Cómo puede usted vivir para siempre

DADO que, obviamente, el cuerpo humano tiene el potencial de vivir mucho más tiempo del que se vive hoy día, hay quienes confían en que la ciencia descubrirá cómo podremos vivir para siempre. “Según vayamos logrando un conocimiento más completo de los productos químicos de nuestro cuerpo y la forma en que se relacionan entre sí —escribió el doctor Alvin Silverstein—, iremos averiguando la esencia de la vida. Comprenderemos [...] cómo envejece un adulto.”

¿Y qué se logrará con ello? Representará “una nueva era en la historia humana —dijo Silverstein—. No habrá ya ‘viejos’, pues los conocimientos que nos permitirán vencer a la muerte, nos aportarán al mismo tiempo una eterna juventud”.

¿Realizará el hombre este deseo? “No cifren su confianza en nobles, ni en el hijo del hombre terrestre, a quien no pertenece salvación alguna —dice la Biblia—. Sale su espíritu, él vuelve a su suelo; en ese día de veras perecen sus pensamientos.” (Salmo 146:3, 4.) Tal como hemos comprobado, el hombre no ha podido aislar, y aún menos corregir, el defecto inherente que desencadena el envejecimiento y la muerte. El único que puede hacerlo es nuestro Creador.

Ahora bien, ¿es realmente el propósito de Dios que el hombre viva para siempre en la Tierra?

El propósito de Dios

¿Dónde colocó Jehová Dios a la primera pareja humana para que viviera? En un paraíso terrestre. Y recibieron este mandato: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla”. (Génesis 1:28.) Así es, Dios se proponía que con el tiempo toda la Tierra estuviera habitada por una familia humana justa que viviera en paz y felicidad. (Isaías 45:18.)

Aunque Adán fue sentenciado a muerte por su desobediencia, el propósito original de Dios de que la humanidad viviera para siempre en un paraíso terrestre no cambió. (Génesis 3:17-19.) “Hasta lo he hablado [...], también lo haré”, dijo Dios. (Isaías 46:11; 55:11.) Su propósito respecto a la Tierra seguía siendo el mismo, como se desprende de estas otras palabras suyas: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella”. (Salmo 37:29.)

Como Creador nuestro, Dios está en posición de corregir el defecto que hace que el hombre envejezca y muera. ¿Sobre qué base lo hará? Dado que ese defecto lo heredamos del primer hombre, Adán, Dios ha proporcionado la vida humana perfecta de su Hijo, Jesucristo, como sacrificio de rescate, “para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3:16; Mateo 20:28.)

De modo que Jesucristo toma el lugar del primer Adán como padre nuestro, o dador de vida. De ahí que en la Biblia se le llame “el último Adán”. (1 Corintios 15:45.) De esa forma, en lugar de estar condenados a morir como hijos del pecador Adán, a los seres humanos obedientes se les puede considerar dignos de recibir vida eterna como hijos de su “Padre Eterno”, Jesucristo. (Isaías 9:6.)

Por supuesto, el “Rey de la eternidad” y “Padre de nuestro Señor Jesucristo” es Jehová Dios. (1 Timoteo 1:17; Revelación 15:3; Colosenses 1:3.) Ahora bien, Jesucristo, ha sido nombrado nuestro “Padre Eterno” y “Salvador”, y además “Príncipe de Paz”. (Lucas 2:11.) Como representante de su Padre, Cristo ejercerá su autoridad principesca para traer paz a la Tierra. (Salmo 72:1-8; 110:1, 2; Hebreos 1:3, 4.)

Bajo la gobernación de Jesucristo se recuperará el Paraíso terrestre que se perdió. Jesús dijo que esto ocurrirá “en la re-creación, cuando el Hijo del hombre se siente sobre su trono glorioso”. (Mateo 19:28.) Un total de 144.000 seguidores fieles de Cristo gobernarán con él sobre la Tierra paradisíaca. (2 Timoteo 2:11, 12; Revelación 5:10; 14:1, 3.) Millones de personas se beneficiarán de esa gobernación justa al vivir en la Tierra convertida en un paraíso. Entre ellas estará el malhechor que murió al lado de Jesús y a quien este prometió: “Estarás conmigo en el Paraíso”. (Lucas 23:43.)

Por consiguiente, hasta los injustos serán resucitados y tendrán la oportunidad de recibir vida eterna en la Tierra. (Hechos 24:15.) La Biblia describe la eliminación de la enfermedad, la vejez y la muerte con estas hermosas palabras: “Dios mismo estará con ellos. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”. (Revelación 21:3, 4.)

Cómo vivir para siempre

Seguro que usted desea contarse entre los que poseerán la Tierra y residirán para siempre sobre ella. Ahora bien, para vivir indefinidamente en el Paraíso, hay que cumplir varios requisitos. En oración a su Padre celestial, Jesucristo mencionó uno que es fundamental: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo”. (Juan 17:3.)

Los testigos de Jehová le ayudarán con mucho gusto a adquirir este conocimiento dador de vida. No tiene más que pedírselo, y le visitarán gratuitamente a una hora conveniente para explicarle cómo se propone Dios elevar a la humanidad a la perfección espiritual y física. Puede estar seguro de que nuestro Creador todopoderoso es totalmente capaz de corregir el defecto inherente que provoca la vejez y la muerte. Vendrá un tiempo, y no tardará, en el que la vida ya no será tan breve. Jehová bendecirá a su pueblo con “vida hasta tiempo indefinido”. (Salmo 133:3.)

[Ilustración en la página 10]

La vejez y la muerte serán vencidas bajo el regir principesco de Cristo