BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g94 8/6 págs. 5-7
  • Explicación de los fenómenos atribuidos a la reencarnación

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Explicación de los fenómenos atribuidos a la reencarnación
  • ¡Despertad! 1994
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • La hipnosis
  • Experiencias cercanas a la muerte
  • No queda recuerdo
  • Reencarnación
    Razonamiento a partir de las Escrituras
  • ¿Está en la reencarnación la clave de los misterios de la vida?
    ¡Despertad! 1994
  • ¿Ha vivido usted antes?
    ¡Despertad! 1982
  • ¿Ha vivido usted alguna vez antes?
    ¡Despertad! 1975
Ver más
¡Despertad! 1994
g94 8/6 págs. 5-7

Explicación de los fenómenos atribuidos a la reencarnación

UNA de las objeciones que se ponen a la teoría de la reencarnación es que la inmensa mayoría de las personas que hay en la Tierra no guardan ningún recuerdo de haber vivido antes. Además, ni siquiera creen que pudieran haber vivido otras vidas.

Es cierto que a veces experimentamos la extraña sensación de haber conocido antes a una persona que acaban de presentarnos. Una casa, una ciudad o un paisaje pudieran parecernos familiares, aunque sabemos que es la primera vez que estamos allí. Sin embargo, estas sensaciones pueden explicarse sin necesidad de recurrir a la teoría de la reencarnación.

Por ejemplo, como consecuencia de cierto parecido entre lugares distantes, puede que al visitar un lugar nuevo nos dé la impresión de que ya hemos estado en él antes, aunque no sea así. Además, muchas casas, oficinas, tiendas, ciudades y paisajes de algunas partes del mundo guardan cierto parecido con las de otros lugares. El hecho de que se asemejen a lo que hemos visto antes no es prueba de que hayamos estado en esos sitios en una vida anterior. Simplemente se parecen a lugares que conocemos.

Lo mismo sucede con las personas. Algunas se parecen mucho a otras, y hasta tienen lo que se llama un doble. Puede que una persona tenga peculiaridades que nos recuerden a otra que todavía vive o a una que quizás ya haya fallecido. Pero a esas personas las hemos conocido en esta vida, no en una existencia anterior. Sus similitudes en apariencia o en personalidad no implican que las hayamos conocido en una vida anterior. Probablemente todos hemos confundido alguna vez a una persona con otra. Pero ambas pertenecen a nuestra época, no las conocimos en una vida anterior. Estos casos no tienen nada que ver con la reencarnación.

La hipnosis

Hasta las experiencias que algunas personas tienen una vez hipnotizadas pueden explicarse sin recurrir a la teoría de la reencarnación. Nuestro subconsciente constituye un depósito de información mucho mayor de lo que podemos imaginar. La información llega a este depósito a través de los libros, las revistas, la televisión, la radio y otras experiencias y observaciones.

Mucha de esta información se acumula en algún lugar recóndito del subconsciente porque no tenemos un uso directo o inmediato que darle. Nuestro subconsciente es en cierto modo como los libros de una biblioteca que se guardan en un anaquel retirado porque por el momento no tienen mucha demanda.

Sin embargo, con la hipnosis se invierte la consciencia de la persona para que afloren a la superficie recuerdos olvidados. Hay quienes interpretan que estos recuerdos pertenecen a una vida pasada, pero no son más que experiencias de esta misma vida que temporalmente habíamos olvidado.

Hay, sin embargo, algunos casos a los que no se les puede dar fácilmente una explicación natural. Un ejemplo de esto lo hallamos cuando una persona hipnotizada empieza a hablar otro “idioma”. A veces el idioma es comprensible, pero con frecuencia no lo es. Los que creen en la reencarnación tal vez digan que se trata de un idioma que la persona hablaba en una vida anterior.

No obstante, es bien sabido que algunas personas también hablan supuestamente en lenguas cuando se encuentran en un estado de éxtasis esotérico o religioso. Los que viven tales experiencias están convencidos de que no tienen nada que ver con una vida pasada, sino que se deben a la influencia de algún poder invisible en su vida actual.

Hay diversas opiniones tocante a la identidad de este poder. En una declaración conjunta de Fountain Trust y el Concilio Evangélico de la Iglesia Anglicana se dijo lo siguiente con respecto a hablar en lenguas: “También somos conscientes de que puede producirse un fenómeno parecido bajo la influencia ocultista o demoníaca”. Por consiguiente, suponer que tales fenómenos prueban que hemos vivido otra vida es una conclusión precipitada y errónea.

Experiencias cercanas a la muerte

¿Qué puede decirse, entonces, de las experiencias cercanas a la muerte que algunas personas dicen haber tenido? Hay quienes las han interpretado como prueba de que el ser humano tiene un alma que sigue viviendo después de la muerte del cuerpo. No obstante, tales experiencias se explican mucho mejor con razones naturales.

