De nuestros lectores
Observando el mundo Sus revistas son cada día más interesantes. Exponen todo tipo de asuntos: actualidades, deportes, ciencias, etcétera. “Observando el mundo” es fascinante. A mi entender, si los informativos de la televisión se basaran en esta sección ganarían bastante en interés.
R. S., Italia
Valoro mucho los temas que abarca “Observando el mundo”. En el número del 22 de abril de 1995 hubo uno con el que me identifiqué plenamente. Se titulaba “¿A qué maestros prefieren los niños?”. El artículo decía que a los estudiantes no les caen mejor los docentes que asignan menos tareas, sino los que son amables, responsables y equitativos. ¡Muy cierto! Conozco bastantes casos de profesores que favorecen a los alumnos más populares a fin de ganarse la predilección de la clase, pero a la larga pierden su simpatía. Una vez más, gracias por esta información tan útil.
L. K., Estados Unidos
Falsas predicciones Muchas gracias por la serie “Cómo discernir las profecías verídicas de las falsas” (22 de junio de 1995). Aunque llevo cuarenta y dos años estudiando la Biblia a diario y esforzándome por asimilar la señal de los últimos días, he de decir que la exposición concisa que dieron de todos los textos bíblicos relacionados me ayudó sobremanera. Consiguieron que el alimento espiritual fuera maravilloso y fácil de recordar.
M. B., Estados Unidos
El hurto Tengo 13 años y mi problema era el robo. Robaba dinero, o chicle de las tiendas. Quería dejar de hacerlo, pero nada me ayudó hasta que recibí la revista ¡Despertad! del 22 de junio de 1995 y leí el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Qué hay de malo en robar?”. Me llegó al corazón. Me ha ayudado a orar a Jehová y a comprender que puede perdonarme muchos pecados. Quiero vivir en el Reino de Dios, y sé que los ladrones no van a estar allí. Muchas gracias por publicar ese artículo.
J. A., Canadá
Soy un recluso de 23 años convicto de hurto. Todo empezó con la presión de mis amigos. Querían que le gastara una broma a cierta persona, y de ahí las cosas fueron a peor. El artículo no dice nada más que la verdad. Espero que, antes de que sea demasiado tarde, los jóvenes hagan caso de sus consejos, pues así no terminarán como yo, en la cárcel.
M. S., Estados Unidos
Biografía Acabo de leer el artículo “Cómo me he beneficiado del cuidado de Dios” (22 de junio de 1995). Al enterarme del maltrato que recibió Celeste Jones por parte de su familia, lo que no impidió que se aferrara a su fe y perseverara, resolví esforzarme al máximo por no quejarme de mis problemas de salud.
J. P., Estados Unidos
Aunque soy una persona con menos discapacidad que Celeste Jones, me hago una idea de lo valiente que ha tenido que ser para permanecer firme. A todos los que la han ayudado calladamente y la han apoyado en el ministerio, muchas gracias.
W. R., Canadá
Me conmovió el artículo. Ha fortalecido mi fe y me ha ayudado a comprender que la mejor manera de ayudar al prójimo es predicándole de toda manera posible.
P. H. P., Nigeria
La experiencia de Celeste me llegó al corazón y me dio mucho ánimo. Me estoy haciendo vieja, con todos los dolores y achaques que esto conlleva, de forma que su experiencia me da fuerzas para seguir luchando.
M. R., Jamaica