Los asombrosos marsupiales de Australia
Por el corresponsal de ¡Despertad! en Australia
¿QUÉ es exactamente un marsupial, y por qué es un animal tan asombroso?
Dicho sencillamente, un marsupial es un mamífero, es decir, un animal de sangre caliente cuyas hembras amamantan a sus crías. Pero a diferencia de la mayoría de los mamíferos, a las hembras de los marsupiales no se les desarrolla una placenta en la matriz con la preñez. Cuando paren sus minúsculas y ciegas crías, las amamantan y protegen en una bolsa abdominal externa. De modo que, básicamente, un marsupial es un mamífero que tiene una bolsa, pues la palabra latina marsupium significa “bolsa” o “saco”.
El canguro no es más que una de las aproximadamente doscientas cincuenta especies de marsupiales que existen. Aunque también hay marsupiales en otros países aparte de Australia, no son muchos. En América del Norte, por ejemplo, se encuentra la zarigüeya de Virginia, y en Sudamérica hay otras especies. Pero la mayoría de los marsupiales del mundo se encuentran circunscritos a la región de Australasia, donde se han identificado unas ciento setenta y cinco especies diferentes. En Australia existe un total de 45 especies de canguros, aunque el más conocido es el enorme canguro rojo. Este canguro, el mayor de todos los marsupiales, puede pesar 90 kilogramos y su altura es superior a la de la mayoría de los hombres. La hembra, sin embargo, es bastante más pequeña y de color gris azulado.
Los canguros pueden saltar hasta 11 metros de una sola vez. A algunos se les han cronometrado velocidades de 64 kilómetros por hora y se les ha visto saltar vallas de más de 3 metros de altura. El canguro rojo y el canguro gris —este último ligeramente más pequeño— se encuentran en casi todas partes del continente australiano. Constituyen un espectáculo común y emocionante para los que conducen sus vehículos a través de zonas semiarboladas e incluso por las regiones áridas y desérticas del centro de Australia. Los canguros son animales gregarios que por lo general se juntan en pequeños grupos familiares llamados mobs.
Un nacimiento espectacular
El aspecto más asombroso de la vida de los marsupiales probablemente sea el nacimiento y la crianza de los pequeños. La forma de nacer los canguros es representativa de la mayoría de los marsupiales. Cuando nace el pequeño, tan solo de treinta y tres a treinta y ocho días después del acoplamiento, no es mucho más que un embrión: una minúscula criatura en forma de larva que pesa alrededor de 0,60 gramos, de tamaño inferior a la punta de su meñique y casi transparente.
Al momento de nacer, “trepa” desde el útero de su madre y se introduce entre su pelo. Entonces, utilizando sus minúsculas extremidades anteriores cuyos dedos están provistos de fuertes uñas, repta los 15 centímetros que le separan de la bolsa de su madre. Allí se aferra a uno de sus cuatro pezones, introduciéndolo dentro de su boca. Es a través de este conducto que el pequeño recibe toda la nutrición que necesita. Durante los siguientes cinco meses permanecerá en este cómodo refugio sin siquiera asomar la cabeza al exterior.
La primera vez que sale el cangurito de la bolsa es aproximadamente a los seis meses, pero regresa con frecuencia a ella en busca de alimento y protección. Cuando la madre finalmente decide que el joven canguro ya es demasiado grande para meterse en la bolsa, no le deja que salte a ella. A los dieciocho meses el canguro ya no depende de su madre en absoluto.
Otro fenómeno asombroso es que la madre canguro puede producir dos tipos diferentes de leche al mismo tiempo. Al poco de nacer el primer retoño, la hembra se aparea de nuevo. El embrión recién concebido permanece latente hasta que la primera cría empieza sus breves excursiones fuera de la bolsa. Entonces nace el segundo y minúsculo cangurito y se aferra a otro pezón del interior de la bolsa.