La revista científica francesa Science & Vie de marzo de 1991 dice que los diferentes estadios de las experiencias cercanas a la muerte son “un prototipo universal de alucinación” que se ha conocido por mucho tiempo. Ese tipo de experiencias no son exclusivas de los que se encuentran al borde de la muerte. También pueden producirse en casos de “fatiga, fiebre, ataques epilépticos y drogadicción”.

Wilder Penfield, pionero en el campo de la neurocirugía que operó a epilépticos con anestesia local, realizó un curioso hallazgo. Descubrió que estimulando diferentes partes del cerebro con un electrodo, podía hacer que el paciente tuviese la sensación de estar fuera de su cuerpo, viajar a través de un túnel y encontrarse con parientes difuntos.

Un detalle interesante al respecto es que los niños que han tenido experiencias cercanas a la muerte no dicen haberse encontrado con sus parientes difuntos, sino con compañeros de escuela o maestros que todavía viven. Este hecho indica que tales experiencias tienen cierta vinculación con la cultura. Lo que se experimenta guarda relación con la vida actual, no con algo que exista más allá de la muerte.

El Dr. Richard Blacher escribe lo siguiente en la revista The Journal of the American Medical Association: “Morir, o estar en peligro de perder la vida, es un proceso; la muerte es un estado”. El Dr. Blacher lo ejemplifica con una persona que vuela por primera vez de Estados Unidos a Europa. “Realizar el vuelo no es lo mismo que estar en Europa —escribe—. El turista que parte hacia Europa pero cuyo avión da la vuelta y regresa a los pocos minutos de despegar, no puede contar más acerca de Europa de lo que es capaz de explicar sobre la muerte una persona que se recupera de un estado de coma.”

En otras palabras: los que han estado cerca de la muerte no han estado realmente muertos. Experimentaron algo cuando todavía estaban vivos. Y se está vivo incluso segundos antes de morir. De modo que ciertamente esas personas estuvieron próximas a la muerte, pero todavía no estaban muertas.

Ni siquiera los que han sufrido un breve paro cardíaco y han sido reanimados pueden recordar algo del tiempo que pasaron inconscientes, cuando se les podía haber calificado de “muertos”. Lo que recuerdan, si es que se acuerdan de algo, es lo que sucedió en los instantes previos a esa breve interrupción, no durante ella.

Las experiencias cercanas a la muerte que se publican casi siempre se describen como positivas, aunque se sabe que también las hay negativas. La psicoanalista francesa Catherine Lemaire explica esta circunstancia de esta manera: “Los que no han tenido experiencias [cercanas a la muerte] que encajan con el modelo impuesto por la IANDS [siglas en inglés para Asociación Internacional de Estudios sobre Experiencias Cercanas a la Muerte] no tienen ningún interés en narrar su historia”.

No queda recuerdo

El hecho es que no conocemos ninguna vida que no sea esta, ni una vida anterior ni una posterior a la muerte. Por consiguiente, lo único que recordamos son las experiencias que realmente hemos vivido.

Los que creen en la reencarnación dicen que la razón por la que se renace es para tener otra oportunidad de mejorar nuestra situación. Pero sería una gran desventaja haber vivido otras vidas y no recordarlas, pues solo podemos aprender de nuestros errores pasados si los recordamos.

Además, los que defienden la llamada terapia de la reencarnación piensan que se pueden afrontar mejor los problemas actuales si, mediante la hipnosis, podemos recordar las vidas pasadas. Dicha teoría afirma que volvemos a nacer para mejorar algo, pero que hemos olvidado lo que ese algo es.

En la vida cotidiana se ve la pérdida de memoria como un inconveniente. La falta de recuerdos debería considerarse igual en este caso. En estos tiempos modernos, en los que la maldad domina el mundo como nunca antes, el argumento de que no importa que no quede recuerdo, pues solo las personas buenas vuelven a nacer como seres humanos, no tiene peso. Si solo son los buenos los que vuelven a nacer como seres humanos, ¿de dónde vinieron todos los malos? ¿No tendría que haber cada vez menos malos? La verdad es que nadie, ni bueno ni malo, se ha reencarnado jamás para empezar otra vida, ni como ser humano ni como nada más.

Ahora bien, puede que usted diga: “¿No es la reencarnación una enseñanza bíblica?”. Analicemos esta pregunta en el siguiente artículo.

[Comentario en la página 7]

“La muerte es un estado”, no un proceso.—Dr. Richard Blacher en The Journal of the American Medical Association

[Ilustración en la página 6]

El subconsciente es como un caudal de información que se ha puesto a un lado, pero que luego puede traerse a la memoria

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir