Crisis religiosa en los Países Bajos
Por el corresponsal de ¡Despertad! en los Países Bajos
“POR favor, que el último padre apague las luces.” Este es un dicho irónico que está circulando por los monasterios de los Países Bajos. Prevé un tiempo en el que el último monje o sacerdote saldrá del último monasterio abierto del país y lo dejará vacío. Y se le dice que procure no dejarse las luces encendidas cuando abandone el edificio. ¿Podría llegar a suceder algo así? ¿Corren el clero y sus feligreses el riesgo de desaparecer de los Países Bajos?
Abandonan el sacerdocio
En lo que a la Iglesia Católica se refiere, todos los años mengua el número de sacerdotes. Entre 1968 y 1978, el número de sacerdotes seglares disminuyó en un 27,2%, y dicha tendencia continúa desde entonces. ¿Por qué? Una de las razones aportadas es el celibato obligatorio. En 1970 el Concilio Pastoral Nacional decidió que ‘la obligación de guardar el celibato como requisito para llevar a cabo las tareas de ministro [religioso] debería abolirse’. Los obispos holandeses pensaban que los fieles incluso saldrían beneficiados si pudieran ser atendidos por sacerdotes casados. Sin embargo, el papa Pablo VI rechazó contundentemente la idea. Por lo visto esta fue una razón por la que a principios de 1980 más de dos mil sacerdotes abandonaron el sacerdocio y el número de las nuevas vocaciones disminuyó.
Hablando sobre la mengua del número de sacerdotes que se observa en los Países Bajos, el difunto cardenal Alfrink recordó la ocasión en que un nuncio del Papa, mientras contemplaba un seminario que había frente a la casa del cardenal, se preguntaba en voz alta por qué cerrarían los obispos unos edificios tan hermosos. El cardenal respondió: “Es obvio que usted no lo entiende. Los obispos no han cerrado ningún seminario; lo único que han hecho es cerrar las puertas después que los estudiantes se marcharon”.
En los Países Bajos no solo dejan la Iglesia los sacerdotes, sino también sus feligreses. Y el fenómeno no es nuevo. Un censo elaborado en 1879 indicaba que menos del 1% de la población no pertenecía a ninguna Iglesia. Para 1920, casi el 8% de la población decía no ser de religión alguna. En 1930 ese porcentaje ascendió a un 14,4%. Para 1982 se había convertido en un alarmante 42%, y una encuesta reciente indicó que más del 51% de los holandeses no pertenecen a ninguna Iglesia.
Un “período glaciar” para la Iglesia
Más palpable aún que la merma en el número de miembros de la Iglesia ha sido el hecho de que los que pertenecen a una Iglesia cada vez asisten menos a los servicios religiosos. En 1988 el periódico De Telegraaf publicó el siguiente comentario bajo el titular “Empieza un período glaciar para la Iglesia”: “Ya nadie se alarma cuando se derriba una iglesia. La asistencia a los servicios religiosos está disminuyendo de modo alarmante. Y esto ocurre no solo en el seno de la Iglesia Católica, sino también en el de la Reformada y la Calvinista. Si esta secularización continúa, en unas pocas generaciones ya nadie irá a la iglesia”.
El periódico pasó a informar que donde más mengua se observa es en el catolicismo romano. Mencionó que en 1965 aproximadamente el 60% de todos los católicos holandeses iba todavía a misa. En 1975 dicho porcentaje había quedado reducido a un 28%. En años recientes ha disminuido a menos de un 16%.
El descenso en la asistencia a los servicios religiosos ha repercutido en los propios edificios eclesiales, pues tienen que ser cerrados cuando las menguantes congregaciones ya no pueden hacer frente a los elevados gastos de mantenimiento y utilización. Por eso, muchos edificios religiosos han sido derribados o vendidos para otros usos. A pocos hoy día les sorprende entrar en una iglesia y descubrir que se está utilizando como museo, tienda de bicicletas, centro deportivo, sala de conciertos, floristería, restaurante o edificio de apartamentos.
No es extraño, entonces, que las autoridades religiosas vean el futuro con pesimismo. Después de la visita que el papa Juan Pablo II hizo a los Países Bajos, un obispo dijo: “El Papa visitó a un cadáver, o por lo menos a un paciente terminal que piensa que aún está vivo”.
