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¡Despertad! 1993
g93 22/11 págs. 8-10

“No nos perdemos nada”

Tanto profesores como otras personas han dicho que los hijos de los testigos de Jehová se están perdiendo algo porque se les priva de la alegría que producen las celebraciones escolares de la Navidad, la Pascua Florida y el Halloween (víspera del día de Todos los Santos). Pues bien, a continuación se encuentra una pequeña muestra de lo que algunos niños testigos de Jehová han escrito explicando las razones por las que ellos, personalmente, rehúsan participar en la celebración de estos días de fiesta.

“AUNQUE expliqué a mis condiscípulos por qué no celebraba estas cosas, seguían pensando que me estaba perdiendo algo. Pero no era así. Ellos siempre tenían que esperar sus Navidades o alguna otra festividad para que les dieran regalos, mientras que yo recibía regalos y asistía a fiestas todo el año. Yo sé que tengo el cariño, no solo de mi familia, sino también de la congregación y de Jehová, y eso tiene mucho más valor para mí que cualquier festividad.”—Becky, 13 años.

“Sé que todas las festividades tienen un origen malo. Jesús no nació en Navidad. Mi familia no tiene que hacer nada para compensar esos días de fiesta. Ellos siempre están ahí cuando los necesito. Aprecio más eso que cualquier regalo que jamás pudieran hacerme.”—Josh, 15 años.

“Navidad: No me estoy perdiendo nada porque de todas formas no es una festividad realmente cristiana. Prefiero saber que fueron mis padres los que me hicieron cierto regalo y no un misterioso personaje llamado Santa Claus. Pascua Florida: Es más difícil en el caso de la Pascua Florida, porque la gente dice que está relacionada con ‘Jesús y la resurrección’ o que solo se trata de ‘buscar huevos de Pascua escondidos’. Pero, ¿qué tienen en común los huevos y Jesús? Hasta el nombre Easter [término inglés para “Pascua Florida”] viene de una diosa antigua. ‘Halloween’: La idea fundamental del Halloween no me atrae en absoluto. Fantasmas y brujas, ¡horrible!”—Katie, 10 años.

“Como joven, nunca me he sentido amargado por perderme las celebraciones de festividades mundanas. Mis padres jamás me han dicho: ‘No puedes hacer esto o aquello porque eres testigo de Jehová’, sino que me han ayudado a familiarizarme con la Biblia y con las opiniones de Jehová respecto a estas festividades. En cuanto a los regalos, en casa acostumbramos a hacerlos durante todo el año.”—Ryan, 17 años.

“Todas las festividades celebran algo falso y giran en torno a cosas falsas. La mayoría de los niños que conozco las celebran por las golosinas o los regalos. Yo tengo algo mejor que eso: la maravillosa organización de los testigos de Jehová. En lugar de durar un día, como es el caso de las festividades, la Palabra de Jehová Dios contiene un mensaje feliz que dura para siempre.”—Brooke, 14 años.

“Razones por las que no echo de menos los días de fiesta: 1) La Biblia dice que son malos. 2) A mí me dan lo mismo. 3) Mi mamá y mi papá me hacen regalos.”—Brandi, 6 años.

“No siento que me pierda nada. A mí no me afecta. Recibo regalos, hacemos juegos y tenemos fiestas. Recibo muchas cosas sin tener que celebrar festividades. Quiero seguir siendo Testigo en todo lo que haga y nada puede hacerme cambiar.”—Brianne, 9 años.

“Voy a empezar el quinto curso y no me pesa admitir que soy testigo de Jehová. Una vez un niño me dijo que debía sentirme mal porque no recibía ningún regalo en Navidad, pero yo le respondí que me dan regalos todo el año. Entonces me dijo que tengo suerte. Opino que ningún testigo de Jehová debería lamentarse de serlo.”—Jeff, 10 años.

“Mi hermana y yo convertimos la celebración del aniversario de bodas de nuestros padres en nuestro propio día de fiesta familiar. Pensar en los regalos, las tarjetas de felicitación y otros detalles, así como ayudar a mis padres a planear qué cosas hacer para sorprenderse el uno al otro, me hizo mucho más feliz de lo que jamás me había hecho recibir regalos de otros. Dar es mejor que recibir.”—Rachel, 16 años.

