¿Quién se hace adicto, y por qué?
SI USTED oyese un ruido extraño procedente del motor mientras conduce su automóvil por una carretera, ¿qué haría? ¿Se detendría y levantaría el capó para investigar, o se limitaría a subir el volumen de la radio a fin de ahogar el ruido?
Aunque la respuesta parezca obvia, las personas adictas siempre escogen la segunda opción, claro que no en lo que respecta a su automóvil, sino en lo que respecta a su vida. En lugar de hacer frente a los problemas y vencerlos, tratan de ahogarlos haciéndose adictos a sustancias como las drogas o el alcohol, o incluso a la comida.
¿Cómo puede saber alguien si es adicto o no? Cierto médico define la adicción de la siguiente manera: “Fundamentalmente, el consumo de una droga o la participación en un actividad se convierte en adicción si a pesar de que le causa problemas en su vida, usted sigue haciéndolo”.
Tal situación suele ser una señal de que existe bajo el capó, por decirlo así, un problema mucho más grave que habría que investigar antes de que se pueda cambiar el comportamiento adictivo.
Drogas y alcohol
¿Qué induce a alguien a hacerse adicto a las drogas o al alcohol? La presión de los compañeros y la curiosidad suelen desempeñar un papel importante, especialmente en el caso de los jóvenes. En realidad, muchas personas se hacen adictas porque se relacionan con individuos que abusan del alcohol o que consumen drogas. (1 Corintios 15:33.) Este hecho puede explicar los resultados de una encuesta estadounidense que reveló que el 41% de los estudiantes de 17 años se emborracha cada dos semanas.
Sin embargo, existe una diferencia entre abuso y adicción. Hay muchos que abusan de ciertas sustancias, mas no son adictos a ellas.a Pueden dejar de consumirlas sin sentir el impulso irresistible de volver a tomarlas. Pero los adictos descubren que no pueden dejar el objeto de su adicción. Además, cualquier placer eufórico que antes derivaban queda eclipsado por una sensación de angustia. El libro Addictions explica: “En el caso de los adictos, es típico que llegue un momento en que empiecen a odiarse a sí mismos y a sentirse horriblemente atormentados por el dominio que la adicción ejerce sobre ellos”.
Muchos de los que dependen del alcohol o las drogas consumen estas sustancias como una vía de escape para sus crisis emocionales. Lamentablemente, dichas crisis son muy comunes hoy día. Y no debería sorprendernos, pues la Biblia identifica nuestros tiempos como “los últimos días” de este sistema de cosas, y dice que serían “tiempos críticos, difíciles de manejar”. También predijo que los hombres serían “amadores del dinero”, “altivos”, “desleales”, “feroces”, “traicioneros” e “hinchados de orgullo”. (2 Timoteo 3:1-4.) Estas malas cualidades han creado un ambiente que es terreno abonado para la adicción.
La crisis emocional de Susan fue la consecuencia de los malos tratos que había sufrido en el pasado, y por ello recurrió a la cocaína. “Me daba una falsa sensación de control y amor propio —dice—. Una sensación de poder que no experimentaba en mi vida cotidiana.”
Un estudio efectuado con varones adolescentes adictos reveló que más de una tercera parte había sufrido maltratos físicos. Otro estudio llevado a cabo con 178 mujeres alcohólicas sacó a relucir que el 88% había sido víctima de abusos graves de diversa índole. En Eclesiastés 7:7 la Biblia dice: “La mera opresión puede hacer que un sabio se porte como loco”. Una persona que sufre emocionalmente debido a experiencias terribles puede buscar alivio irracionalmente en las drogas o el alcohol.
Ahora bien, las drogas y el alcohol no son las únicas adicciones.
Trastornos del apetito
Los trastornos del apetito (que algunos especialistas califican de adicciones) a veces sirven para desviar la atención de sentimientos desagradables. Por ejemplo, hay quienes utilizan el exceso de peso como chivo expiatorio de contrariedades personales. “A veces pienso que sigo obesa porque así puedo achacar a la gordura todo lo que me sale mal en la vida —dice Jennie—. De esa forma, si no agrado a alguien, siempre puedo decir que es por culpa de mi peso.”
A otros, la comida les proporciona una falsa sensación de control,b y puede que sea el único campo en el que sientan que pueden ejercer cierto grado de autoridad. Muchos de los que padecen trastornos del apetito son personas un tanto acomplejadas. Para incrementar su autoestima, procuran dominar las ansias de comer. Una mujer dijo: “Haces de tu cuerpo tu propio reino y te conviertes en la tirana, la dictadora absoluta”.
Las experiencias aquí citadas no exponen todas las causas de la adicción a las drogas, al alcohol o a la comida. Puede haber otros factores. Algunos especialistas hablan incluso de un vínculo genético que hace que algunos sean más vulnerables a la adicción que otros. “Lo que vemos es una interacción de la personalidad, el ambiente, la biología y la aceptación social —dice Jack Henningfield, del Instituto Nacional de Consumo de Drogas—. No queremos engañarnos fijándonos en un solo factor.”
En cualquier caso, ningún adicto —prescindiendo de cuál sea la causa de su adicción— se encuentra física o emocionalmente condenado. Hay ayuda disponible.
[Notas a pie de página]
a El abuso del alcohol o el consumo de otras drogas —tanto si culmina en adicción como si no— es algo que contamina y que, por supuesto, los cristianos deben evitar. (2 Corintios 7:1.)
b Se puede encontrar más información sobre los trastornos del apetito en los números de ¡Despertad! del 22 de diciembre de 1990 y 22 de febrero de 1992.
[Recuadro en la página 5]
Una plaga de adicción mundial
◼ Una encuesta llevada a cabo en México reveló que una de cada ocho personas con edades comprendidas entre los 14 y los 65 años es alcohólica.
◼ La asistenta social Sarita Broden comenta que en Japón proliferan los trastornos del apetito. Dice: “Entre 1940 y 1965, la incidencia de los trastornos del apetito fue aumentando paulatinamente, para dar un gran salto entre 1965 y 1981 tanto en los pacientes internos como en los externos. Pero desde 1981 el aumento de los casos de anorexia y bulimia ha sido espectacular”.
◼ En China parece que la cantidad de consumidores de heroína aumenta muy deprisa. El Dr. Li Jianhua, que trabaja en el Centro de Investigación sobre el Consumo de Drogas de Kunming, dice: “La heroína se ha extendido desde la región fronteriza hasta el interior, desde el campo hasta las ciudades, y está llegando a personas cada vez más jóvenes”.
◼ En Zurich (Suiza), un mercado al aire libre de carácter experimental para la compraventa de drogas resultó un fracaso. “Pensábamos que conseguiríamos descubrir a los vendedores, pero no fue así”, dice el Dr. Albert Weittstein, lamentando que solo habían conseguido atraer a vendedores y consumidores de lugares lejanos.