Los jóvenes preguntan...
¿Puedo llegar a enviciarme con la bebida?
TODO empezó cuando Jerome tenía solo nueve años de edad. “Probé algunas de las bebidas alcohólicas que sobraron de una fiesta que celebraron en casa, me emborraché y me gustó la sensación que me produjo”, explicó. En poco tiempo Jerome se habituó a comprarlas, esconderlas y beberlas a diario. No obstante, reconoció: “Hasta que tuve diecisiete años no me di cuenta del problema que tenía. Cuando otros desayunaban, ¡yo me bebía un cuarto de litro de vodka!”.
La cantidad de jóvenes que usan y abusan del alcohol está aumentando de manera alarmante en todo el mundo. Solo en Estados Unidos, unos diez millones de estudiantes de entre trece y dieciocho años de edad —la mitad del estudiantado con dichas edades— habían bebido por lo menos una bebida alcohólica durante el pasado año. Alrededor de ocho millones de jóvenes beben alcohol semanalmente. De hecho, los adolescentes estadounidenses se beben al año más de mil millones de latas de cerveza y más de trescientos millones de botellas de vino gasificado.
La Biblia dice respecto al uso del alcohol: “Todo el que se descarría por él no es sabio”. (Proverbios 20:1.) No obstante, las bebidas alcohólicas han conseguido descarriar a millones de jóvenes como Jerome. ¿Qué peligros encierra el abuso del alcohol? ¿Cómo puedes determinar si te has enviciado?
Alcohol y alcoholismo
Cuando el alcohol toma la apariencia de un vino gasificado brillante o de una espumosa cerveza, puede parecer inofensivo. Sin embargo, tanto la apariencia como el sabor pueden engañar, pues el alcohol es una droga, una droga fuerte.
Los médicos dicen que el alcohol es un depresivo que afecta al cerebro y al sistema nervioso central. A un adulto que tome cantidades moderadas, puede crearle una sensación inocua agradable. Salmo 104:15 dice que el “vino [...] regocija el corazón del hombre mortal”. No obstante, ingerido en grandes cantidades, puede ocasionar embriaguez, un estado en el que se trastorna notablemente el control físico y mental del cuerpo. Como en el caso de Jerome, una persona puede enviciarse si rebasa el límite entre el beber por gusto y el beber compulsivo o ávido. ¿Por qué ocurre esto? Si la persona bebe en exceso, el cuerpo desarrolla cierto margen de tolerancia al alcohol, por lo que se hace necesario ingerir cantidades mayores a fin de experimentar sus efectos. Antes de que la persona se dé cuenta, se habrá habituado. Cuando esto ocurre se experimentan graves cambios en la vida. Cerca de cinco millones de jóvenes estadounidenses tienen problemas con la bebida.
Por qué beben
En la década de los treinta, el adolescente estadounidense de término medio probaba una bebida alcohólica por primera vez a la edad de dieciocho años. En la actualidad lo hace antes de los trece, incluso hay quienes empiezan antes. “A la edad de seis años [...] probé un sorbo del vaso de cerveza de mi abuelo. [...] ¡Qué mareo me dio!”, recuerda Carlotta, una mujer alcohólica en rehabilitación. Cuanto antes empieces, más probabilidades hay de que te habitúes.
Es verdad que a muchos jóvenes sus compañeros los presionan insistentemente para que beban, pero a veces puede que la culpa sea de los padres que se exceden y emplean el alcohol de soporte emocional o alardean del mucho alcohol que aguantan. Un folleto sobre alcoholismo comenta: “Los niños que de adultos son bebedores responsables suelen venir de familias en las que al alcohol no se le da una excesiva importancia [...] y la bebida no está fuera de su debido lugar”.a
Otra poderosa influencia en los jóvenes es la televisión. El joven estadounidense de término medio ha visto a los dieciocho años unas 75.000 escenas relativas a las bebidas alcohólicas: 11 escenas diarias. Una publicidad sutil, concebida cuidadosamente para hacer que la bebida parezca el umbral de la alegría y del amor romántico, muestra a atractivas modelos bebiendo en ruidosas fiestas. A las bebidas se les añade sabor a frutas y se les pone un nombre pegadizo. La publicidad funciona. Todos los fines de semana, unos 454.000 jóvenes de Estados Unidos van de parranda, lo que ha hecho que el jefe de la Oficina para la Salud Pública de ese país dijera que muchos de ellos “ya son alcohólicos, y el resto bien pudiera estar en camino de serlo”.
Otros jóvenes se ven empujados a la bebida debido a trastornos emocionales. “Solía beber para cambiar de estado de ánimo y sentirme mejor conmigo misma”, reconoció una joven de nombre Kim para explicar su afición por la cerveza. Si un joven es tímido o tiende a subestimarse, puede que encuentre en la bebida una buena solución a su problema. Pero hay otros que beben para inhibirse de duras y dolorosas realidades, como el maltrato o la indiferencia de sus padres. ¿Por qué se dio Ana a la bebida? “Nunca me dieron el cariño que necesitaba.”
Prescindiendo de la razón que un joven tenga para iniciarse en la bebida, con el tiempo se dará cuenta de que cada vez es más difícil controlarla. Pudiera ser que entonces ya esté cara a cara con el alcoholismo. ¿Has empezado a beber? Si es así, haz la prueba titulada “Desde que empezaste a beber”. El resultado puede ser sorprendente.