“Cuando era más pequeño, me costaba no celebrar algunas festividades, pero tiempo después me di cuenta de que pueden ser causa de avidez, discusiones y tristeza. Cuando existen ocasiones fijas para dar, nunca se te sorprende con un regalo. Prefiero recibir regalos especiales en cualquier época del año. Celebrar o no una festividad tan solo es una parte pequeña de una decisión mucho más importante: si voy a dedicar mi vida al servicio de Jehová o no. Cuando lo miro desde este ángulo, la decisión correcta está clara.”—Ben, 13 años.

“De pequeña, había veces que creía que se me estaba privando de algo, pero luego me reía al pensar en la relación entre los huevos, Jesús y el conejito de Pascua. Cuando crecí y mis padres me explicaron el origen de todos esos símbolos, me pareció indignante. Me duele pensar en cómo deben sentirse Jehová y Jesús cuando se les vincula a esas ideas paganas.”—Alexa, 18 años.

“Cuando se aproxima la Navidad, estar en la escuela puede ser muy deprimente y hacer que nos sintamos excluidos. Sin embargo, me di cuenta de que celebrar la Navidad no resuelve los problemas ni une a la familia ni nos hace felices. Eso solo se consigue viviendo en conformidad con las normas de la Biblia.”—Joe, 15 años.

“En lugar de la Navidad o cualquier otro día de fiesta, nosotros tenemos el ‘gran día de los juguetes’. Nos dan una cantidad de dinero para que la gastemos en lo que queramos. Un año pronuncié un discurso ante mi clase acerca de mi religión. En lugar de seguir la senda del mundo, tracé mi propia senda para asistir a las reuniones, salir al servicio del campo y hacer de la oración una parte de mi vida. Voy a bautizarme en la próxima asamblea.”—George, 11 años.

“Me encanta que me hagan regalos, y los recibo durante todo el año. En cuanto a las fiestas, no me pierdo gran cosa. Hago feliz a Jehová al ponerme de parte de la verdad. Resulta divertido ver a algunos de mis compañeros de clase que no son cristianos —que son hindúes, judíos o de otra religión— celebrar la Navidad y recibir regalos sin tener ni idea de lo que trata tal festividad.”—Julia, 12 años.

“Cuando me perdía las festividades de la escuela, no lo lamentaba. Los niños hacen muchas cosas raras, como disfrazarse en el Halloween. No lo echo de menos en absoluto. Les explico que mis padres me compran cosas durante todo el año. Ellos me hablan de su iglesia y de lo aburrido que es, y yo les cuento acerca de las reuniones [especiales] que celebramos en el parque, y a veces les da envidia. Pero yo no los envidio a ellos. En resumen, opino que solo hay que hacer amistad con los que respetan tus creencias y no permitir nunca que un estudiante o un profesor te obligue a hacer algo que esté en contra de la voluntad de Jehová.”—Justin, 12 años.

“¿Que si me estoy perdiendo algo? No, porque nosotros tenemos otras fiestas, y cuando la gente celebra la Navidad, los niños casi no piensan más que en Santa Claus, o cuando es Pascua Florida, piensan en el conejito de Pascua, pero yo sé que todo eso viene de religiones paganas. Me gusta el servicio del campo porque me ayuda a concentrarme en la verdad.”—Sharon, 8 años.

“Puedo decir honradamente que nunca me he sentido incómoda por ser testigo de Jehová. Mi familia y yo nos divertimos mucho. Cuando se celebra alguna fiesta en la escuela, mamá me lleva a algún sitio para comer. Mis padres llevan golosinas a la escuela sin ninguna razón especial y todos los niños ven que nos lo pasamos bien. Estoy muy unida a mis padres, y cuando los niños me preguntan por qué no celebro los días de fiesta, les digo que yo celebro todos los días. ¿Cómo puede un Testigo sentirse excluido?”—Megan, 13 años.

“Halloween. Niños disfrazados de diablos o de personajes de historietas, ¿para qué? Los niños recorren las calles de una casa a otra recibiendo bolsas de golosinas, arrojando huevos contra las casas o extendiendo papel higiénico sobre los árboles; y lo peor es que la mayoría de los padres están de acuerdo con todo eso.”—Zachary, 10 años.

“Yo no tengo que esperar un día especial para recibir regalos. Papá y mamá me compran siempre muchos juguetes. El Halloween es la adoración de los espíritus de los muertos. No está bien. Al único Dios al que debemos adorar es Jehová.”—Nicholas, 6 años.

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