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  • ¿Es normal mi desarrollo?

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  • ¿Es normal mi desarrollo?
  • ¡Despertad! 1993
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¡Despertad! 1993
g93 22/9 págs. 21-23

Los jóvenes preguntan...

¿Es normal mi desarrollo?

“Era uno de los muchachos más pequeños de la clase, y el que menos pesaba. No me gustaban mis brazos; me parecía que eran demasiado delgados. Incluso pedí por correo un equipo de gimnasia que anunciaban en la cubierta de un cuaderno de historietas, pero no sirvió de nada.”—Eric.

“No soy suficientemente alta. Tengo 13 años y solo mido un metro y medio. Todos los de mi clase son más altos. Bueno, algunos muchachos son más bajos, pero es probable que crezcan durante el verano. ¡No me gusta ser bajita! ¡No puedo ver nada! Me gustaría ser más alta ahora mismo.”—Kerri.

DEMASIADO alto, demasiado bajo, demasiado gordo, demasiado delgado. Estas no son solo las burlas de compañeros de clase crueles. Muchos jóvenes se ven así cada vez que se miran al espejo. “Cuando tenía 13 años —recuerda una mujer hispana de corta estatura llamada Mari—, odiaba mi nariz; era tan grande que creía que necesitaba operármela. Y mi figura era muy ancha. Mi hermana mayor tenía un vestido que le quedaba muy bien porque tenía una figura muy bonita, pero cuando yo intentaba llevarlo, todos se reían.”

Cuando se está en “la flor de la juventud”, en especial durante ese confuso período en que se producen rápidos cambios físicos y emocionales conocido como pubertad, no es fácil sentirse contento con uno mismo. (1 Corintios 7:36.) Ves que tus compañeros se están transformando en adultos altos y atractivos, mientras que quizás te parezca que tú apenas creces o que creces demasiado. Una encuesta reveló que el 56% de los adolescentes, un porcentaje altísimo, no están contentos con su cuerpo. Los investigadores Jane Norman y Myron W. Harris dicen que muchos de estos jóvenes insatisfechos consideraban que eran “demasiado bajos” o que estaban “infradesarrollados”.

A muchos jóvenes también les preocupa el desarrollo de las partes íntimas de su cuerpo; se preguntan si son normales. El libro Growing Into Love (Llegar a amar), de Kathryn Watterson Burkhart, explica que “los sentimientos [que tienen los jóvenes] de autoestima, aptitud y dignidad personal están arraigados en su cuerpo, por lo que es sumamente importante que su yo físico esté constituido adecuadamente”. No sorprende, por lo tanto, que los jóvenes suelan ponerse nerviosos cuando su cuerpo está expuesto a las miradas de otros o a que se hagan comparaciones (por ejemplo, en las clases de educación física). Un jovencito confesó: “No me gusta ducharme con los demás niños de la escuela”.

¿Te desagrada la manera como se está desarrollando tu cuerpo? Tranquilízate, lo más probable es que seas perfectamente normal.

Los problemas del crecimiento

La pubertad es un proceso sano y natural. Incluso Jesucristo pasó por él, “progresando en sabiduría y en desarrollo físico”. (Lucas 2:52.) Tus órganos reproductores maduran con la pubertad.a Sin embargo, con ella también se presenta un repentino acelerón del crecimiento, que a menudo dobla la media anual de crecimiento de uno. “Comencé a crecer 10 centímetros al año —recuerda un joven llamado Danny—. A los 13 años medía 180 centímetros.”

Por lo general, este proceso comienza en las muchachas unos dos años antes que en los muchachos. De modo que una joven de 12 años puede sobrepasar en altura a sus compañeros de clase. No obstante, es probable que sea así solo por poco tiempo, pues en un par de años, la mayoría de los muchachos la habrán alcanzado y sobrepasado.

No obstante, el crecimiento rápido no está exento de problemas. Normalmente, lo primero en crecer son los pies. Así que tal vez durante un tiempo tus pies estén desproporcionados en relación con el tamaño del cuerpo. La escritora Lynda Madaras cita las palabras de una joven que dijo: “A los 11 años medía poco más de metro y medio, pero calzaba el 38. Pensé: ‘No puede ser; si mis pies siguen creciendo, serán gigantescos’. Sin embargo, ahora tengo 16 años, mido 170 centímetros y sigo calzando un 38”. Poco después se desarrolla con rapidez la parte inferior de las piernas, los muslos y el tronco.

Ver cómo cambia tu imagen en el espejo puede ser más preocupante aún. La escritora Lynda Madaras explica en su libro The What’s Happening to My Body? Book for Girls (El libro de la adolescente: ¿Qué le ocurre a mi cuerpo?): “Durante la pubertad tu rostro va cambiando. La parte inferior se alarga y los rasgos se acentúan”. Esto es cierto tanto en el caso de los muchachos como en el de las muchachas. Puede que pase un tiempo antes de que tu rostro parezca tener las proporciones adecuadas.

Dado que las distintas partes de tu cuerpo se desarrollan a una velocidad diferente, también puede parecerte que tus brazos y piernas son demasiado largos, lo que puede avergonzarte. “Me daba la impresión de que los brazos me llegaban al suelo”, recuerda Christine, que se convirtió en una adulta muy atractiva. También es posible que pases por un vergonzoso período de torpeza antes de que tu cuerpo por fin parezca ‘estar unido armoniosamente y se le haga cooperar mediante toda coyuntura’. (Efesios 4:16.)

