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¡Despertad! 1992
g92 22/1 pág. 30

De nuestros lectores

Las víctimas del divorcio Llevo tres años separado de mi esposa, y echo mucho de menos a mi hijo. No obstante, los hijos son quienes más sufren, y nosotros los padres deberíamos dar más atención a este hecho. Si hubiese leído la serie de artículos titulada “Ayuda para las víctimas del divorcio” (22 de abril de 1991) cuando todavía no nos habíamos separado, estoy seguro de que me lo habría pensado dos veces antes de hacerlo.

S. C. M. F., Brasil

La barrera de arrecifes En la escuela me asignaron un trabajo de investigación sobre los corales. No sabía dónde buscar información detallada y concisa al respecto. Por eso, qué sorpresa me llevé cuando vi el artículo “Visitemos la Gran Barrera de Arrecifes” (8 de junio de 1991). Contenía justo la información que necesitaba. La utilicé y recibí la mejor calificación. Muchas gracias por su valiosa ayuda.

M. M. T., Argentina

Criar a los hijos El artículo “Criar a los hijos. Informe mundial. Padres que dan amor, disciplina, ejemplo y valores espirituales” (22 de septiembre de 1991), me animó mucho, teniendo en cuenta que llevo poco tiempo estudiando la Biblia. Cuando empezamos a asistir a las reuniones cristianas, mi hijo se comportaba muy mal y lloraba a voz en cuello. Pero con la ayuda de la hermana cristiana que estudia la Biblia con nosotros y el ánimo que recibimos de las revistas que ustedes publican, ahora veo el fruto de nuestros esfuerzos. Mi hijo de dos años y medio se sienta calladito durante las reuniones y hasta ofrece algún comentario breve.

M. T., Japón

Hablar de otros Tenía la costumbre de hablar demasiado de otros, pero un día regresé a casa de la escuela y leí la serie de artículos titulada “Hablar de otros. Evite su lado perjudicial” (8 de junio de 1991). Gracias a su ayuda he podido dejar ese mal hábito. Ignoraba que pudiera ser tan serio y que hasta pudiese arruinar la reputación de otros. Les agradezco mucho esta información.

F. B., Estados Unidos

Debo decir que esos artículos me ayudaron a conservar mi empleo. Corría el rumor de que iban a cerrar la fábrica en la que trabajaba, y yo lo repetí. Antes de terminar mi jornada de trabajo aquel mismo día, me comunicaron que debía presentarme en la oficina de mi supervisor. Me dijo que yo había estado chismeando, y que lo único que conseguiría esparciendo rumores como ese sería asustar a la gente, pues había pocos puestos de trabajo. Como ya se habían producido algunos despidos en mi sección, pensé que esto le serviría de excusa para librarse de mí. Poco después recibí la revista ¡Despertad! sobre el tema de hablar de otros, y la vi como un consejo que venía del cielo. Le enseñé la revista a mi supervisor y le expliqué lo que había aprendido y que haría todo lo posible por no volver a esparcir ningún rumor. Me dio las gracias y... todavía conservo mi empleo.

L. G., Estados Unidos

El tratamiento con estrógenos Les estoy muy agradecida por el artículo “¿Le conviene el tratamiento con estrógenos?” (22 de septiembre de 1991). Me sorprendió la claridad con que estaba redactado. Actualmente me están medicando contra la osteoporosis y llevo cuatro años recibiendo tratamiento con estrógenos. Ahora estoy mejor preparada para hablar con mi médico y puedo hacer frente a mis problemas con más optimismo. Muchísimas gracias.

R. C. S. M., Brasil

Aprender a tocar instrumentos musicales Quiero darles las gracias por el artículo “¡Si yo pudiera tocar así!”, de la revista ¡Despertad! del 8 de septiembre de 1991. Curso el primer año de enseñanza secundaria y recibo clases de órgano electrónico. Llevo dos años estudiando órgano, y aunque ya debería verse en mí algún progreso, no consigo ninguno. Cuando toqué en el recital de este año, cometí un montón de errores. Fue terrible. Este artículo me dio unos consejos muy bondadosos y oportunos.

M. O., Japón

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