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  • ¿Por qué me desarrollo con tanta rapidez?

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  • ¿Por qué me desarrollo con tanta rapidez?
  • ¡Despertad! 1993
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¡Despertad! 1993
g93 8/10 págs. 23-25

Los jóvenes preguntan...

¿Por qué me desarrollo con tanta rapidez?

“Cuando estaba en sexto grado, era más alta que todos los demás. Me resultaba incómodo. Tenía una amiga muy bajita a la que envidiaba.”—Annie.

“Como parecía que tenía dieciséis o diecisiete años, muchas personas, entre ellas mis padres, esperaban que me comportase con más madurez.”—Tanya, 12 años.

LA PUBERTAD: la mayoría de los que ya la hemos pasado preferiríamos olvidarla por completo. Es maravillosa y aterradora a la vez. Durante la pubertad, el cuerpo experimenta cambios rápidos y asombrosos, a veces hasta perturbadores. Te asaltan nuevas sensaciones, impulsos y deseos. La mayoría de los jóvenes se consuelan al ver que a sus compañeros les ocurre lo mismo. Sin embargo, en el caso de algunos parece que la pubertad llega demasiado pronto. Ven que cada vez son más grandes, más altos, que se desarrollan más y tienen más apariencia de adultos que sus amigos y compañeros de clase.

Si esto te ha ocurrido a ti, quizás te ayude saber que un desarrollo prematuro no es en absoluto anormal. El reloj biológico de cada persona tiene un ritmo propio, y el tuyo por lo visto va un poco más deprisa que el de tus compañeros. Los cambios de la pubertad de un niño pueden presentarse tan temprano como a los 10 años de edad, y en una niña, a los 8. Solo un poco de tiempo después, tus amigos comenzarán a experimentar los mismos cambios. Mientras tanto, quizás tengas que enfrentarte a algunos problemas.

Ventajas e inconvenientes de ser alto

Una adolescente dijo a ¡Despertad!: “Prefiero ser la más alta de la clase porque los demás te respetan”. Algunos estudios indican que los niños que maduran pronto suelen disfrutar de una serie de ventajas distintas de las de compañeros menos desarrollados. El libro Adolescent Development (El desarrollo en el adolescente), de Barbara y Philip Newman, dice: “Los niños que maduran pronto son más altos y más fuertes que los de su edad. [...] Es más probable que se den responsabilidades a los muchachos altos y fuertes, que se les considere jefes de grupo y que se les trate como si fueran personas maduras tanto en sentido intelectual como físico”.

Sin embargo, ser demasiado alto muy pronto tiene desventajas. Por un lado, quizás te conviertas en la víctima de incontables bromas crueles de tus compañeros de clase. Una jovencita dijo a ¡Despertad!: “Era la chica más alta de la clase. Me llamaban Piernas Largas”. Un joven llamado Dwayne recuerda: “Los niños me ponían apodos, como cigüeña. A veces me preguntaban: ‘¿Qué tiempo hace allá arriba?’”.a

Son especialmente molestas las ocasiones en que tus largas extremidades no se mueven de forma armoniosa. (Compara con Efesios 4:16.) “Era larguirucha, delgada y torpe”, recuerda Christine de sus años de adolescente. “Era muy malo en los deportes —añade Dwayne—. Parecía que mis extremidades recibían las órdenes del cerebro una semana después. Me movía con la misma gracia que una jirafa con patines.” Ten en cuenta que este período de torpeza es natural y pasará con el tiempo. Quizás también descubras que el “entrenamiento corporal es provechoso” con moderación. (1 Timoteo 4:8.) El ejercicio del cuerpo mejora la coordinación.

¿Y qué decir de los apodos y los insultos? Quizás te tiente la idea de vengarte haciendo tú mismo unos cuantos comentarios mordaces, pero la Biblia dice: “No respondas a nadie estúpido conforme a su tontedad, para que no llegues a ser tú mismo también igual a él”. (Proverbios 26:4.) Además, a la larga, ‘devolver mal por mal’ solo consigue empeorar una mala situación. (Romanos 12:17.) La Biblia dice que hay “tiempo de reír”. (Eclesiastés 3:4.) El buen sentido del humor puede ayudarte a afrontar más de un mal momento.b

‘Creen que soy mayor’

A veces, el problema no son tus amigos, sino los adultos que piensan que eres mayor de lo que en realidad eres. Dwayne recuerda: “Si estaba con un grupo de jóvenes, a mí me identificaba como el que mandaba, el jefe. Una vez estaba cerca de un grupo de jóvenes que empezaron a lanzar objetos desde un puente. Llegó la policía y empezó a gritarme a mí porque era el más alto. Pero ni siquiera sabía lo que estaba sucediendo”.