Pero su hermano mayor todavía se amamanta del mismo pezón al que se aferró de recién nacido. Y para complicar las cosas, el nuevo cangurito —que parece un feto en las primeras fases de su desarrollo— necesita una leche de composición diferente. Pero esto no es ningún problema, pues del pezón al que está aferrado el chiquitín, la madre produce leche con un elevado contenido de azúcar, mientras que del pezón del que se sigue amamantando su hermano mayor, continúa saliendo leche con un alto contenido en proteínas y grasa.
Aunque no suelen ser animales agresivos, los machos a veces se enfrentan entre sí como si boxearan. Normalmente se trata tan solo de dos machos jóvenes que están probando su fuerza. Pero hay ocasiones en las que dos adultos machos luchan a puñetazos por una hembra como si estuviesen librando un verdadero combate de boxeo. Estas luchas pueden ser bastante serias, pues los pretendientes rivales se arañan el uno al otro con las uñas de sus patas anteriores y se dan violentas patadas con las posteriores.
El encantador koala: otro marsupial asombroso
El koala es el más cautivador de todos los marsupiales. Es casi tan conocido como el canguro, y aparece con igual frecuencia en los folletos turísticos de Australia. Este animalillo es totalmente arborícola y de costumbres principalmente nocturnas. Debido a su apariencia, a menudo se le confunde con un oso, por lo que algunas veces se le ha llamado erróneamente osito koala. Pero no guarda absolutamente ninguna relación con los osos, ni tampoco es un oposum ni un mono. Es un animal único. De hecho, tan solo existe una especie de koala, cuya distribución está limitada a los estados orientales de Australia.
El koala es sumamente cautivador, con un pelaje suave y un aspecto mimoso, los ojos como botones brillantes, el hocico como si fuera de goma y una casi continua expresión de perplejidad. No es un animal muy grande: mide unos 60 centímetros de altura y pesa entre 8 y 14 kilogramos.
El koala nace igual que la mayoría de los demás marsupiales, con la excepción de que la bolsa marsupial de la madre koala se encuentra en posición invertida y se abre hacia la parte posterior del cuerpo. El recién nacido permanece en la bolsa durante seis meses y cuando finalmente se aventura a salir, se aferra al dorso materno y cabalga sobre él mientras la madre va de árbol en árbol en busca de sabrosas hojas.
Un sistema digestivo singular
Los koalas son muy escrupulosos con la comida. Solo comen hojas de eucalipto... y no les vale cualquier hoja. De las 600 especies diferentes de eucalipto de que disponen, solo se alimentan de cincuenta o sesenta. Si otros animales comiesen esas hojas, lo más probable es que muriesen debido a la toxicidad del aceite y las sustancias químicas que contienen. El koala, gracias a su complejo sistema digestivo, digiere ese especial alimento, pero una dieta tan singular tiende a conferirles un olor corporal bastante distintivo.
Algunos especialistas afirman que los koalas no beben nada de agua; de hecho, la palabra “koala” pretende ser una palabra aborigen que significa “Yo no bebo”. No obstante, mediante una observación minuciosa se ha visto que los koalas sí bajan de vez en cuando de los árboles para beber, y algunas veces hasta comen un poco de tierra para complementar su dieta deficiente en minerales.
Aunque a los canguros se les puede ver en zoológicos de todo el mundo, los koalas se encuentran en muy pocos zoológicos fuera de Australia. Sin embargo, tanto si usted tiene alguna vez la oportunidad de verlos personalmente como si no, estamos seguros de que concordará en que los marsupiales —estos mamíferos cuyas hembras, en lugar de placenta, tienen una bolsa abdominal externa— son unos animales verdaderamente asombrosos.
[Fotografía en la página 16]
Madre canguro con su chiquitín en la bolsa
[Fotografía en la página 17]
Koala comiendo hojas de eucalipto
[Reconocimiento]
Melbourne Zoo Education Service (Victoria, Australia)