Por qué abandonan la Iglesia
La disminución en el número de miembros de la Iglesia se ha visto acelerada por nuevos factores. Entre estos está la falta de respeto a la autoridad. La gente ya no quiere aceptar las cosas solo porque se lo diga alguien que tiene autoridad. A ello hay que añadir la importancia que se atribuye a la libertad individual. Hoy la gente quiere decidir por sí misma lo que va a creer y cómo va a actuar.
Se dice que otros dos factores que contribuyen a esta situación son la influencia de los medios informativos y la tendencia moderna a desconfiar de las instituciones. También existe la opinión de que las instituciones restan libertad e individualidad. Además, aun cuando la gente todavía tiene inclinaciones religiosas, las circunstancias pueden inducirla a abandonar su Iglesia. Por ejemplo, los feligreses con mentalidad tradicionalista se sienten incómodos en una Iglesia cuyo ministro o sacerdote tenga ideas progresistas. Por otra parte, los que tienen una forma de pensar más moderna se ven fuera de lugar en congregaciones conservadoras.
En lo que tiene que ver con los protestantes, la Iglesia Calvinista ha tenido por mucho tiempo la fama de apegarse a una moralidad anticuada. De ahí que muchos se sorprendieran cuando en 1979 el Sínodo Calvinista de los Países Bajos instó a las iglesias locales a que admitieran a los homosexuales en la eucaristía y el ministerio. En 1988 el Sínodo Ecuménico Calvinista internacional pidió a los calvinistas de los Países Bajos que reconsideraran su postura, pero estos respondieron que la decisión era irrevocable. En 1989 el sínodo de la Iglesia Reformada Holandesa también votó para oponerse a cualquier medida disciplinaria contra los homosexuales. Imagínese lo “anticuados” que debieron sentirse los protestantes cuando un ministro calvinista homosexual dijo en la iglesia que “la homosexualidad es un don de Dios; a Dios también le gusta el rosa”.
¿Va a desaparecer el cristianismo?
En vista de los factores mencionados y de otros muchos, ¿es extraño que en los Países Bajos, al igual que en otras muchas naciones, se haya producido un éxodo masivo de las Iglesias? Algunas personas serias hasta han llegado a la conclusión de que, por lo visto, el verdadero cristianismo no se puede encontrar en ninguna parte. ¿Terminará por desaparecer?
La Biblia predijo que en nuestros días menguaría el apoyo a la cristiandad y a otras religiones. (Revelación 16:12; 17:15.) Pero también previó que algunos abandonarían la religión falsa, no solo por sentirse descontentos o desilusionados, sino por una razón positiva. La Biblia insta en términos proféticos: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas”. (Revelación 18:4.) Con “ella” se hace referencia a la simbólica ramera religiosa, “Babilonia la Grande”, que abarca a todas las religiones del mundo, incluidas las de la cristiandad moderna. El “pueblo mío” lo componen aquellos que buscan sinceramente la verdad y que se salen de Babilonia la Grande porque quieren servir a Dios como Jesús enseñó. La cristiandad se ha desviado tanto del cristianismo verdadero, que las personas sinceras tienen que abandonarla si desean servir a Dios de manera aceptable.
No obstante, tanto en los Países Bajos como en el resto del mundo, el cristianismo verdadero está vivo y floreciente. Los testigos de Jehová, a pesar de sus imperfecciones, se apegan a las enseñanzas y prácticas de Cristo. Pero no se espera que usted acepte esta afirmación simplemente porque sí. ¿Por qué no examina las creencias de los Testigos a la luz de la Biblia y lo comprueba por sí mismo? Descubra en la Palabra de Dios el cristianismo de los apóstoles de Jesús, en contraste con lo que las religiones de la cristiandad han enseñado y practicado durante siglos. Este proceder, como explicó el apóstol Pablo, le será provechoso para “la vida de ahora y [...] la que ha de venir”. (1 Timoteo 4:8.)
[Fotografías en las páginas 10, 11]
Actualmente muchas iglesias de Europa se utilizan para fines no religiosos. Página 10: Un garaje en los Países Bajos. Página 11: Un hogar del pensionista, un taller, un centro para jóvenes y una iglesia abandonada en Penygraig (Gales, Reino Unido)