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¡Despertad! 1994
g94 8/9 págs. 24-27

Una escurridiza criatura, denostada y amada a la vez

POR EL CORRESPONSAL DE ¡DESPERTAD! EN CANADÁ

CANIS LUPUS. Ahí está, sobre un saliente escarpado en lo alto de una cordillera rocosa, con su silueta recortada en la oscuridad por la luz de la luna, la cabeza erguida, la larga y poblada cola recogida entre las patas, las orejas vueltas hacia atrás y la boca abierta. Su aterrador aullido hiere el aire de la noche, y solo pensar en él produce escalofríos y agitación.

POCAS personas han tenido el privilegio de ver en su estado natural a esta criatura hermosa y escurridiza, conocida con el nombre de lobo común o gris. Sin embargo, este fascinante animal trae a la memoria múltiples y variadas imágenes.

Denostado y amado a la vez

Sea cual sea el concepto que de él se tenga, la palabra “lobo” siempre ha despertado sentimientos intensos. Este animal ha sido objeto de ideas erróneas y prejuicios, y ha inspirado temor. Algunas personas lo desprecian por sus costumbres predatorias. Para los labradores y ganaderos constituye una constante molestia porque ataca los rebaños de ovejas, las reses y otro tipo de ganado. Las leyendas y el folclore han contribuido a su mala fama. ¿Quién no ha oído el dicho “un lobo vestido de oveja”? Las fábulas lo pintan como el “lobo feroz”, y una de ellas habla de un lobo que devora a una niña. A todo ello se debe la creencia de que estos animales acometen a los hombres.

Los científicos y los biólogos tienen un concepto distinto del lobo. Para ellos es una criatura sumamente tímida que rehúye en lo posible a los seres humanos. En efecto, según un artículo reciente aparecido en la revista francesa GEO, el lobo profesa verdadero temor al hombre. Pese a su aspecto feroz, parece que no hay base alguna para creer que los lobos sanos de Norteamérica entrañen algún peligro para la gente.

El biólogo Paul Paquet, autor de estudios exhaustivos sobre los lobos, confiesa el amor que ha tenido desde niño a estas criaturas salvajes. En los apuntes que ha hecho de sus observaciones afirma haberlos visto muchas veces entregarse a demostraciones de alegría, tristeza y buen humor. En cierta ocasión observó cómo un lobo viejo y lisiado era alimentado por el resto de la manada; aun cuando ya no les era útil, sus congéneres lo estimaban y lo mantenían con vida. Es precisamente su costumbre de cazar en manada lo que ha puesto a la especie en peligro.

Caza en manada

La caza en manada no es más que el medio del que se vale el lobo para satisfacer el hambre y alimentar a sus cachorros, aunque hay que reconocer que las bajas que produce en los rebaños de ovejas y ganado causan serias dificultades a los granjeros. Con su excelente vista, fino olfato, agudo oído y mordedura increíblemente poderosa, además de su velocidad al marchar y correr, el lobo está perfectamente equipado para cazar. Es asimismo un oportunista. Pero sería ingenuo pensar que esta astuta criatura va a desdeñar una presa fácil, sobre todo si se trata de ovejas y reses grandes y bien alimentadas. Puede decirse que los lobos “benefician” inconscientemente a sus presas en la naturaleza al escoger como víctimas para la caza a los miembros débiles y enfermizos del rebaño, dejando así más alimento para los individuos sanos.

Sistema de comunicación

¿Qué objetivo tiene el pavoroso aullido, que puede oírse a varios kilómetros de distancia e intimida a quien lo escucha? Para el lobo, el aullido es meramente una actividad social, un medio de comunicación. Un lobo que se ha separado de la manada durante la caza puede escalar un risco y aullar para atraer la atención del grupo. También puede servirse de este medio a la hora de delimitar su territorio. En ocasiones parece que aullaran de alegría. Cuando se reúnen en manada para aullar, dan la impresión de estar celebrando un festival de coros. Quizás nosotros preferiríamos que cantaran al unísono, pero parece que ellos se inclinan más por los acordes. Por supuesto que cuentan con otros medios de comunicación, como gañidos, gruñidos, ladridos, chillidos y el aullido de los lobeznos en la lobera. Igualmente, utilizan determinadas posturas para definir el orden jerárquico y afirmar la relación dentro de la manada.

Una bella criatura

Examine con atención a esta criatura de excepcional belleza. Observe su espeso pelaje, predominantemente gris (el de algunos es negro azabache), con mezcla de pelos blancos, negros y castaños. Fíjese en la mirada penetrante de sus transparentes ojos de coloración amarillenta. Analice sus rasgos faciales. Todos estos elementos combinados hacen del lobo un animal magnífico digno de contemplación. Aun así, se teme por su futuro. ¿Por qué razón?

