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  • g95 8/12 págs. 16-19
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  • Palacios marinos de cristal
  • ¡Despertad! 1995
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  • Viaje de los icebergs
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¡Despertad! 1995
g95 8/12 págs. 16-19

Palacios marinos de cristal

POR EL CORRESPONSAL DE ¡DESPERTAD! EN CANADÁ

“¡ICEBERG ante nosotros!”, grita angustiado el vigía. La tripulación del puente de mando reacciona de inmediato. Se da máquina atrás para evitar la colisión, pero es demasiado tarde. El iceberg abre una terrible fisura en el casco por estribor.

En menos de tres horas, el Atlántico Norte engulle al transatlántico de lujo más grande del mundo. El 15 de abril de 1912, solo cinco días después de emprender el viaje inaugural de Europa a Norteamérica, el Titanic se posa en el fondo oceánico, a 4 kilómetros de la superficie. Unos mil quinientos pasajeros y tripulantes mueren en el mar.

¿Qué fue del inmenso bloque de hielo? Siguió prácticamente intacto. Lo único que chocó con el Titanic fue la punta. Al día siguiente, lo avistaron flotando hacia el Sur, hacia aguas más cálidas, como si nada hubiera ocurrido. La muerte del gran témpano, su gradual fusión en el vasto océano, pronto pasaría al olvido. Pero el hundimiento del Titanic aún se recuerda como una hecatombe en el mar.

Los icebergs: atrayentes, majestuosos y, al mismo tiempo, implacables. ¿Los ha visto alguna vez de cerca y ha podido intuir qué efecto tienen en el hombre y en la naturaleza? ¿Le gustaría saber cómo y por qué se forman, y qué medidas se toman para proteger la navegación marítima del peligro que plantean? (Véase el recuadro “International Ice Patrol”.)

Origen y ciclo vital

Los icebergs son gigantescos bloques de hielo de agua dulce. Se originan en los glaciares y en las plataformas de hielo del Ártico y de la Antártida. ¿Sabía usted que el casquete glaciar antártico genera en torno al 90% de los icebergs del mundo? Además, forma los de mayor tamaño, que llegan a elevarse hasta 100 metros sobre la línea de flotación y a superar los 300 kilómetros de longitud y los 90 de anchura. Estos colosos oscilan entre los 2 y los 40 millones de toneladas. Al igual que los copos de nieve, no hay dos iguales. Algunos tienen la parte superior plana (tabulares); otros tienen forma de cuña, pináculo (pinaculares) o domo.

Por lo general, solo emerge entre la séptima y la décima parte del volumen del iceberg. Esta proporción se cumple sobre todo si es de tipo tabular. Se asemeja a un cubito de hielo flotando en un vaso. Sin embargo, la relación existente entre la parte que emerge y la sumergida varía en función de la forma del iceberg.

Los icebergs antárticos suelen tener planos los laterales y la parte superior, mientras que los árticos adoptan con frecuencia formas irregulares semejantes a torres. Los árticos, que proceden principalmente del gran casquete glaciar que recubre Groenlandia, son los más peligrosos para el hombre, pues llegan a desplazarse hasta las rutas transatlánticas.

Pero ¿cómo se forma un iceberg? En los extremos septentrionales y meridionales del planeta, la acumulación de nieve y lluvia helada suele superar al deshielo y la evaporación, lo que ocasiona que las capas de nieve que se forman en la superficie terrestre se conviertan en hielo glaciar. Año tras año, al proseguir la precipitación de nieve y lluvia, se lleva a cabo una continua compactación. De este modo, surgen grandes campos de hielo sobre vastas extensiones de terreno, como en el caso de Groenlandia. Con el tiempo, el hielo alcanza un espesor y una dureza tales, que ocasiona un lentísimo desplazamiento desde las elevadas pendientes a los valles y, finalmente, al mar. Al describir este recorrido, Bernard Stonehouse dijo en su libro North Pole, South Pole: “El hielo duro es elástico y, al mismo tiempo, se deforma con facilidad; cuando recibe presión, sus cristales hexagonales se ordenan y luego se deslizan unos sobre otros para crear el flujo y el deslizamiento que relacionamos con los glaciares”.

Imagínese un río de hielo fluyendo por un terreno irregular muy lentamente, como miel espesa. La gigantesca capa de hielo, que ya tiene profundas grietas verticales, aún se verá sometida a otras influencias que darán lugar a un fenómeno espectacular cuando alcance la costa. Gracias a la acción conjunta de las mareas, las olas y la erosión submarina, una gran porción de hielo de agua dulce, que puede haber penetrado 40 kilómetros mar adentro, se desgajará estruendosamente del glaciar. Ha nacido un iceberg, “un castillo flotante de cristal”, como dijo cierto observador.

En el Ártico se forman anualmente entre 10.000 y 15.000 icebergs, pero relativamente pocos llegan a las aguas meridionales de Terranova. ¿Qué les ocurre a estos?