El alcohol es peligroso para los jóvenes
A “los que se quedan largo tiempo con el vino” la Biblia les advierte que “a su fin [el alcohol] segrega veneno justamente como una víbora”. (Proverbios 23:29-32.) El veneno que inyecta una serpiente imposibilita o mata lenta y dolorosamente a una persona. (Compara con Hechos 28:3, 6.) Del mismo modo, el uso prolongado y excesivo del alcohol puede matarte poco a poco: deteriorando o destruyendo órganos vitales, como el hígado, el páncreas, el cerebro y el corazón. Un cuerpo en desarrollo y una mente joven son particularmente vulnerables, y el daño es a veces irreparable.
El exceso de alcohol puede afectar más tus sentimientos que tu cuerpo. Una bebida puede potenciar temporalmente tu confianza en ti mismo, pero solo de modo artificial: su efecto siempre se desvanece. Entretanto, tu desarrollo mental y emocional se retrasa. En lugar de afrontar la realidad en estado sobrio, desearás beber otro trago. Pedro, un joven de dieciocho años que por once meses se abstuvo de beber, dijo: “Estoy aprendiendo a enfrentarme a mis sentimientos y a hallar maneras de solucionar situaciones que antes resolvía con la ayuda de la bebida. Pero creo que emocional y socialmente tengo trece años”.
Por otra parte, también existe el riesgo de conducir bebido. En Estados Unidos, el alcohol es la causa principal de muertes de jóvenes en la carretera. También está relacionado con los homicidios, los suicidios y los ahogamientos: las otras causas más relevantes de muerte de jóvenes.
Además, el abuso del alcohol puede tener un efecto desastroso en la vida familiar, las amistades, la escuela y la espiritualidad. La Biblia lo explica en estos términos: “¿Quién sufre? ¿Quién se queja? ¿Quién anda en pleitos y lamentos? ¿Quién es herido sin motivo? ¿Quién tiene turbia la mirada? El que no abandona jamás el vino [...]. Te hará sentir que estás en alta mar, recostado en la punta del palo mayor”. (Proverbios 23:29-34, Versión Popular, 1979.) Esta es la cara oculta del alcohol que la atractiva publicidad televisiva no suele mostrar.
¿Por qué comenzar?
En consecuencia, muchos países restringen el acceso de los jóvenes a las bebidas alcohólicas. Si eres cristiano, tienes una poderosa razón para obedecer tales leyes, pues Dios te pide que estés “en sujeción a las autoridades superiores”. (Romanos 13:1, 2.) Aun si debido a las costumbres imperantes en tu país te estuviese permitido el alcohol, ¿te conviene realmente empezar a beber a tu edad? Como dice 1 Corintios 6:12, “todas las cosas me son lícitas; pero no todas las cosas son ventajosas”. ¿De veras crees que estás preparado para asumir esa responsabilidad?
Hay que reconocer que si tus compañeros te ofrecen un atractivo vaso de vino gasificado, te sentirás tentado a probar a qué sabe. Sin embargo, debes tener presente que estás ante una droga cuyo poder adictivo es muy fuerte. En tiempos bíblicos, jóvenes temerosos de Dios, como Daniel, Sadrac, Mesac y Abednego, tuvieron la valentía de oponerse a las autoridades babilonias y rechazar los alimentos contaminados y el vino que el rey pagano de Babilonia apartó para ellos. Tú también puedes tener el valor de decir ¡no! (Daniel 1:3-17.)
Cuando seas mayor —legal, mental, emocional y físicamente— podrás tomar bebidas alcohólicas, si así lo decides, pero todavía deberás ejercer moderación y evitar la adicción a la bebida. Hay muchos jóvenes que ya son adictos. En un próximo artículo veremos qué pueden hacer para rehabilitarse.
[Nota a pie de página]
a En algunas culturas a los jóvenes les está permitido tomar bebidas alcohólicas en las comidas. De todas formas, los padres harán bien en analizar con cuidado lo que más conviene a sus hijos, en lugar de permitir que las costumbres populares influyan en todas sus decisiones.
[Fotografía en la página 23]
Muchos alcohólicos comenzaron a tener problemas con la bebida desde muy jóvenes
[Recuadro en la página 24]
DESDE QUE EMPEZASTE A BEBER:
◻ ¿Tienes menos amigos o son ahora diferentes?
◻ ¿Se te hace difícil la vida en casa?
◻ ¿Te cuesta dormir y te sientes deprimido o ansioso?
◻ ¿Necesitas beber para sentirte relajado en presencia de otros?
◻ ¿Te sientes triste y decepcionado en tu interior después de beber?
◻ ¿Dices que no bebes o lo ocultas?
◻ ¿Te sientes avergonzado o te enfadas cuando alguien saca a colación tu hábito?
◻ ¿Te ha aconsejado alguien alguna vez o ha bromeado respecto a tu costumbre de beber alcohol?
◻ ¿Eres de los que piensan que beber vinos gasificados o cerveza está bien porque no son bebidas fuertes?
◻ ¿Has dejado de practicar aficiones y deportes que antes te gustaban?
Si has contestado afirmativamente a más de dos preguntas, pudiera ser que tuvieras un problema serio con la bebida. Si así es, te conviene buscar ayuda cuanto antes.
Fuente: THE REGENT HOSPITAL, Nueva York.