus visitas. No obstante, el rabino Samuel Sandmel reconoce que los cristianos tienen la obligación de predicar a otros (Romanos 10:10), y les pide: “¿No podrían llevar adelante su propósito de una manera que ni vaya en contra de nuestra dignidad ni signifique que ustedes han abandonado esta [comisión de predicar] que consideran fundamental?”. (We Jews and You Christians.)

Los testigos de Jehová tratan de hacer precisamente eso. De forma respetuosa, piden a sus vecinos judíos que consideren la cuestión que por tanto tiempo ha separado a los cristianos y a los judíos: la esperanza mesiánica. ¿Qué dio origen a esta esperanza? ¿Cómo llegaron a ser tan diferentes las opiniones de los cristianos y de los judíos? El actual aumento de antisemitismo en algunas partes del mundo hace que las preguntas respecto a Jesús sean más pertinentes que nunca. El siguiente artículo procurará suministrar las respuestas.

[Notas a pie de página]

a Véase el folleto ¿Debería creer usted en la Trinidad?, publicado por la Sociedad Watchtower Bible and Tract de Nueva York, Inc.

b Véase el artículo “El Holocausto: ¿Víctimas, o mártires?”, publicado en ¡Despertad! en el número del 8 de abril de 1989.

[Comentario en la página 6]

“La enseñanza de la divinidad de Jesucristo es una ofensa imperdonable a los ojos del judaísmo”

[Fotografía en la página 8]

La idolatría practicada por la cristiandad y su doctrina de la Trinidad han alejado a muchos judíos

[Fotografías en la página 7]

Las actividades de los llamados cristianos no han contribuido mucho a recomendar el cristianismo como una religión de amor

[Reconocimiento]

Ejército E.U.A.

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