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  • ¡Despertad! 1992
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¡Despertad! 1992
g92 8/12 págs. 10-12

Los jóvenes preguntan...

¿Cómo puedo sobrellevar las reprensiones de mis padres?

“MUCHOS padres están convencidos de que la mejor forma de ayudar a sus hijos a mejorar es reprendiéndolos cada vez que cometen un error.” Así se expresó Clayton Barbeau en su libro How to Raise Parents (Cómo criar a los padres).

Si eres joven, es probable que el que tus padres te corrijan sea tan normal como el comer. Aunque en algunas ocasiones la reprensión pudiera resultar irritante, no es necesariamente algo malo.a Todos necesitamos corrección de vez en cuando; la crítica constructiva puede ser sana y provechosa.

Por otra parte, los padres a veces se exceden y regañan a sus hijos hasta el punto de exasperarlos. (Colosenses 3:21.) O quizás por perder el control de sus emociones rebajen y humillen a sus hijos por faltas menores. Sin importar la forma que adopte la censura, puede beneficiarte, pues de seguro tus padres desean lo mejor para ti. Como declaró la Biblia hace mucho tiempo: “Las heridas infligidas por uno que ama son fieles”. (Proverbios 27:⁠6.) Es verdad que, puesto que tienes una relación tan estrecha con tus padres, sus reprensiones pueden herirte profundamente. Pero si aprendes a responder de forma discreta, conseguirás aminorar el dolor e incrementar los beneficios.

Lo que debes evitar

Considera la experiencia de la joven Stephanie. “Cuando mi madre volvía del trabajo —cuenta ella⁠—, empezaba a regañarme porque todavía no había limpiado la casa ni había sacado la basura, y me decía: ‘No haces nada bien en la casa, pero cuando se trata de salir, lo haces perfectamente’. Yo le contestaba: ‘Cuando se trata de regañar, tú también lo haces perfectamente’. Entonces, ella me gritaba. Yo me marchaba y cerraba la puerta de mi habitación para no oírla, y ella la abría violentamente, diciendo a gritos que me iba a castigar” (My Parents Are Driving Me Crazy [Mis padres me están volviendo loco], de la Dra. Joyce L. Vedral).

¿Te resulta familiar esa situación? Entonces sabes cuánto duele el que te digan que “no haces nada bien”. A pesar de eso, ¿qué lograba Stephanie enfadándose con su madre? Quejarse, gritar o rebelarse solo consigue sacar a flote las peores cualidades de los padres. Probablemente la satisfacción limitada que obtengas descargando esos sentimientos contra tus padres palidecerá ante el castigo que te espera. Además, el joven cristiano que habla con falta de respeto a sus padres perjudica su propia espiritualidad, y se arriesga a perder el favor de Dios. (Proverbios 30:⁠17; Efesios 6:1, 2.)

Quizás la madre de Stephanie no haya tratado los asuntos de la mejor manera. Pero ¿no es también probable que tuviera alguna razón válida para quejarse respecto a Stephanie? Así que, al rebelarse contra la reprensión, Stephanie no solo se complicó la vida, sino que perdió además la oportunidad de hacer las mejoras necesarias.

El valor de escuchar

La Biblia ofrece este consejo: “Escucha el consejo y acepta la disciplina, a fin de que te hagas sabio en tu futuro”. (Proverbios 19:20.) Por tanto, aplasta el impulso de justificarte, quejarte o replicar con tus propios reproches, y concéntrate en lo que realmente se dice. La revista ’Teen lo expresó de esta manera: “Escucha las críticas con la mente y no con los sentimientos”.

Si haces eso evitarás aumentar o exagerar lo que tu padre o tu madre te dice. ¿De verdad está llamándote inútil o una calamidad, o es que simplemente piensa que no pintaste el garaje o no limpiaste la cocina como debiste haberlo hecho? Si lo último es cierto, ¿por qué alterarte demasiado? La Biblia dice: “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra que haga lo bueno y no peque”. (Eclesiastés 7:20, Versión Reina-Valera Actualizada, 1989.) Y si cierta tarea en particular no te sale bien, eso no significa que seas un fracasado en la vida. Recuerda que tienes otras habilidades y virtudes.

Cómo mantener la calma

“Siempre que hace algo mal —confesó un padre⁠—, le digo: ‘Eres un tonto’.” ¿Qué harás si tu padre recurre a insultos u otro tipo de abuso verbal? En primer lugar, ¡conténte! “Cualquiera que retiene sus dichos posee conocimiento, y un hombre de discernimiento es sereno de espíritu.” (Proverbios 17:⁠27.)