Viaje de los icebergs

Después del desprendimiento, la corriente oceánica se lleva casi siempre a los icebergs en un largo paseo antes de orientar algunos de ellos hacia el oeste y el sur, y finalmente al mar del Labrador, que se conoce como la “ruta de los icebergs”. Aquellos que sobreviven el viaje a la deriva, que toma unos dos años desde que salen de su lugar de origen hasta que llegan a la altura de las costas de Labrador y Terranova, en pleno océano Atlántico, terminan su vida poco después. Durante el trayecto a aguas más cálidas, sufren gran deterioro a causa de la fusión, la erosión y la fragmentación.

Por lo general, el hielo que se derrite durante el día llena las grietas de agua; esta, al congelarse por la noche, aumenta de volumen, lo que ocasiona el desprendimiento de pedazos. Así, se modifica de súbito la forma del iceberg y cambia su centro de gravedad, lo que hace que gire en el agua, revelando una nueva escultura.

Al proseguir este ciclo y disminuir el tamaño de los castillos de hielo por la fragmentación, surgen “icebergs en miniatura”, cuyo tamaño oscila entre el de una casa y el de una habitación pequeña. Estos últimos pueden adentrarse hasta las aguas poco profundas de la costa y las ensenadas.

Sea como sea, el clima de las aguas más meridionales los disgregará rápidamente, y los fragmentos de hielo acabarán fundiéndose en el poderoso océano. Pero hasta que esto ocurra, hay que tener cuidado con los icebergs.

Influencia de los icebergs en nuestra vida

Por lo común, los que faenan en el océano opinan que los icebergs son molestos y peligrosos. Un pescador dijo: “Para el turista son un atractivo, pero para el pescador, un peligro en potencia”. Al ir a recoger su captura, los pescadores han visto que los icebergs, movidos por corrientes y mareas, les han echado a perder las valiosas redes y la pesca.

Los icebergs merecen respeto. “Hay que guardar las distancias —explica el capitán de un velero—. Son sumamente impredecibles. Pueden desprenderse pedazos voluminosos de los icebergs grandes o si dan contra el fondo, soltarse fragmentos considerables y salir disparados contra uno. Además, los icebergs dan vueltas, hasta de campana, lo que puede ser funesto para el que se aventure a estar demasiado cerca.”

También es preocupante la erosión que ocasionan al lecho marino. “Si el calado del témpano es aproximadamente igual a la profundidad del agua, la base trazará surcos largos y profundos que pueden ser nefastos en las regiones donde se realizan prospecciones petrolíferas, pues pueden afectar tanto a las instalaciones del lecho marino como a la torre de perforación”, comentó cierto observador.

A estas alturas, quizás le parezca que los icebergs están de más. Pero esta historia no solo tiene un lado negativo. Un terranovense comentó: “Hace años, cuando todavía no era común la refrigeración, los aldeanos de la costa atrapaban trozos de témpanos y los arrojaban a los pozos para enfriar el agua. También acostumbraban guardar trozos de hielo de iceberg en baldes con serrín, para utilizarlo posteriormente en la elaboración de helados caseros”.

Los turistas sienten gran atracción por estas moles flotantes de hielo glaciar. La escarpada costa de Terranova constituye un mirador privilegiado, que brinda una vista panorámica del Atlántico y permite extasiarse con la contemplación de estos gigantes. Las cámaras no dejan de tomar imágenes del espectáculo.

Los icebergs pudieran constituir una fuente casi inagotable de agua dulce. En este tiempo en que hay más agua contaminada que nunca, la destilación y el embotellamiento del agua de iceberg tal vez termine convirtiéndose en una opción viable. A primera vista, quizás parezca sencillo localizar un iceberg y remolcarlo hasta un puerto para procesarlo; sin embargo, las dificultades que reviste esta operación son tantas que disuaden de realizarla.

Maravillosa creación de Jehová

El Creador de los cielos y la tierra pregunta: “¿Del vientre de quién realmente sale el hielo?”. (Job 38:29.) Elihú sabía la respuesta, pues antes había dicho: “Por el aliento de Dios se da el hielo”. (Job 37:10.)

Por consiguiente, cuando contemplamos estas relumbrantes maravillas que despuntan en los mares, no podemos menos que pensar en el Creador, el causante de su existencia. Como el salmista, decimos: “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra está llena de tus producciones”. Después añade: “Tus obras son maravillosas”. (Salmo 104:24; 139:14.)

Sin duda, Jehová es un Creador que obra maravillas. ¡Cuánto anhelamos conocerlo mejor! Para ello, hacemos bien en prestar atención a su Palabra. (Romanos 11:33.)

[Fotografía en las páginas 16, 17]

Tipo pinacular

Tipo de domo

Tipo tabular

[Recuadro en la página 18]

La International Ice Patrol

En 1914, después de la tragedia del transatlántico Titanic, se fundó la asociación International Ice Patrol (I.I.P.) para localizar a los icebergs, pronosticar su trayectoria basándose en las corrientes del aire y de los océanos, y advertir al público de los peligros del hielo. Con miras a protegerse de estos gigantes cristalinos, se ha hecho todo lo posible por acumular datos sobre las características y comportamiento del hielo. Entre las técnicas utilizadas figuran el reconocimiento visual y por radar desde un avión, los informes de avistamientos de los buques comerciales, las imágenes de satélite, y los análisis y pronósticos oceanográficos.

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