En ocasiones quizás te halague que te traten como si fueras un adulto. El problema es que el crecimiento físico puede superar al crecimiento emocional. A pesar de tu aspecto, todavía piensas y razonas como alguien de tu edad, no como un adulto. (Compara con 1 Corintios 13:11.) Por eso, cuando las personas te exigen un comportamiento de persona mayor, quizás te cueste hacer lo que esperan de ti.

Puede que de vez en cuando tengas que recordar con amabilidad a tus amigos y familiares que no eres tan mayor como pareces. “Resultan frustrados los planes donde no hay habla confidencial”, dice Proverbios 15:22. Por eso, si piensas que tus padres piden demasiado de ti, habla con ellos educadamente. Una revista para adolescentes sugirió que se podría decir: “Sé que como parezco mayor, es fácil esperar que me comporte como si lo fuera. Pero interiormente sigo teniendo mi edad, y a veces me resulta difícil cumplir con todo lo que esperan que haga y sea”.

No cometas el error de fomentar la ilusión de que eres mayor al adoptar un aire poco natural, o al andar, vestirte o arreglarte de una forma que no sea la adecuada a tu edad. Hasta se da el caso de que algunos jóvenes que maduran pronto, abandonan a sus amigos de la infancia que parecen más pequeños e intentan encajar en un grupo de jóvenes mayores. Pero el que intenta ocultar lo que es a este respecto, podría terminar humillado. (Compara con Salmo 26:4.) Con el tiempo, otros se darán cuenta de la simulación. La Biblia dice con acierto, por tanto, que la “sabiduría está con los modestos”. (Proverbios 11:2; Miqueas 6:8.) Una persona modesta conoce sus limitaciones.

Acoso sexual

Comportarte con modestia puede protegerte de un problema al que a menudo se encaran sobre todo las jovencitas que maduran muy pronto: el acoso sexual. En un espacio de tiempo sorprendentemente corto, el cuerpo de una niña se puede transformar en el de una mujer atractiva. (Compara con El Cantar de los Cantares 8:8, 10.) Sin embargo, para algunas jovencitas, tener pechos y caderas de mujer puede resultar perturbador.

La escritora Ruth Bell comenta: “Durante el crecimiento, las muchachas son especialmente vulnerables a las reacciones masculinas”. Una niña de 12 años llamada Denise comenta: “Desde que me he desarrollado, no dejan de mirarme cuando salgo”. (Changing Bodies, Changing Lives [El cuerpo cambia y cambia la vida].) Quizás haya compañeros de clase de ambos sexos que hasta intenten tocarte de forma impropia por curiosidad. No sorprende que, como dice el libro Adolescent Development, “las muchachas que maduran pronto quizás se descuiden, lleven camisetas anchas o se vuelvan tímidas y retraídas para que sus compañeros no se den cuenta de cómo está cambiando su cuerpo”.

Aunque no tienes por qué ocultar tu cuerpo bajo la ropa, es sensato que evites prendas y formas de arreglarte que sean provocativas o atraigan atención indebida, lo cual armoniza con el consejo bíblico de vestir “con modestia y buen juicio”. (1 Timoteo 2:9.)

Quizás puedas dar otros pasos prácticos. En tiempos bíblicos, Rut se encaró a la posibilidad de ser objeto de acoso sexual cuando fue a trabajar al campo de Boaz. Este amablemente ‘ordenó a los jóvenes que no la tocaran’. Aun así, le advirtió: “No te vayas a espigar en otro campo, [...] y así debes mantenerte cerca de las jóvenes mías”. (Rut 2:8, 9.) De igual forma, algunas jóvenes se las han arreglado para mantenerse cerca de otras jóvenes cristianas que asisten a la misma escuela y procuran no andar solas por lugares que se conocen como peligrosos.

Sea cual sea la situación, nadie tiene el derecho de acosarte, ni física ni verbalmente. Si tienes problemas a este respecto, habla con tus padres o con un adulto en el que confíes. Quizás tengan buenas sugerencias o puedan intervenir de algún modo.

La pubertad es un período difícil, incluso en las mejores circunstancias. Ser más grande o más pequeño que tus compañeros puede hacerlo aún más penoso. Por mucho que lo intentes, no está en tu mano controlar tu crecimiento físico. Sin embargo, puedes trabajar mucho a favor de tu crecimiento espiritual. Si lo haces, te ocurrirá como al joven Samuel de tiempos bíblicos, que creció y se hizo “más agradable, tanto desde el punto de vista de Jehová como del de los hombres”. (1 Samuel 2:26.)

[Notas a pie de página]

a Se han cambiado algunos de los nombres.

b Si quieres ver más sugerencias sobre cómo actuar cuando se burlan, consulta el capítulo 19 del libro Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas, publicado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

[Fotografía en la página 25]

Los jóvenes altos suelen ser objeto de bromas crueles

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