Pues bien, su presencia, antaño común en gran parte de Europa, Asia y Norteamérica, ahora es poco frecuente en Canadá, Alaska y las regiones menos pobladas de Estados Unidos, Europa y Rusia. Muchas personas desean que se les haga un lugar en parajes naturales escogidos. Si el hombre ha aprendido a convivir con depredadores como el águila, el oso y el puma, “¿por qué no puede hacer lo mismo con el lobo?”, preguntan algunos.

La naturaleza debe seguir su curso

Protección, no erradicación ni control, es la palabra favorita. Los parques son considerados ahora zonas de seguridad para los animales más bien que simples terrenos vírgenes destinados a la recreación. De acuerdo con la revista Canadian Geographic, a los administradores de los parques les gustaría que fueran ecosistemas naturales. Tras haber estado ausente del Parque Nacional de Banff (Canadá) durante cuarenta años, el lobo, el principal depredador, regresó por su propia cuenta al sur de las montañas Rocosas canadienses en los años ochenta. A pesar de ser solo 65 en número, muchos lo ven como un suceso positivo. Francia informó el retorno del lobo después de una ausencia de medio siglo.a También ha vuelto a Italia, donde ya se pueden escuchar de nuevo sus aullidos en Tívoli, cerca de Roma.

Se está analizando la posibilidad de reintegrar el lobo como una especie amenazada de extinción al Parque Nacional de Yellowstone (Estados Unidos). Este animal formaba parte de su ecosistema hace más de cuatro décadas, antes de ser exterminado. Ahora mucha gente, sobre todo los visitantes del parque, desea su regreso. No obstante, a la industria ganadera le preocupa profundamente la idea de que se reintroduzca a los lobos en sus dominios. “Cuando los lobos vuelvan a Yellowstone, será forzoso tomar medidas para controlarlos fuera del parque”, dice el biólogo L. David Mech.

¿Qué le deparará el futuro a esta criatura que habita en un mundo del cual el hombre solo posee una visión incompleta?

El futuro del lobo

La aparición de tantos defensores de este cánido, que ha vivido al margen de la tolerancia humana durante tanto tiempo, pone de manifiesto un profundo cambio de actitud. El libro The Wolf—The Ecology and Behavior of an Endangered Species (El lobo. Ecología y comportamiento de una especie en peligro de extinción) dice: “Aún estamos a tiempo de rescatar a esta especie de la situación en que se encuentra. Que este objetivo se lleve a cabo o no dependerá de que el hombre conozca la ecología y también conozca el comportamiento del lobo, que siga estudiando sus hábitos y aprenda a verlo, no como un enemigo, sino como un prójimo con el que ha de compartir la Tierra”.

Coexistencia pacífica

Quizás sea verdad que la coexistencia pacífica entre el hombre y el lobo ha mejorado en los últimos años, pero donde hay un conflicto de por medio no es posible alcanzar la verdadera paz. Esta tendrá que esperar al futuro cercano, cuando, bajo la gobernación del Creador, toda animosidad y temor serán sustituidos por una actitud confiada y altruista hacia esta criatura fuerte a la vez que sensible y tímida.

Es interesante notar que la Biblia presenta al lobo en diversos marcos proféticos, lo que nos permite verlo desde perspectivas opuestas. En Hechos 20:29, 30 se califica a los apóstatas en sentido metafórico de “lobos opresivos” que atacarían a los miembros de la congregación cristiana semejantes a ovejas y se llevarían a algunos.

Las profecías del libro bíblico de Isaías, todavía a la espera de su cumplimiento final, muestran a animales que en la actualidad son enemigos cohabitando de manera pacífica. Observe la ausencia de la relación presa-depredador en Isaías 65:25: “‘El lobo y el cordero mismos pacerán como uno solo, y el león comerá paja justamente como el toro; [...]. No harán daño ni causarán ruina en toda mi santa montaña’, ha dicho Jehová”.

En tanto que los esfuerzos del hombre van encaminados hacia la tolerancia del lobo, el pasaje arriba citado nos garantiza que Dios tiene un lugar para él en su nuevo sistema de cosas. Entonces, el planeta Tierra será el hogar que compartan todos los seres vivos, sin olvidar al Canis lupus.

[Nota a pie de página]

a Véase “Observando el Mundo” de ¡Despertad! del 22 de enero de 1994.

[Reconocimiento en la página 25]

Thomas Kitchin/Victoria Hurst

[Reconocimiento en la página 26]

Thomas Kitchin

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