De nuestros lectores
Secuestros Gracias por el artículo “No cometa ninguna estupidez o la mato” (22 de noviembre de 1991). Yo también fui víctima de un robo durante el cual permanecí secuestrada en mi automóvil. Mi secuestrador sabía que yo era testigo de Jehová, pues no dejé de invocar el nombre de Jehová en voz alta. Afortunadamente, no sufrí ningún daño físico aparte de la hinchazón en las muñecas por haber estado atada y los pocos rasguños que me hice cuando me metió en el maletero. Permanecí calmada, y pude salir del maletero a través del asiento trasero de mi automóvil. El incidente y el juicio fueron noticia en la localidad, y tanto mi abogado como mis vecinos, amigos y familiares reconocieron que pude librarme gracias a Jehová.
E. M., Estados Unidos
La Biblia no promete que el pueblo de Dios vaya a recibir protección milagrosa en la actualidad. Sin embargo, es muy apropiado dar gracias a Dios cuando un cristiano sale sano y salvo de una situación que podría haberle costado la vida. (1 Tesalonicenses 5:18.) —La dirección.
El café En el artículo “El dilema del café” (22 de abril de 1991) decían que el té, el cacao y las bebidas de cola contienen cafeína. Puede que el té y la cola sí tengan, pero el cacao no. Este contiene teobromina, que no es lo mismo que la cafeína. Una taza de cacao puede dar energía, pero es debido al azúcar.
E. B., Israel
La teobromina es una sustancia química cuyas propiedades fisiológicas son similares a las de la cafeína. Según “The Encyclopedia Americana”, las semillas de cacao ‘contienen hasta un 3% de teobromina y pequeñas cantidades de cafeína’. Otra obra, la “Compton’s Encyclopedia”, añade que, “en el caso de ciertas personas sensibles, el contenido de teobromina [del chocolate] puede producir los mismos efectos que la cafeína”.—La dirección.
Los avisos del cuerpo Mi médico estaba de vacaciones cuando empecé a tener lo que a mi modo de ver eran problemas físicos sin importancia. Estaba casi decidida a pasar por alto los síntomas cuando recibí el artículo “Preste atención a los avisos del cuerpo” (8 de octubre de 1991). Tal como se sugería, fui al médico, y me diagnosticaron cáncer. Por prestar atención a los avisos del cuerpo, se detectó el cáncer en una fase temprana y pudo ser tratado.
S. S., Estados Unidos
El críquet Muchas gracias por la excelente descripción que hicieron del críquet en el artículo “¿En qué se diferencian el críquet y el béisbol?” (8 de noviembre de 1991). Fue un cambio agradable en vista del modo jocoso de tratar el críquet que suele observarse en los objetos de recuerdo de este país. Para el beneficio de los británicos, quizás podríamos tener algún día un artículo en el que se describiera con la misma claridad el béisbol. A diferencia del fútbol americano, el béisbol nunca ha llegado a ser popular aquí.
A. E., Inglaterra
Bombas terroristas Acabo de leer el artículo “Sobrevivimos a una bomba asesina” (8 de enero de 1992), y, honradamente, no sé qué decir. Fue un verdadero ejemplo de perseverancia. La fe y la determinación de Sue Schulz con respecto a la cuestión de las transfusiones de sangre fueron trascendentales; también lo fue la manera como su marido, Peter, expresó el amor que sentía por Sue a pesar de la desfiguración física causada por la explosión. Desde luego, no soy la única que se emocionó con este artículo.
G. J. S., Brasil
El radón Como mi profesión consiste en medir la cantidad de radón que hay en las casas, me llamó mucho la atención el artículo “El radón. ¿Un peligro en casa?” (22 de octubre de 1991). Dijeron en él que el radón afecta los pulmones de los fumadores más que los de los no fumadores. Cabría añadir que el humo de los cigarrillos aumenta la cantidad de partículas de polvo a las que pueden adherirse los productos de desintegración radiactiva —o “hijos”— del radón, con lo que se incrementan los peligros para la salud que los no fumadores corren en un ambiente cargado de humo.
O. B., Alemania