La escarcha, ¿quién es el artífice de su belleza magistral?
CUANDO la atmósfera saturada de vapor acuoso se enfría durante la noche, ya no puede retener toda el agua, y, como consecuencia, el exceso de humedad se deposita en forma de rocío. Pero si la temperatura del aire desciende por debajo del punto de congelación, entonces se convierte directamente en hielo por sublimación, es decir, sin pasar por el estado líquido de rocío. Los cristales de hielo resultantes, o escarcha, de forma laminar, se parecen a los de nieve. Cuando se acumulan en los vidrios de las ventanas, se pueden admirar sus impresionantes formas geométricas y filigranas. ¡Una belleza magistral!
Sin embargo, existe un tipo de escarcha más sorprendente aún. En él, los cristales de hielo, huecos y con forma de agujas hexagonales, apuntan hacia arriba. Cuando se agrupan al raso, presentan hermosas formaciones, lo que les vale el nombre de flores de hielo. En el Parque Nacional de Yosemite (California), se pudieron apreciar durante las primeras horas de una mañana soleada estas flores de hielo encima de unas rocas del río Merced, que atraviesa el valle de Yosemite. Otra muestra de belleza magistral, producto de las leyes físicas establecidas por el Creador del universo: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas”. (Revelación 4:11.)