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  • g96 22/6 págs. 11-13
  • ¿Por qué no logro aprender?

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  • ¿Por qué no logro aprender?
  • ¡Despertad! 1996
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¡Despertad! 1996
g96 22/6 págs. 11-13

Los jóvenes preguntan...

¿Por qué no logro aprender?

“No quería volver a casa a enfrentarme con mis padres —dice Jessica—. Una vez más, no había aprobado varias materias.”a Jessica es una quinceañera inteligente y guapa, pero, como a muchos jóvenes, se le hace muy difícil superar los cursos.

LOS malos resultados escolares suelen deberse a una actitud errónea ante la educación o los maestros. Pero no es así en el caso de Jessica. Sencillamente le cuesta muchísimo entender los conceptos abstractos, con las consiguientes dificultades para progresar en matemáticas que esto acarrea. Además, el aprendizaje de otras asignaturas se le complica a causa de sus problemas con la lectura.

María, por otro lado, tiene mala ortografía, así que esconde los apuntes que toma en las reuniones cristianas porque se avergüenza de las faltas. No se trata de que María o Jessica sean poco inteligentes. Esta última tiene tal don de gentes que la escuela la ha nombrado mediadora para solucionar los problemas que surgen entre el alumnado. Y el rendimiento académico de María la sitúa entre el 10% de mejor promedio de su clase.

El problema estriba en que las dos padecen trastornos del aprendizaje. Según los expertos, puede que del 3 al 10% de los alumnos tengan problemas parecidos. Tania, de unos 20 años, que sufre el trastorno de hiperactividad y déficit de atención (THDA)b, dice: “Tengo problemas con las reuniones, el estudio personal y la oración, pues no logro fijar la atención ni quedarme quieta. También me va mal en el ministerio, ya que cambio muy rápido de un tema a otro y no pueden seguirme”.

Si no hay hiperactividad implicada, se habla de trastorno por déficit de atención (TDA). Se dice que los afectados están siempre soñando despiertos. Según el neurólogo Bruce Roseman “se sientan delante de un libro durante cuarenta y cinco minutos sin enterarse de lo que leen”. Por alguna razón, les es muy difícil concentrarse.

Los investigadores médicos creen haber empezado a entender la causa de estos problemas, pero queda mucho por conocer, y no siempre hay una clara distinción entre los diversos trastornos e incapacidades que entorpecen el aprendizaje. Con independencia de las causas exactas y de las denominaciones que se asignen a los diversos trastornos, —sean dificultades con la lectura, la memoria, la atención o la hiperactividad—, lo cierto es que obstaculizan la educación de la persona y generan mucho sufrimiento. Si eres víctima de un trastorno del aprendizaje, ¿cómo puedes superarlo?

El reto de superar el trastorno

Veamos el caso de Jessica, que se menciona en la introducción. Puesto que estaba decidida a superar sus problemas con la lectura, trató vez tras vez de leer diversos libros. El cambio se produjo cuando halló un libro de poesías que la cautivó. Luego compró otro parecido que también la fascinó. Después se interesó en una serie de libros de relatos, y poco a poco venció el problema de la lectura. Conviene aprender la lección: Vale la pena perseverar. Es posible superar las incapacidades para el aprendizaje, o al menos progresar mucho, si no se rinde uno. (Compáralo con Gálatas 6:9.)

¿Cómo se remedia la falta de memoria inmediata? Hallamos una clave en este adagio: “La repetición es madre de la retención”. Nicky vio que cuando se repetía verbalmente lo que había oído o leído, lo recordaba mejor. Pruébalo, tal vez a ti también te ayude. Es de interés que en tiempos bíblicos las personas acostumbraban leer audiblemente aun cuando estaban a solas. Por esta razón, Jehová dio esta orden a Josué, escritor bíblico: “Día y noche tienes que leer [la Ley de Dios] en voz baja”. (Josué 1:8; Salmo 1:2.) ¿Por qué era tan importante la lectura oral? Porque ponía en juego dos sentidos, el oído y la vista, lo que contribuía a que la información se grabara con más fuerza en la mente del lector.

Para Jessica, estudiar Matemáticas era una tarea titánica. Sin embargo, aprendió las reglas matemáticas a base de repetirlas, a veces dedicando hasta media hora a cada una. Su tenacidad valió la pena. Así que, repite, repite y vuelve a repetir. Es recomendable tener papel y lápiz a mano para tomar apuntes cuando se está escuchando en clase o leyendo.

Es esencial que te entregues de lleno al aprendizaje. Acostúmbrate a quedarte después de clase para hablar con tus profesores. Conócelos. Explícales que tienes un problema de aprendizaje, pero estás decidido a superarlo. Por regla general, los profesores te brindarán con gusto su ayuda, que harías bien en aceptar. Jessica así lo hizo y recibió el apoyo que tanto necesitaba de un maestro muy compasivo.