No te centres en la supuesta injusticia de lo que se dice; así solo te enfadarás más. Reflexiona más bien en los campos en los que necesitas mejorar. Recuerda que tus padres te aman y lo más probable es que sus intenciones no sean malas. El padre citado anteriormente admitió: “No debería llamarle tonto siempre, pues acabará por creer que lo es”. Concede a tus padres un margen de confianza si parece que están cansados o demasiado agobiados debido al trabajo. “La perspicacia del hombre ciertamente retarda su cólera, y es hermosura de su parte pasar por alto la transgresión.” (Proverbios 19:11.)b

Aunque no sería propio contraatacar, tal vez puedas restarle importancia al insulto. Por ejemplo, intenta repasar las palabras de tus padres y reflexionar sobre ellas teniendo en cuenta el problema. Si tu padre te llama tonto porque no le gusta como enceraste el automóvil de la familia, intenta responder: “Estás enfadado porque no enceré bien el auto”. O sencillamente concuerda con la reprensión. (“Tienes razón, papá. Debí haberlo hecho mejor.”) También podrías pedir que te explicaran cómo mejorar. Proverbios 15:1 dice: “La respuesta, cuando es apacible, aparta la furia, pero la palabra que causa dolor hace subir la cólera”.

¿Recuerdas al juez Gedeón? La Biblia dice que condujo a la nación de Israel a una victoria impresionante sobre Madián, una nación enemiga. Entonces, Gedeón envió mensajeros a la prominente tribu de Efraín y les pidió que bloquearan la huida de los madianitas derrotados. Los efraimitas, en respuesta, capturaron a dos de los príncipes de Madián. Pero entonces, los orgullosos hombres de la tribu ‘trataron vehementemente de armar riña con Gedeón’. Se sentían ofendidos porque no se les había convocado antes para participar en la batalla. (Jueces 8:⁠1.)

Este ataque verbal carecía por completo de fundamento, y si Gedeón hubiese sido una persona impulsiva, es muy probable que hubiera querido dar un escarmiento a los efraimitas, provocando así una guerra civil. En vez de eso, les contestó: “¿Pues qué he hecho yo en comparación con ustedes? ¿No son mejores las rebuscas de Efraín que la vendimia de Abí-ézer?”. (Jueces 8:⁠2.) La respuesta de Gedeón daba a entender que al capturar a los príncipes madianitas, los efraimitas habían hecho algo más importante que lo que hizo el propio Gedeón. Esta respuesta calmada y humilde consiguió desviar la crítica injusta y mantener la paz.

¿Cuál es la lección? No te alteres demasiado cuando tus padres te reprendan. Si te mantienes en calma evitarás decir o hacer algo de lo que más tarde te arrepentirás. (Compara con Eclesiastés 10:⁠4.)

Hay que actuar

Sin embargo, no basta con palabras amables. ¡Hay que actuar! Recuerda que “la sabiduría de arriba es [...] lista para obedecer”. (Santiago 3:17.) Empieza por limpiar la habitación, encerar el automóvil, cortarte el pelo, cambiar tu forma de vestir, o hacer cualquier cambio que tus padres te pidan. Es la mejor manera de evitar más reprensiones.

Por otra parte, quizás estés sinceramente en desacuerdo con la crítica. Después de todo, ni siquiera los mejores padres son infalibles. Pero en vez de tratar de resolver los asuntos en medio de una tormenta de gritos, es mejor que esperes el “momento apropiado” para hablar con tus padres. (Proverbios 15:23.) Según Proverbios 13:10, “con los que consultan juntos hay sabiduría”. Presenta tus quejas con calma y madurez, y da a tus padres razones específicas por las que no estás de acuerdo. Quizás puedas convencerles de que tienes razón. Si no es así, tendrás que someterte a su autoridad como padres. (Proverbios 6:⁠20.)

Sin embargo, ceder a la disciplina puede beneficiarte a la larga. Piensa que hasta el hombre perfecto Jesús “aprendió la obediencia por las cosas que sufrió”. (Hebreos 5:⁠8.) Tú también has de aprender muchas lecciones valiosas. Ya tienes que enfrentarte a las críticas de los profesores. En el futuro, tal vez tengas que enfrentarte a las de tus patronos. Por eso, aprende ahora a recibir crítica.

Con el tiempo, probablemente llegues a apreciar el punto de vista de tus padres. Un joven llamado James dijo de sus padres: “Eran firmes en temas como la escuela, la congregación y las tareas domésticas. A veces no podía ni descansar un rato, pero a medida que fui creciendo me di cuenta de que para tener éxito, hay que trabajar duro”. ¿No fue esa una lección que mereció la pena aprender? Podrás beneficiarte de lecciones igualmente valiosas si aprendes a aceptar las reprensiones.

[Notas a pie de página]

a Ve el artículo “¿Por qué nada de lo que hago parece estar bien?”, en el número del 22 de noviembre de 1992 de ¡Despertad!

b No nos referimos al abuso físico o verbal por parte de padres que sufren claramente de trastornos emocionales o tienen problemas de alcoholismo o drogadicción. Puede que tales personas necesiten ayuda profesional.

[Fotografías en la página 11]

Por lo general, gritar, quejarse o justificarse saca a flote las peores cualidades de los padres

Si pides a tu padre que te explique cómo mejorar, quizás sus reprensiones no sean dolorosas

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