El búfalo acuático, fiel y útil
POR EL CORRESPONSAL DE ¡DESPERTAD! EN BRASIL
¡Escapen, corran, que hay un tigre!, gritaron los muchachos. Y montando como una exhalación sobre el lomo de sus búfalos, se echaron a galopar. De repente, Saídyah, uno de los muchachos, perdió el equilibrio y cayó al suelo, quedando a merced del tigre que estaba ya tan cerca. La visión del peligro hizo que el búfalo de Saídyah se revolviera con toda energía, plantando su voluminoso cuerpo, como un tejado, sobre su pequeño amigo y enderezando sus pitones cara al tigre. El felino acometió de un salto; pero el búfalo lo empitonó mortalmente y salvó la vida del niño.
ESTE encuentro, narrado por Eduard Douwes Dekker, literato del siglo XIX residente en Asia, ilustra una cualidad atractiva del búfalo acuático: su fidelidad. Hasta hoy, esta todavía sigue siendo su marca distintiva. En opinión de un entendido, “el búfalo acuático es como un perro de compañía: ofrece su amor perpetuo en tanto lo traten bien”.
Los niños asiáticos, incluso a la temprana edad de 4 años, son expertos en esto último. Todos los días llevan a sus voluminosos amigos al río para bañarlos, y con sus manitas les limpian las orejas, los ojos y los orificios nasales. En respuesta, el animal suspira de felicidad. La piel oscura del búfalo absorbe grandes cantidades de calor, y dado que cuenta con muchas menos glándulas sudoríparas que el ganado ordinario, no le es fácil refrescarse. ¡Con razón le gustan tanto estos chapuzones diarios! “Sumergido en el agua o en el cieno, rumiando con los ojos entornados”, el búfalo “es la viva imagen de la felicidad”, dice una obra.
Su afición al agua, sin embargo, es solo una de sus peculiaridades. ¿Qué otras características posee? ¿Qué utilidad presta al hombre? Empecemos por describir su apariencia.
Trotamundos musculoso
El búfalo acuático (Bubalus bubalis), denominado también búfalo asiático o carabao, se asemeja a un buey de enorme tamaño y pesa 900 kilogramos o más. Su piel, casi desprovista de pelo, presenta una coloración gris pizarra. Con una alzada de hasta 1,80 metros, cornamenta amplia, espalda recta, cuerpo alargado, cuello bajo y complexión musculosa, el búfalo acuático es la personificación de la fuerza. Sus robustas patas están dotadas del calzado ideal para andar entre el barro, a saber, grandes pezuñas de corte cuadrado unidas a articulaciones sumamente flexibles. Dicha flexibilidad le permite doblar las pezuñas hacia atrás, saltar obstáculos y vadear terrenos cenagosos en los que el ganado resbalaría.
En los 150 millones de búfalos acuáticos domesticados que existen en el mundo se distinguen dos variedades: el de pantano y el de río. Desde las islas Filipinas hasta la India, el búfalo de pantano, con sus cuernos de 1,20 a 1,80 metros de longitud, curvados hacia atrás, constituye un modelo favorito para las tarjetas postales. Cuando no está posando, está chapoteando en los arrozales con el agua hasta las rodillas, o tirando de carretas por senderos que le producirían escalofríos a cualquier camionero.
El búfalo de río se parece al de pantano, aunque es ligeramente más pequeño y de cuernos más modestos, que se retuercen en espiral o apuntan hacia abajo. Aun así, con sus 900 kilogramos de peso, su presencia es igual de imponente. En el pasado, los mercaderes árabes llevaron esta variedad propia de Asia al Oriente Medio, y posteriormente los cruzados que volvían de sus misiones la introdujeron en Europa, donde aún medra.
Si bien el búfalo acuático nunca irá en el carril de alta velocidad, pues va a una marcha constante de 3 kilómetros por hora, las dos variedades circundan el globo terráqueo. Habitan a lo largo de la costa septentrional de Australia, han desembarcado en las islas del Pacífico e incluso abren senderos en la Amazonia. ¿En la Amazonia?
Inmigrantes prolíficos
Los turistas ecológicos que navegan por el Amazonas a menudo se esfuerzan en vano por divisar en las orillas al escurridizo jaguar o a la gigantesca anaconda. Sin embargo, no necesitan binoculares, ni siquiera gafas, para ver a los nuevos habitantes de la jungla: los búfalos acuáticos, que se encuentran por millares.
Si le parece que estos inmigrantes asiáticos que se revuelcan en el Amazonas representan una amenaza para el ecosistema, quizás quiera elevar una protesta ante la policía de Marajó, una isla en el delta amazónico. Pero ¡cuidado! En la comisaría no lo escucharán imparcialmente, pues es muy probable que el agente de servicio esté a punto de salir a patrullar las calles sobre el lomo de un amedrentador empleado federal. ¡Así es, un búfalo acuático, y para colmo, de pantano! ¿Quién hablaba de protestar?
En realidad, este animal es utilísimo para la región amazónica, según afirma Pietro Baruselli, médico veterinario de uno de los dos centros de investigación brasileños sobre el búfalo acuático. En declaraciones hechas a ¡Despertad!, el doctor Baruselli explicó que el búfalo posee un sistema digestivo extraordinario que le permite cebarse con pastos que dejarían escuálido al ganado común. Los ganaderos necesitan talar los bosques constantemente para sembrar nuevos pastos, pero el búfalo se alimenta del pasto que ya existe, por lo que, en su opinión, este bovino “puede contribuir a la conservación de la selva tropical”.