Aprende a concentrarte

También es útil premiarte cada vez que logres una meta. Te concentrarás mejor si te propones hacer una tarea —como acabar una parte de los deberes escolares— antes de ver la televisión o escuchar tu música preferida. No olvides que los objetivos que te pongas han de ser razonables. (Compáralo con Filipenses 4:5.)

A veces es útil hacer cambios que mejoren tu entorno. Nicky pidió sentarse en la parte delantera, cerca del profesor, para concentrarse mejor. Jessica vio conveniente hacer los deberes escolares con una amiga aplicada. Otra medida práctica pudiera ser ordenar tu habitación para que sea acogedora y cómoda.

Cómo calmar el desasosiego

El aprendizaje pudiera ser toda una tortura para ti si eres hiperactivo. Sin embargo, algunos expertos indican que la hiperactividad puede encauzarse hacia el ejercicio físico. “Cada vez hay más pruebas —señala la revista U.S.News & World Report— de que la capacidad de aprender y recordar mejora gracias a ciertos cambios biológicos que ocurren en el cerebro cuando se hacen ejercicios aeróbicos.” Por lo tanto, hacer ejercicio moderado —como nadar, correr, jugar a la pelota, montar en bicicleta o patinar— reporta beneficios tanto al cuerpo como al espíritu. (1 Timoteo 4:8.)

Es habitual emplear medicamentos para los trastornos del aprendizaje. Se informan buenos resultados en alrededor del 70% de los jóvenes con THDA que han tomado estimulantes. El que aceptes un tratamiento con fármacos es un asunto que solo compete a ti y a tus padres, tomando en cuenta, entre otros factores, la gravedad del problema y los posibles efectos secundarios.

No pierdas el amor propio

Aunque las dificultades para aprender no entran en la categoría de problemas emocionales, sí afectan a las emociones. La desaprobación continua y las críticas de los padres y maestros, así como los malos resultados académicos y la falta de amistades íntimas, pueden minar tu autoestima. Algunos jóvenes ocultan este sentimiento tras una fachada de ira y amenazas.

Pero no tienes que perder tu amor propio a causa de los problemas de aprendizaje.c “Mi meta —explica un especialista que ayuda a jóvenes con estas dificultades— es que cambien de actitud ante la vida, que el ‘soy tonto y no puedo hacer nada bien’ [...], dé paso al ‘estoy superando el problema y puedo hacer mucho más de lo que creía’.”

Quizás no puedas cambiar las actitudes ajenas, pero sí las tuyas. Jessica lo logró: “Cuando me juzgaba por los comentarios e insultos de los alumnos de mi colegio, me entraban ganas de huir de allí. Ahora procuro no hacerles caso y esforzarme al máximo. Es muy duro y tengo que recordármelo a cada paso, pero funciona”.

Jessica tuvo que lidiar con otro hecho. Su hermano mayor siempre sacaba las máximas calificaciones. “Aunque eso me dejaba el amor propio por los suelos —explica Jessica—, la situación cambió cuando dejé de compararme con él.” Por consiguiente, no te mires en el espejo de tus hermanos. (Compáralo con Gálatas 6:4.)

Algo que también te ayudará a ver las cosas en su debida perspectiva es hablar con un amigo en quien confíes. El amigo de verdad estará fielmente a tu lado apoyándote para que mejores. (Proverbios 17:17.) El mal amigo, por el contrario, te hará trizas o exagerará y te pondrá en un pedestal. Por ello, escoge tus amistades con mucho cuidado.

Si tienes problemas para aprender, es probable que te corrijan más que a otros jóvenes, pero no tengas por eso una opinión negativa de ti. Adopta el criterio de Dios: la disciplina es valiosísima. Recuerda que la corrección procedente de tus padres demuestra que te quieren y desean lo mejor para ti. (Proverbios 1:8, 9; 3:11, 12; Hebreos 12:5-9.)

Los problemas de aprendizaje de ningún modo deben deprimirte. Puedes tomar medidas y llevar una vida productiva. Pero hay otro motivo aún más importante para tener esperanza: Dios ha prometido instaurar un nuevo mundo de justicia en el que abundará el conocimiento y se corregirán los males mentales y físicos. (Isaías 11:9; Revelación [Apocalipsis] 21:1-4.) Por ello, resuélvete a aprender más de Jehová Dios y sus propósitos, y obra en conformidad con este conocimiento. (Juan 17:3.)

[Notas]

a Se han cambiado algunos nombres.

b Véase la serie “Cómo entender a los niños difíciles”, en el número del 22 de noviembre de 1994 de ¡Despertad!, y el artículo “¿Se le hace difícil a su hijo aprender?”, en el número del 8 de agosto de 1983.

c Véase el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Cómo puedo desarrollar amor propio?”, en ¡Despertad! del 8 de octubre de 1983.

[Ilustración de la página 13]

Entrégate de lleno al aprendizaje

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