Desarrollo tardío

No obstante, la pubertad puede ser algo extraño. Algunas veces un joven de 12 años puede parecer de 20, mientras que en otros casos las hormonas parecen no funcionar a tiempo. Un joven llamado Willie se lamenta: “Soy uno de los muchachos más bajos de mi clase y sé lo que significa ser el objeto de las burlas”. No te preocupes si has de ponerte de puntillas para poder mirar a tus compañeros a los ojos. Por lo general, solo significa que tu cuerpo se está desarrollando con más lentitud que el de tus compañeros.b

Es cierto, ser más bajo o parecer más joven que tus compañeros puede ser difícil de sobrellevar. “¡Odio parecer una niña pequeña!”, protesta Allison, de 16 años de edad. ¿Se puede acelerar el proceso de crecimiento? No, pero se puede facilitar. La Biblia dice en Job 8:11: “¿Crecerá y se hará alto el papiro sin un lugar pantanoso? ¿Crecerá y se hará grande la caña sin agua?”. De la misma manera que el ambiente y los nutrientes apropiados hacen crecer una planta, tú necesitas suficiente descanso y una dieta sana. Alimentarte mayormente a base de comida basura impedirá que tu cuerpo obtenga la nutrición necesaria para desarrollarse de forma adecuada.

Aparte del cuidado rutinario de la salud, es muy poco lo que puedes hacer por tu desarrollo físico. El acelerón de tu crecimiento llegará con el tiempo. De hecho, puede que sigas creciendo una vez que tus compañeros hayan dejado de hacerlo. “En octavo curso —recuerda un joven llamado John— era el segundo muchacho más bajo de la clase, pero durante el verano crecí muy rápido. Cuando comenzamos el siguiente curso, era casi el más alto de la clase.” Esto nos recuerda un antiguo proverbio, que dice: “La expectación pospuesta enferma el corazón, pero la cosa deseada es árbol de vida cuando sí viene”. (Proverbios 13:12.)

Por supuesto, no hay ninguna garantía de que llegues a ser tan alto como un jugador de baloncesto. Si tus padres son bajos, es más que probable que tú también lo seas. Y puede que ser más bajo que tus amigos te cause problemas.

Cómo hacer frente a esta situación

Dios no juzga a las personas por su estatura, pero los humanos de mente estrecha lo hacen a menudo. Las investigaciones muestran que los jóvenes tienden a considerar menos atractivos y competentes a los que se desarrollan más despacio que a los de apariencia más madura. Hasta llegan a excluir de entre sus amigos a los que ya no parecen encajar por dar la impresión de ser demasiado jóvenes. Esto podría afectar tu amor propio. Un estudio reveló que los sentimientos de inferioridad perduran en los jóvenes que tardan en desarrollarse aún mucho después de haber alcanzado a sus compañeros de clase.

¿Cómo puedes enfrentarte a estos sentimientos? Algunos jóvenes se vuelven silenciosos y retraídos. En cambio, otros, sobre todo los muchachos, se hacen presumidos, desagradables o temerarios, en un intento equivocado de llamar la atención. Sin embargo, nada de esto te hará ganar verdaderos amigos. A la larga, gustarás a la gente por ser quien eres, no por tu apariencia. Si te interesas en otras personas y cultivas la amabilidad y la generosidad, gustarás a la mayoría de la gente. (Proverbios 11:25; Filipenses 2:4.) Si alguien continúa metiéndose contigo o te pasa por alto, procura hablar de ello con tus padres. Quizás puedan darte alguna sugerencia práctica.

Recuerda también que Dios “ve lo que es el corazón”. (1 Samuel 16:7.) La Biblia dice que el rey Saúl era uno de los hombres más altos y bien parecidos de Israel. No obstante, fue un fracaso como rey y como persona. (1 Samuel 9:2.) Por otro lado, aunque Zaqueo era “pequeño de estatura”, se le bendijo con el privilegio de mostrar hospitalidad al Hijo de Dios. (Lucas 19:2-5.) Por lo tanto, lo que cuenta es el interior de la persona. Si tu cuerpo no se desarrolla a la velocidad que te gustaría, te puede aliviar saber que es algo perfectamente normal. “Para todo hay un tiempo señalado”, y con el tiempo tu cuerpo responderá a la llamada de la pubertad. (Eclesiastés 3:1.) Por extraño que parezca, muchos jóvenes se quejan de que sus cuerpos se desarrollan muy deprisa. Su preocupación será el tema del próximo artículo de esta serie.

[Notas a pie de página]

a Consulta los artículos “Los jóvenes preguntan...” de los números del 22 de enero y 8 de febrero de 1990 de ¡Despertad!

b Algunos expertos recomiendan que si un adolescente no ha experimentado ninguno de los cambios propios de la pubertad a los 15 años, se haga un examen médico para descartar la posibilidad de un trastorno patológico serio.

[Fotografía en la página 23]

Las muchachas por lo general experimentan un acelerón en su crecimiento unos dos años antes que los varones. Sin embargo, la mayoría de los muchachos las alcanzan rápidamente y con el tiempo son más altos

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