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¡Despertad! 1993
g93 8/2 págs. 24-25

Los flamencos, aves de vida gregaria

Por el corresponsal de ¡Despertad! en España

COMÚN y, sin embargo, misterioso; desgarbado y, sin embargo, elegante; anhelante de soledad y, sin embargo, extraordinariamente gregario. ¡Qué ave tan fascinante es el flamenco!

Los flamencos son muy comunes: su singular silueta puede verse en algunos jeroglíficos egipcios (simbolizaba el color rojo), en antiguas pinturas rupestres y también como motivo artístico de muchos objetos modernos. No obstante, todavía ocultan algunos misterios. Sus centros de reproducción suelen estar ubicados en lugares muy apartados, y varios de los centros más grandes se han descubierto tan solo en los últimos cincuenta años. Además, el macho y la hembra se parecen tanto que ornitólogos expertos solo pueden distinguirlos utilizando una sonda de fibra óptica.

Sus patas zancudas y su alargado cuello —que ondula y esconde bajo el ala como si fuese de goma— contribuyen a su aspecto desgarbado. Sin embargo, cuando vadea las aguas someras o busca bajo la superficie los pequeños crustáceos de los que se alimenta, se mueve con una indiscutible elegancia, que se transforma en imponente belleza cuando levanta el vuelo.

Pocas escenas de la naturaleza pueden compararse con una bandada de flamencos en vuelo. El rojo y negro de sus alas contrasta vívidamente con el tono rosado o blanquecino de su cuerpo.a Cuando los flamencos levantan lentamente el vuelo formando bandada, parecen innumerables abanicos multicolores que se mueven a la par. Y una vez en el aire, su elegante silueta y los rítmicos movimientos de sus alas les dan el aspecto de bailarines de ballet del mundo de las aves.

Lamentablemente, no es fácil contemplar semejante espectáculo. A los flamencos les gusta la compañía, pero prefieren la de los de su especie. Evitan con asiduidad las zonas pobladas, y normalmente solo se congregan en grandes cantidades en lagos salobres o marismas de zonas apartadas.

Costumbres singulares

Para conocer más detalles sobre estas fascinantes aves, ¡Despertad! entrevistó a Manuel Rendón, director de la Reserva Fuente de Piedra, de la provincia de Málaga (España).

¿Son tan frágiles como parecen los flamencos? “No tanto. Hay colonias de flamencos en inhóspitos lagos salobres ubicados en lo alto de los Andes, donde no se acercaría ninguna otra ave; y en los lagos africanos que frecuentan, el agua está tan caliente y es tan cáustica que a usted le quemaría la piel, pero a los flamencos no les afecta porque la piel de sus patas es dura como el cuero curtido.”

¿Cuál es su mayor problema? “Indiscutiblemente, el mayor problema que tienen es encontrar un buen lugar para reproducirse. Necesitan un lago tranquilo de aguas salobres y someras con pequeños islotes donde construir sus nidos. Hoy día es muy difícil encontrar esos lugares. De hecho, en todo el Mediterráneo occidental, solo tenemos actualmente dos: uno en España y otro en Francia.b

”Aquí, en Fuente de Piedra, tropiezan con una dificultad más. La laguna en la que nidifican se deseca bastante deprisa con el tórrido sol andaluz, antes de que los pollos alcancen la madurez suficiente para volar.”

¿Qué sucede si el lago se seca por completo? “Algunos años tenemos que añadir agua artificialmente a fin de que la colonia de cría no perezca. Hemos observado que basta con mantener unas seis hectáreas bajo agua, aunque eso signifique que los flamencos adultos tengan que alimentarse casi exclusivamente en lagunas ubicadas a muchos kilómetros de distancia. Cuando eso sucede, los flamencos pasan la mayor parte del tiempo desplazándose a las zonas de alimentación, comiendo y luego regresando, mientras dejan las crías al cuidado de unos pocos flamencos adultos, como si se tratara de un jardín de infancia.”

¿Qué más han descubierto ustedes? “Desde que marcamos las aves, hemos aprendido mucho más acerca de su pasión por viajar. No se puede decir que los flamencos migren en el sentido estricto de la palabra, lo que hacen es viajar de una zona de alimentación a otra según les apetece. Por eso, un flamenco quizás pase el verano en España y el invierno en el norte de África, mientras otro lo hace a la inversa. Se les podría llamar excursionistas, aunque sus desplazamientos obviamente están más relacionados con la obtención de alimento que con el placer de viajar.

”Lo que está claro es que si se les ayuda y protege un poco, la población de flamencos aumenta. Antes de la década de los ochenta solo se reproducían aquí esporádicamente y en cantidades relativamente pequeñas. Pero al limitar al máximo la interferencia humana y mantener un nivel mínimo de agua en la laguna hasta que las crías son capaces de volar por sí solas, hemos conseguido un gran aumento en la población de flamencos. En 1988 los flamencos criaron aquí casi diez mil pollos.”

Una maravilla de la creación

Pocas personas que hayan visto flamencos en su hábitat natural olvidarán la experiencia. Y gracias a la predilección de estas aves por las zonas apartadas, así como a la dedicación de muchos conservacionistas, todavía existen algunas partes favorecidas del mundo donde pueden verse grandes colonias de flamencos en su hábitat natural.

La Tierra no sería un lugar tan hermoso si no existiesen estas maravillas de la creación para deleitar la vista del hombre y elevar su espíritu. En verdad, puede decirse que estas aves gregarias de flamígero vuelo unen su voz a la de los “pájaros alados” que alaban el nombre de Jehová. (Salmo 148:10, 13.)

[Notas a pie de página]

a El plumaje del flamenco rosado de América tropical (Phoenicopterus ruber ruber) es de un color rosa muy llamativo, mientras que el gran flamenco rosado común (Phoenicopterus ruber roseus) es más pálido. Las diferencias de tono dependen de la dieta.

b El de España está en Fuente de Piedra (Málaga), y el de Francia, en Camarga (Bocas del Ródano).

[Reconocimiento en la página 25]

Fotos superior e inferior: Zoo de la Casa de Campo (Madrid)

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