Con todo, para sobrevivir en la jungla, el búfalo tiene que ser un buen improvisador, y lo es. La obra The Water Buffalo: New Prospects for an Underutilized Animal (El búfalo acuático. Nuevas perspectivas para un animal infrautilizado) refiere que en la estación de las lluvias, cuando el Amazonas inunda los pastizales, el búfalo se adapta a su entorno húmedo. Mientras el ganado, aislado en los lugares altos, observa con ojos envidiosos y estómagos vacíos, el búfalo entra en el agua y se da un banquete de plantas flotantes, e incluso pace bajo el agua. Cuando los pastos emergen de nuevo, luce tan lustroso como antes.
Reina madre
El búfalo acuático también prospera en otras regiones de Brasil. Desde principios de los años ochenta, el número de cabezas ha aumentado de unas cuatrocientas mil a varios millones. De hecho, su índice de crecimiento sobrepasa con mucho al del ganado corriente.
Wanderley Bernardes, criador de búfalos en Brasil, explica que el búfalo alcanza la madurez sexual a los 2 años. Tras diez meses de gestación, la hembra da a luz a su primera cría. Unos catorce meses más tarde, alumbra la segunda. La baja tasa de mortalidad de los ternerillos y la alta resistencia a las enfermedades, hacen del búfalo una especie longeva y fértil. ¿Cuántos años vive? Más de veinte, como promedio. ¿Y hasta qué punto son fértiles?
“Les mostraré”, dice el señor Bernardes, al mismo tiempo que se adentra en los ondulantes pastos de su finca de 300 hectáreas, a 160 kilómetros al occidente de São Paulo. “Esa es Rainha (Reina)”, dice con afecto señalando a un animal cuya piel gastada y cuernos astillados son indicios de una larga vida. “Tiene 25 años, ha sido abuela muchas veces, y sin embargo —añade sonriente—, acaba de parir su cría número veinte.” Con abuelas como Rainha, no sorprende que algunos expertos pronostiquen que para el próximo siglo la manada de búfalos más grande del mundo pacerá en Brasil.
Un tractor viviente, y mucho más
Por el momento, sin embargo, el primer puesto le corresponde a la India, que alberga casi la mitad de los búfalos del mundo. En este país, como en otros de Asia, millones de familias campesinas pobres sobreviven en tierras poco rentables gracias al búfalo. Estos “tractores vivientes”, que no requieren combustible ni repuestos, tiran, aran, rastrillan, acarrean y mantienen a la familia por más de veinte años. “Para mi familia, el búfalo es más importante que yo —dice una anciana de Asia—. Cuando yo muera, llorarán por mí; pero si él muere, ellos podrían morir de hambre.”
Además de ser un auxiliar de labranza, el búfalo también suministra alimento y bebida. Un 70% de la producción lechera de la India procede del búfalo de río, y su demanda es tal que a veces la leche de vaca es difícil de vender. ¿Por qué la prefieren tantos? El libro antes citado explica que “la leche de búfalo contiene menos agua, más sólidos, más grasa, un poco más de lactosa, y más proteínas que la leche de vaca”. Da mucha energía, tiene buen sabor y se emplea en la elaboración de deliciosos quesos, como la mozzarella y la ricotta.
¿Qué tal es su carne? “No podemos satisfacer la demanda”, afirma Bernardes. En pruebas de gusto realizadas en Australia, Venezuela, Estados Unidos y otros países, el filete de búfalo se impuso al de vaca. De hecho, millones de personas en el mundo saborean la carne de búfalo pensando que se trata de un jugoso bistec de vaca. “La gente muchas veces tiene prejuicios —observa el doctor Baruselli—, pero la carne de búfalo es tan buena, y a menudo mejor, que la de vaca.”
El búfalo se achica
A pesar de que el búfalo sigue aumentando en número, está en dificultades. “Los machos grandes, que constituirían sementales idóneos, son castrados y utilizados como animales de tiro o enviados al matadero”, sostiene Earthscan Bulletin. Por tal razón, los caracteres hereditarios que determinan el gran tamaño se pierden y el búfalo se va achicando. “Hace diez años era común encontrar en Tailandia búfalos de 1.000 kilogramos —afirman los entendidos—; ahora es difícil encontrar uno que pese 750.” ¿Existe una solución para este problema?
Sí, de acuerdo con un informe compilado por 28 zoólogos; pero es preciso “tomar medidas urgentes [...] con el fin de preservar y proteger a los mejores especímenes”. Admiten que, pese a no haber recibido la atención que merece, “un mejor entendimiento del búfalo acuático puede ser de incalculable valor para muchas naciones en desarrollo”. Según opinan, una mayor investigación contribuirá a que “sus verdaderas cualidades salgan a la luz”.
Los científicos de todo el mundo están descubriendo por fin lo que los campesinos asiáticos ya han sabido por siglos: que el fiel y útil búfalo acuático es uno de los mejores amigos del hombre.
[Recuadro en la página 27]
Identidad equivocada
“UNA creencia común es que el búfalo acuático es hostil y feroz —dice el libro The Water Buffalo: New Prospects for an Underutilized Animal—, imagen que se refuerza en las enciclopedias.” La verdad es que el búfalo acuático doméstico es “uno de los animales de labranza más dóciles. Pese a su apariencia intimidante, es más como una mascota: sociable, manso y sereno”. ¿Cómo, entonces, se hizo acreedor de tan inmerecida reputación? Por confundírsele con el búfalo cafre o búfalo africano de El Cabo (Syncerus caffer), que sí es malhumorado, aunque son parientes distantes. Sin embargo, el búfalo acuático no se aparea con este; prefiere mantener a su pariente de mala índole donde está, a distancia.